Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.
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martes, 15 de enero de 2019

Rosales de suburbio

Rosales de suburbio

Claro, como llegó la primavera,
Sobre las pobres casas,
De latas y maderas,
De los suburbios, buen rosal que trepas,
Te has cubierto de rosas.
Si tú fueras
Como los hombres, oh, rosal, sin duda
Como ellos, prefirieras
Para bien florecer las ricas casas,
desiertas
Dejaras las paredes de los pobres.

Pero no eres así.
La dulce tierra
Te basta en cualquier parte y te es lo mismo:
Para tu suerte, acaso, tú prefieras
Las modestas casuchas donde luces
Mejor, enredadera:
Único adorno que no cuestas nada…
(El agua, buenas rosas, todavía
Se baja de los cielos sin gabelas).

En las bellas mañanas, cuando miras
Las ventanas abiertas,
Tus brazos verdes y jugosos buscan
El espacio sin vidrios y penetran
Al interior del cuarto: —¡Buenos días!
Tus corolas intentan
Decir con sus rosados labiezuelos.

Luego, si muy risueño
Se te acerca
El niño sucio de azulados ojos
Y carnes prietas,
Te haces el que no entiendes y no miras;
Pero entiendes y miras, y le sueltas
Con mucho disimulo,
Como quien no quisiera,
Sobre sus rizos de oro, una corola
Sabiamente deshecha.
El niño, entonces, de suburbio, luce
En la rubia cabeza
La corona divina. No la siente
Porque nada le pesa,
Y como un Eros haraposo canta
Y corriendo se aleja.

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

jueves, 27 de diciembre de 2018

Inútil soy

Inútil soy

Por seguir de las cosas el compás,
A veces quise, en este siglo activo,
Pensar, luchar, vivir con lo que vivo,
Ser en el mundo algún tornillo más

Pero, atada al ensueño seductor,
De mi instinto volví al oscuro pozo,
Pues, como algún insecto perezoso
Y voraz, yo nací para el amor.

Inútil soy, pesada, torpe, lenta,
Mi cuerpo, al sol, tendido, se alimenta
Y sólo vivo bien en el verano,

Cuando la selva huele y la enroscada
Serpiente duerme en tierra calcinada;
Y la fruta se baja hasta mi mano.

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

sábado, 15 de diciembre de 2018

Han venido

Han venido

Hoy han venido a verme
Mi madre y mis hermanas.

Hace ya tiempo que yo estaba sola
Con mis versos, mi orgullo; en suma, nada.

Mi hermana, la más grande, está crecida:
Es rubiecita; por sus ojos pasa
El primer sueño. He dicho a la pequeña:
—La vida es dulce. Todo mal acaba…

Mi madre ha sonreído como suelen
Aquellos que conocen bien las almas;
Ha puesto sus dos manos en mis hombros.
Me ha mirado muy fijo…
Y han saltado mis lágrimas.

Hemos comido juntas en la pieza
Más tibia de la casa.
Cielo primaveral…; para mirarlo
Fueron abiertas todas las ventanas.

Y mientras conversábamos tranquilas
De tantas cosas viejas y olvidadas,
Mi hermana, la menor, ha interrumpido:
—Las golondrinas pasan…

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

domingo, 9 de diciembre de 2018

La inquietud del rosal

La inquietud del rosal

El rosal en su inquieto modo de florecer
va quemando la savia que alimenta su ser
¡Fijaos en las rosas que caen del rosal:
Tantas son que la planta morirá de este mal!
El rosal no es adulto y su vida impaciente
se consume al dar flores precipitadamente.

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

sábado, 24 de noviembre de 2018

¿De qué me quejo?

¿De qué me quejo?

¿De qué me quejo? Es cierto que me bajé hasta el fondo
Del alma del que amaba, y lleno de sí mismo
Lo hallé, y al viento helado de su helado egoísmo
Dudé que el globo fuera, como dicen, redondo.

¿De qué me quejo? ¿Acaso porque el cuerpo, en su daño,
Afiebrado se arrastra en zig-zag por el suelo,
Y el monstruo pecho hinchado le impide alzar el vuelo,
Pues dentro, el pulpo negro, crece, del desengaño?

¿De qué me quejo? ¡Gracias! Mantengo todavía
Vértebra sobre vértebra. Hacia la melodía
Mi fina red nerviosa aún puede, con anhelo,

Tenderse, oír los dulces, inefables sonidos.
En mis cuencas aún giran los ojos, sostenidos,
Y aunque pesados se alzan hacia tu luz, ¡oh cielo!

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

jueves, 15 de noviembre de 2018

Las tres etapas

Las tres etapas

En la dorada tarde rumorosa
Que languidece en placidez de estío.
Estoy mirando este camino rosa
Como en el dulce verso de Darío.

Y así como en el verso del poeta,
Allá, donde el camino rosa arranca,
Veo avanzar una columna blanca
Envuelta en un vapor azul-violeta.

Parece solamente alguna nube
Bordada en fino polvo de zafiros,
Inmaterial columna de suspiros
Que de la tierra a las estrellas sube.

La dulce forma humana se deslíe
En el tul blanco, inmaterial, sedeño, 
Y tan lejana y pura me sonríe
Que digo: esto es el sueño.

Al poco rato la columna pasa
Tan cerca que, sin ilusión alguna,
Puedo mirar las formas una a una
Bajo la trampa débil de la gasa.

La nube se ha disuelto; ante mis ojos
Se rinden ya las formas imperfectas:
Blancos creí los pies, pero son rojos.
Gráciles formas vi, pero son rectas.

El tul se ha vuelto tosca muselina,
Las guirnaldas perdieron su frescura,
Así tan cerca en una forma dura
Aquella forma que creí divina.

Alma: ¿dónde está el oro aquel que viste?
Todo ha cambiado cuando estuvo enfrente;
Mis ojos tocan realidad tan triste
Que digo: es el presente.

Mas, ya de nuevo, bajo el huso de oro
Del sol, que hilando está la luz del día,
Al alejarse, lentas, por la vía,
Las formas cobran su anterior decoro.

Es la misma ilusión: es ese mismo
Perderse de los cuerpos tras los tules
Y vuelven a brillar piedras azules,
Y el oro vuelve a darme su espejismo.

Y cuando aquel sendero se termina
Allá muy lejos, la columna blanca
Se ha convertido en esa nube fina
Que a poco vi donde el camino arranca.

Me embriagó de dulzor una abeja,
De nuevo en la visión blanca me pierdo,
Y tan inmaterial allá se aleja
Que digo: es el recuerdo.

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

miércoles, 24 de octubre de 2018

Palabras a un habitante de Marte

Palabras a un habitante de Marte

¿Será verdad que existes sobre el rojo planeta,
Que, como yo, posees finas manos prehensiles,
Boca para la risa, corazón de poeta,
Y un alma administrada por los nervios sutiles?

Pero en tu mundo, acaso, ¿se yerguen las ciudades
Como sepulcros tristes? ¿Las asoló la espada?
¿Ya todo ha sido dicho? ¿Con tu planeta añades
A la Vasta Armonía otra copa vaciada?

Si eres como un terrestre, ¿qué podría importarme
Que tu señal de vida bajara a visitarme?
Busco una estirpe nueva a través de la altura.

Cuerpos hermosos, dueños del secreto celeste
De la dicha lograda. Mas si el tuyo no es éste,
Si todo se repite, ¡calla, triste criatura!

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

lunes, 15 de octubre de 2018

Piedra miserable

Piedra miserable

Oh, piedra dura, miserable piedra,
Yo te golpeo, te golpeo en vano,
Y es inútil la fuerza de mi mano,
Oh piedra dura, miserable piedra.

Pero haces bien, oh miserable piedra,
Deja que tiene un golpe sobrehumano,
Deja golpear, deja golpear mi mano,
Oh piedra dura, miserable piedra.

No me des nada, miserable piedra,
Guarda un silencio altivo y soberano,
No te ablandes jamás entre mi mano;
Oh piedra dura, miserable piedra.

Con tu impiedad, oh miserable piedra,
Recobro alientos y el deseo gano,
No te dejes caer sobre mi mano,
Mezquina, estulta, miserable piedra.

Si un día torpe, miserable piedra,
Te venciera la fuerza del verano
Y cayeras a gotas en mi mano
Yo te odiaría, miserable piedra…

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

lunes, 24 de septiembre de 2018

Saludo al hombre

Saludo al hombre

Con mayúscula escribo tu nombre y te saludo,
Hombre, mientras depongo mi femenino escudo
En sencilla y valiente confesión de derrota.
Omnívoro: naciste para llevar la cota
Y yo el sexo, pesado como carro de acero,
Y humilde (se delata en función de granero).
Brindo por tu adiestrada libertad, la soltura
Con que te sientes hijo claro de la natura
Y lector aplicado de aquel su abecedario
Que enseña el solo verbo que es interplanetario.

Mas no con gesto humilde, instintivo, anhelante,
Tu pecho se deforma en boca del lactante,
No se ajusta a tu carne pasajera belleza
Que se acrece con artes que lo son de pereza:
Tu juventud, más alta, se hace de pensamientos:
(Las ideas dan rosas y rosas los ungüentos…)
¿No eres el Desligado, Sire, por excelencia?
¡Salud! En versos te hago mi fina reverencia.

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

sábado, 15 de septiembre de 2018

Moderna

Moderna

Yo danzaré en alfombra de verdura;
Ten pronto el vino en el cristal sonoro,
Nos beberemos el licor de oro
Celebrando la noche y su frescura.

Yo danzaré como la tierra pura,
Como la tierra yo seré un tesoro,
Y en darme pura no hallaré desdoro,
Que darse es una forma de la Altura.

Yo danzaré para que todo olvides
Y habré de darte la embriaguez que pides
Hasta que Venus pase por los cielos.

Mas algo acaso te será escondido,
Que pagana de un siglo empobrecido
No dejaré caer todos los velos.

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

viernes, 24 de agosto de 2018

La palabra

La palabra

Naturaleza: gracias por este don supremo
Del verso, que me diste;
Yo soy la mujer triste
A quien Caronte ya mostró su remo.

¿Qué fuera de mi vida sin la dulce palabra?
Como el óxido labra
Sus arabescos ocres
Yo me grabé en los hombres, sublimes o mediocres.

Mientras vaciaba el pomo candente de mi pecho
No sentía el acecho
Torvo y feroz de la sirena negra.

Me salí de mi carne, gocé el goce más alto:
Oponer una frase de basalto
Al genio oscuro que nos desintegra.

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

miércoles, 15 de agosto de 2018

El hombre sombrío

El hombre sombrío

Altivo ese que pasa, miradlo al hombre mío.
En sus manos se advierten orígenes preclaros.
No le miréis la boca porque podéis quemaros,
No le miréis los ojos, pues moriréis de frío.

Cuando va por los llanos tiembla el cauce del río,
Las sombras de los bosques se convierten en claros,
Y al cruzarlos, soberbio, jugueteando a disparos,
Las fieras se acurrucan bajo su aire sombrío.

Ama a muchas mujeres, no domina su suerte,
En una primavera lo alcanzará la muerte
Coronado de pámpanos, entre vinos y fruta.

Mas mi mano de amiga, que destrona sus galas,
Donde aceros tenía le mueve un brote de alas
Y llora como el niño que ha extraviado la ruta.

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

martes, 24 de julio de 2018

Divertidas estancias a Don Juan

Divertidas estancias a Don Juan

Noctámbulo mochuelo:
Por fortuna tú estás
Bien dormido en el suelo
Y no despertarás.

Si tu sombra se alzara
Vería a la mujer
Midiendo con tu vara
Tu aventura de ayer.

La flaca doña Elvira,
La casta doña Inés,
Hoy leen a Delmira
Y a Stendhal, en francés.

Caballeros sin gloria,
Sin capa y sin jubón,
Reaniman tu memoria
A través de un salón.

No escalan los balcones
Tras el prudente aviso;
Para hurtar corazones
Imitan a Narciso.

Las muchachas leídas
De este siglo de hervor
Se mueren de aburridas
Sin un cosechador.

Más que nunca preciosas,
Oh gran goloso, están,
Mas no ceden sus rosas;
No despiertes, Don Juan,

Que no ha parado en vano
La aventurera luna:
Tu castigante mano
No hallaría fortuna.

Y hasta hay alguna artera,
Juguetona mujer,
Que toma tu manera
Y ensaya tu poder.

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

domingo, 15 de julio de 2018

Aspecto

Aspecto

Vivo dentro de cuatro paredes matemáticas
Alineadas a metro. Me rodean apáticas
Almillas que no saben ni un ápice siquiera
De esta fiebre azulada que nutre mi quimera.

Gasto una piel postiza que la listo de gris.
(Cuervo que bajo el ala guarda una flor de lis
Me causa cierta risa mi pico fiero y torvo,
Que yo misma me creo para farsa y estorbo).

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

domingo, 24 de junio de 2018

Romance de la venganza

Romance de la venganza

Cazador alto y tan bello
Como en la tierra no hay dos,
Se fue de caza una tarde
Por los montes del Señor.

Seguro llevaba el paso,
Listo el plomo, el corazón
Repicando, la cabeza
Erguida y dulce la voz.

Bajo el oro de la tarde
Tanto el cazador cazó,
Que finas lágrimas rojas
Se puso a llorar el sol…

Cuando volvía cantando
Suavemente a media voz
Desde un árbol, enroscada,
Una serpiente lo vio.

Iba a vengar a las aves,
Mas, tremendo, el cazador
Con hoja de firme acero
La cabeza le cortó.

Pero aguardándolo estaba
A muy pocos pasos yo…
Lo até con mi cabellera
Y dominé su furor.

Ya maniatado le dije:
—Pájaros matasteis vos,
Y voy a tomar venganza
hora que mío sois…

Mas no lo maté con armas,
usqué una muerte peor:
¡Lo besé tan dulcemente
Que le partí el corazón!

Envío

Cazador: si vas de caza
Por los montes del Señor,
Teme que pájaros venguen
Hondas heridas de amor.

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

viernes, 15 de junio de 2018

Tentación

Tentación

Afuera llueve; cae pesadamente el agua
Que las gentes esquivan bajo abierto paraguas.
Al verlos enfilados se acaba mi sosiego,
Me pesan las paredes y me seduce el riego
Sobre la espalda libre. Mi antecesor, el hombre
Que habitaba cavernas desprovisto de nombre,
Se ha venido esta noche a tentarme sin duda,
Porque, casta y desnuda,
Me iría por los campos bajo la lluvia fina,
La cabellera alada como una golondrina.

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

jueves, 24 de mayo de 2018

Buque-escuela

Buque-escuela

Azul gris,
hería tu mole
el plumón blando
de las aguas.

Pero te acunaban,
ignorantes
de tus nidos
de obuses.

Tornillo sobre tornillo,
plancha sobre plancha,
torre sobre torre,
te lanzaba al aire
en un esfuerzo
de catapulta.

Te odiaba,
desde el muelle,
porque te vestías
de cielo,
y mar calmo;
taimado…

Cuando te hollaron mis pies
una nube de adolescentes
uniformados
irrumpió por tus puentes

Habían vuelto a cargarse
las ramas humanas
secadas a cañonazos.

Había más que antes;
y eran más hermosos
que antes:

Cuellos fornidos
de cuerda
prensada.
Ojos tiernos.
Carne dorada
a espuma y sal.
Dientes agudos,
luminosos.

Grandes bocas
húmedas aún
de besos maternos,
abiertas,
pedigüeñas,
como la de los pichones.

Rodaban como frutas
sobre el acero del buque.

Perfumaban el hierro.
Desteñían la pintura.

Hablaban palabras de hombre,
musicales…

Movían los brazos
en círculos
de estrechamiento.
Uno,
con una pajuela,
le hacía cosquillas
a un gato:
su nariz riente,
tras el ojo de buey,
lanzaba gritos
de pueril alegría.

Lúgubre,
de vez en cuando,
sonaba una campana.

… Máscara de hierro
sobre las caras…
y nacía,
hosca,
la fila
sin albedrío.

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

martes, 15 de mayo de 2018

Capricho

Capricho

Escrútame los ojos, sorpréndeme la boca,
Sujeta entre tus manos esta cabeza loca;
Dame a beber, el malvado veneno
Que te moja los labios a pesar de ser bueno.

Pero no me preguntes, no me preguntes nada
De por qué lloré tanto en la noche pasada;
Las mujeres lloramos sin saber, porque sí:
Es esto de los llantos pasaje baladí.

Bien se ve que tenemos adentro un mar oculto,
Un mar un poco torpe, ligeramente estulto,
Que se asoma a los ojos con bastante frecuencia
Y hasta lo manejamos con una dúctil ciencia.

No preguntes, amado, lo debes sospechar;
En la noche pasada no estaba quieto el mar.
Nada más. Tempestades que las trae y las lleva
Un viento que nos marca cada vez costa nueva.

Sí, vanas mariposas sobre jardín de Enero,
Nuestro interior es todo sin equilibrio y huero.
Luz de cristalería, fruto de carnaval
Decorado en escamas de serpientes del mal.

Así somos, ¿no es cierto? Ya lo dijo el poeta:
Movilidad absurda de inconsciente coqueta.
Deseamos y gustamos la miel de cada copa
Y en el cerebro tenemos un poquito de estopa.

Bien; no, no me preguntes. Torpeza de mujer,
Capricho, amado mío, capricho debe ser.
Oh, déjame que ría… ¿No ves qué tarde hermosa?
Espínate las manos y córtame esa rosa.

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

miércoles, 9 de mayo de 2018

La pesca

La pesca

Al borde de la vida,
Los hombres, en pescar,
Se pasan todo el tiempo:
Quién menos y quién más.

Atropellando vienen
Sus puestos a ocupar,
Traen grandes carnadas
Y piensan: picarán.

Arriba el cielo limpio
Muy quietecito está
Y abajo, con su anzuelo,
Todos vienen y van.

Pescador: no te apures,
Deja el anzuelo en paz,
La muerte, ten seguro,
No se te escapará.

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

jueves, 3 de mayo de 2018

La armadura

La armadura

Mujer: tú la virtuosa, y tú la cínica,
Y tú la indiferente o la perversa;
Mirémonos sin miedo y a los ojos:
Nos conocemos bien. Vamos a cuentas.

Bajo armadura andamos: si nos sobra
El alma, la cortamos; si nos llena,
Por mengua, la armadura, pues la henchimos:
Con la armadura andamos siempre a cuestas.

¡Armadura feroz! Mas conservadla.
Si algún día destruirla pretendierais,
Del solo esfuerzo de arrojarla lejos
Os quedaríais como yo, bien muertas.

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.