Congo
De lejos vengo, de haber atravesado los países,
las razas, continentes y culturas.
Han vertido en mi alma, lágrimas, sudores,
y el sufrimiento de generaciones.
Amé, odié, pero nunca traicioné.
Desde el príncipe al rey, desde el mago al profeta.
He conocido guerras,
vivido el nacimiento de los desiertos
y reinos de faraones.
Mi sangre está hecha de los mares del mundo.
He visto nacer lagos, ríos y naciones.
Soy el viajero del infinito,
el mensajero de lo invisible
y el poeta de las fuentes interiores.
Espera a la orilla del Nilo mi mensaje
escondido en el papiro que se vuela sobre la ola,
entre el lotus grabado con lágrimas del pueblo nubio.
La efigie del rey negro flota sobre el río de sangre
como hierba insaciable en el aire.
La espuma avanza sobre los recuerdos
que ensombrecen la historia
y suspende la verdad en los ojos de la esfinge.
Oh palabra, devana tu memoria.
Ha llegado el momento de habitar el espacio de los relámpagos.
Persigo los rugidos del cielo
hasta las pirámides en donde los muertos están ausentes.
¿Quién, entonces, ha profanado las tumbas
de nuestros faraones?
Nuestros cadáveres antiguos yerran desvestidos
por los bramidos de los museos,
donde el polvo le sirve de mortaja.
las razas, continentes y culturas.
Han vertido en mi alma, lágrimas, sudores,
y el sufrimiento de generaciones.
Amé, odié, pero nunca traicioné.
Desde el príncipe al rey, desde el mago al profeta.
He conocido guerras,
vivido el nacimiento de los desiertos
y reinos de faraones.
Mi sangre está hecha de los mares del mundo.
He visto nacer lagos, ríos y naciones.
Soy el viajero del infinito,
el mensajero de lo invisible
y el poeta de las fuentes interiores.
Espera a la orilla del Nilo mi mensaje
escondido en el papiro que se vuela sobre la ola,
entre el lotus grabado con lágrimas del pueblo nubio.
La efigie del rey negro flota sobre el río de sangre
como hierba insaciable en el aire.
La espuma avanza sobre los recuerdos
que ensombrecen la historia
y suspende la verdad en los ojos de la esfinge.
Oh palabra, devana tu memoria.
Ha llegado el momento de habitar el espacio de los relámpagos.
Persigo los rugidos del cielo
hasta las pirámides en donde los muertos están ausentes.
¿Quién, entonces, ha profanado las tumbas
de nuestros faraones?
Nuestros cadáveres antiguos yerran desvestidos
por los bramidos de los museos,
donde el polvo le sirve de mortaja.
de Kama Amanda,
en Voces del sur - Aproximación a la poesía africana (Equipo Fénix comp.), Biblioteca Virtual Omegalfa, S/F.