Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

viernes, 8 de marzo de 2019

A Madona poesía

A Madona poesía

Aquí a tus pies lanzada, pecadora,
contra tu tierra azul, mi cara oscura,
tú, virgen entre ejércitos de palmas
que no encanecen como los humanos.

No me atrevo a mirar tus ojos puros
ni a tocarte la mano milagrosa:
miro hacia atrás y un río de lujurias
me ladra contra ti, sin Culpa Alzada.

Una pequeña rama verdecida
en tu orla pongo con humilde intento
de pecar menos, por tu fina gracia,

ya que vivir cortada de tu sombra
posible no me fue, que me cegaste
cuando nacida con tus hierros bravos.

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

Tiempo de esterilidad

Tiempo de esterilidad

A la Mujer los números miraron
y dejáronle un cofre en su regazo:
y vio salir de aquel un río rojo
que daba vuelta en espiral al mundo.

Extraños signos, casi indescifrables,
sombreaban sus riberas, y la luna
siniestramente dibujada en ellos,
ordenaba los tiempos de marea.

Por sus crecidas Ella fue creadora
y los noumenos fríos revelados
en tibias caras de espantados ojos.

Un día de su seno huyóse el río
y su isla verde florecida de hombres
quedó desierta y vio crecer el viento.

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

Canción a la mujer astuta

Canción a la mujer astuta

Cada rítmica luna que pasa soy llamada,
por los números graves de Dios, a dar mi vida
en otra vida: mezcla de tinta azul teñida;
la misma extraña mezcla con que he sido amasada.

Y a través de mi carne, miserable y cansada,
filtra un cálido viento de tierra prometida,
y bebe, dulce aroma, mi nariz dilatada
a la selva exultante y a la rama nutrida.

Un engañoso canto de sirena me cantas,
¡naturaleza astuta! Me atraes y me encantas
para cargarme luego de alguna humana fruta.

Engaño por engaño: mi belleza se esquiva
al llamado solemne; de esta fiebre viva,
algún amor estéril y de paso, disfruta.

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

El engaño

El engaño

Soy tuya, Dios lo sabe por qué, ya que comprendo
Que habrás de abandonarme, fríamente, mañana,
que, bajo el encanto de mis ojos, te gana
Otro encanto el deseo, pero no me defiendo.

Espero que esto un día cualquiera se concluya,
Pues intuyo, al instante, lo que piensas o quieres.
Con voz indiferente te hablo de otras mujeres
Y hasta ensayo el elogio de alguna que fue tuya.

Pero tú sabes menos que yo, y algo orgulloso
De que te pertenezca, en tu juego engañoso
Persistes, con aire de actor del papel dueño.

Yo te miro callada con mi dulce sonrisa,
y cuando te entusiasmas, pienso: no te des prisa,
No eres tú el que me engaña; quien me engaña es mi sueño.

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

Olvido

Olvido

Lidia Rosa: hoy es martes y hace frío. En tu casa,
De piedra gris, tú duermes tu sueño en un costado
De la ciudad. ¿Aún guardas tu pecho enamorado,
Ya que de amor moriste? Te diré lo que pasa:

El hombre que adorabas, de grises ojos crueles,
En la tarde de otoño fuma su cigarrillo.
Detrás de los cristales mira el cielo amarillo
Y la calle en que vuelan desteñidos papeles.

Toma un libro, se acerca a la apagada estufa,
En el tomacorriente al sentarse la enchufa
Y sólo se oye un ruido de papel desgarrado.

Las cinco, tú caías a esta hora en su pecho,
Y acaso te recuerda… Pero su blando lecho
Ya tiene el hueco tibio de otro cuerpo rosado.

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

Las grandes mujeres

Las grandes mujeres

En las grandes mujeres reposó el universo.
Las consumió el amor, como el fuego al estaño,
A unas; reinas, otras, sangraron su rebaño.
Beatriz y Lady Macbeth tienen genio diverso.

De algunas, en el mármol, queda el seno perverso.
Brillan las grandes madres de los grandes de antaño.
Y es la carne perfecta, dadivosa del daño.
Y son las exaltadas que entretejen el verso.

De los libros las tomo como de un escenario
Fastuoso —¿Las envidias, corazón mercenario?
Son gloriosas y grandes, y eres nada, te arguyo.

—Ay, rastreando en sus almas, como en selvas las lobas,
A mirarlas de cerca me bajé a sus alcobas
Y oí un bostezo enorme que se parece al tuyo.

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

miércoles, 6 de marzo de 2019

En la capital

En la capital

“¿Quién manda aquí?”
pregunté
Me dijeron:
“El pueblo naturalmente”

Dije yo:
“Naturalmente el pueblo
pero, ¿quién
manda realmente?”

de Erich Fried,
en Entre los poetas míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.8, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2012.

lunes, 4 de marzo de 2019

La libertad perdida

La libertad perdida

¡Perder la liberad! No hay nada más terrible.
Hasta ir a las letrinas está reglamentado.
Cuando se abren las puertas, tú no lo necesitas.
Mas si el vientre anda mal, la puerta está cerrada.

de Ho Chi Minh,
en Diario de prisión, Instituto del libro (CUBA), 1970.

domingo, 3 de marzo de 2019

El oso (canción)

El oso

Yo vivía en el bosque muy contento,
caminaba, caminaba sin cesar.
Las mañanas y las tardes eran mías,
a la noche me tiraba a descansar.

Pero un día vino el hombre con sus jaulas,
me encerró y me llevó a la ciudad.
En el circo me enseñaron las piruetas
y yo así perdí mi amada libertad.

"Conformate" me decía un tigre viejo,
"nunca el techo y la comida han de faltar,
sólo exigen que hagamos las piruetas
y a los chicos podamos alegrar".

Han pasado cuatro años de esta vida,
con el circo recorrí el mundo así.
Pero nunca pude olvidarme de todo,
de mis bosques, de mis tardes y de mí.

En un pueblito alejado
alguien no cerró el candado,
era una noche sin luna
y yo dejé la ciudad.

Ahora piso yo el suelo de mi bosque,
otra vez el verde de la libertad.
Estoy viejo, pero las tardes son mías.
Vuelvo al bosque, estoy contento de verdad.

de Moris,
en Treinta minutos de vida, Mandioca, 1970.

viernes, 1 de marzo de 2019

Adolescente

Adolescente

La juventud tiene mil ocupaciones.
Estudiamos gramática hasta atontarnos.
A mí,
me echaron del quinto año,
y fui a apolillar las cárceles de Moscú.
En nuestro pequeño mundo doméstico,
para las camas aparecen poetas de pelo rizado.
¿Qué saben estos líricos anémicos?
A mí, pues,
me enseñaron a amar en la cárcel.
¿Qué vale comparado con esto,
la tristeza del bosque de Boulogne?
¿Qué valen comparado con esto,
los suspiros ante un paisaje de mar?
Yo, pues,
me enamoré de la ventanilla de la cámara 103,
de la "oficina de pompas fúnebres".
Hay gente que mira al sol todos los días
y se enorgullece.
"No valen mucho sus rayos" -dicen.
Pero yo,
entonces,
por un rayito de sol amarillo,
reflejado sobre mi pared,
hubiera dado todo en el mundo.

de Vladimir Mayacovski,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.59, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

miércoles, 27 de febrero de 2019

Vida laboral

Vida laboral

Como un terco revólver sumergido
en las profundidades de la sangre.
Como los rostros compañeros, inseguros.
Como el arduo equilibrio y el alambre,
las malditas usanzas del perpetuo cambalache,
la maleabilidad del corazón sudado
y las coartadas del miedo al sin mañana.
Como pólvora empapada por el llanto.
Como las níveas guedejas,
el rostro marchito, las estibas del daño.
Como eso que ha cambiado en tu risa
después de estos inviernos.

Llegaré exhausto a la felicidad.

de David Franco Monthiel,
en Once poetas críticos en la poesía española reciente (Enrique Falcón, coord.), Baile del sol, 2007.

lunes, 25 de febrero de 2019

Cuatro meses ya

Cuatro meses ya

“Un día encarcelado vale tanto
como mil años libre”
Este refrán antiguo
no es palabra vana.
Cuatro inhumanos meses
en la celda encerrado
mi cuerpo han devastado.
Porque
cuatro meses hambriento,
cuatro meses de insomnio,
sin cambiarme la ropa,
sin poderme bañar,
dan este resultado:
Me ha abandonado un diente,
muchos de mis cabellos blanquearon,
estoy cual diablo hambriento,
flaco y negro, lleno de sarna y llagas.
Afortunadamente,
más que paciente, inconmovible,
ni un palmo tan siquiera retrocedo.
Materialmente estoy como un guiñapo,
mas recio y firme sigo moralmente.

de Ho Chi Minh,
en Diario de prisión, Instituto del libro (CUBA), 1970.

domingo, 24 de febrero de 2019

La miseria

La miseria

Corazón mío, dice: ¿qué es aquello
Que así defiendes de la humana feria
Al esconderlo tanto? ¿Un sueño bello?
Y el corazón responde: —Mi miseria.

—Oh, con tan fiero empeño no lo escondas:
Los seres que circulan a tu lado
Te robarán acaso dichas hondas
Y todo sueño te será robado.

Mas tu miseria no: cese tu lidia,
Muestra tranquilo el fondo que la encierra.
Tu miseria es un bien que no se envidia;
Nadie te lo disputará sobre la tierra.

Todos celan su bien, pues por sus obras
Temen con el temor de las abejas.
Tú, más feliz, ya puedes, sin zozobras,
Lucir tu solo bien, ¿de qué te quejas?

de Alfonsina Storni,
en Entre el largo desierto y la mar, Fondo Editorial Casa de las Américas, 1999.

viernes, 22 de febrero de 2019

Autopistas mentales

Autopistas mentales

Cuidado con la velocidad:
no te permitirá
ver el paisaje.

Cuidado con la rutina:
verás siempre los mismos árboles
y creerás
que el mundo es eso:
un bosque interminable.

Por Félix Sánchez Durán.

jueves, 21 de febrero de 2019

Lavoro nero, VIII

Lavoro nero, VIII

El teléfono suena. No: Es mi jefe.
Necesito una copa. Quizá dos.
No descolgar. Rodear su cuello
con cáñamo seco y patear su sillón.
No coger el teléfono. Coger un arma.
Armarme de valor. Valorar la huída.
Encender un cigarrillo.
Engañar a mi mujer.
Ser padre. No contestar.
No contestar. Alojar una bala
en la garganta que aguarda al otro lado.
La policía. Otra estadística. Una noticia.
Ser un breve junto
a una oferta de trabajo.

–Diga.

de David Franco Monthiel,
en Once poetas críticos en la poesía española reciente (Enrique Falcón, coord.), Baile del sol, 2007.