Habla el emigrante
Yo también soy Nadie, hermano Ulises.
Cada día, o más bien, cada noche
un Cíclope me interroga, y yo contesto: soy Nadie.
Nadie por mi color, por ser portador de indocumentados sueños.
En una tarde amarilla de mi país
soñé una barca que surcaba el mar de los trigales.
Había tanto sol, tanto cielo,
que abandoné los muertos atados a mis pies
y pagué con lágrimas de mis hijos el precio de una estatua de sal.
Llegué a esta isla, Ulises,
mis brazos son más vigorosos que los del náufrago
que partió el océano para hacerse un lugar en la muerte,
pero no soy Nadie y me moja más la lluvia que a las catedrales
y el Cíclope vigila
el pan luminoso que llevo a mi mesa,
mientras me habla de leyes y fronteras.
de José Antonio Funes,
en Una mano tomó la otra - Poemas para construir sueños (selección de Pedro Hilario Silva y otros), Comunidad de Madrid, 2004.