Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

viernes, 20 de septiembre de 2019

Salmo 5

Salmo 5

Escucha mis palabras, oh Señor
Oye mis gemidos
Escucha mi protesta
Porque no eres tú un Dios amigo de los dictadores
ni partidario de su política
ni te influencia la propaganda
ni estás en sociedad con el gánster

No existe sinceridad en sus discursos
ni en sus declaraciones de prensa

Hablan de paz en sus discursos
mientras aumentan su producción de guerra

Hablan de paz en las Conferencias de Paz
y en secreto se preparan para la guerra
Sus radios mentirosos rugen toda la noche

Sus escritorios están llenos de planes criminales
y expedientes siniestros

Pero tú me salvarás de sus planes
Hablan con la boca de las ametralladoras
Sus lenguas relucientes
son las bayonetas...

Castígales oh Dios
malogra su política
confunde sus memorandums
impide sus programas

A la hora de la Sirena de Alarma
tú estarás conmigo
tú serás mi refugio el día de la Bomba

Al que no cree en la mentira de sus anuncios comerciales
ni en sus campañas publicitarias ni en sus campañas
políticas
tú lo bendices

Lo rodeas con tu amor
como con tanques blindados

de Ernesto Cardenal,
en Poesía armada, Agermanament, 1976.

jueves, 19 de septiembre de 2019

Consuelo

Consuelo

Llegarán las horas 
en que las viejas heridas, 
esas que olvidamos hace tiempo, 
amenazarán con consumirnos. 

Llegarán los días 
en que ninguna balanza 
de la vida y los pesares 
podrá inclinarse hacia uno u otro plato. 

Trascurrirán las horas 
y pasarán los días. 
Pero una ganancia sí nos quedará: 
la mera persistencia. 

de Hannah Arendt,
en Poemas, Herder, 2017.

miércoles, 18 de septiembre de 2019

O todos o ninguno

O todos o ninguno

Esclavo, ¿quién te liberará?
Los que están en la sima más honda
te verán, compañero,
tus gritos oirán.
Los esclavos te liberarán.

O todos o ninguno. O todo o nada.
Uno sólo no puede salvarse.
O los fusiles o las cadenas.
O todos o ninguno. O todo o nada.

Hambriento, ¿quién te alimentará?
Si tú quieres pan, ven con nosotros,
los que no lo tenemos.
Déjanos enseñarte el camino.
Los hambrientos te alimentarán.

O todos o ninguno. O todo o nada.
Uno sólo no puede salvarse.
O los fusiles o las cadenas.
O todos o ninguno. O todo o nada.

Vencido, ¿quién te puede vengar?
Tú que padeces heridas,
únete a los heridos.
Nosotros, compañero, aunque débiles,
nosotros te podemos vengar.

O todos o ninguno. O todo o nada.
Uno sólo no puede salvarse.
O los fusiles o las cadenas.
O todos o ninguno. O todo o nada.

Hombre perdido, ¿quién se arriesgará?
Aquel que ya no pueda soportar
su miseria, que se una a los que luchan
porque su día sea el de hoy
y no algún día que ha de llegar.

O todos o ninguno. O todo o nada.
Uno sólo no puede salvarse.
O los fusiles o las cadenas.
O todos o ninguno. O todo o nada.

De Bertolt Brecht,
en Poemas y canciones, Alianza Editorial, 1997.

La verdad es la única realidad

La verdad es la única realidad

Del otro lado de la reja está la realidad, de
este lado de la reja también está
la realidad; la única irreal
es la reja; la libertad es real aunque no se sabe bien
si pertenece al mundo de los vivos, al
mundo de los muertos, al mundo de las
fantasías o al mundo de la vigilia, al de la explotación o
de la producción.

Los sueños, sueños son; los recuerdos, aquel
cuerpo, ese vaso de vino, el amor y
las flaquezas del amor, por supuesto, forman
parte de la realidad; un disparo en
la noche, en la frente de estos hermanos, de estos hijos, aquellos
gritos irreales de dolor real de los torturados en
el angelus eterno y siniestro en una brigada de policía
cualquiera
son parte de la memoria, no suponen necesariamente
el presente, pero pertenecen a la realidad. La única aparente
es la reja cuadriculando el cielo, el canto
perdido de un preso, ladrón o combatiente, la voz
fusilada, resucitada al tercer día en un vuelo inmenso
      cubriendo la Patagonia
porque las masacres, las redenciones, pertenecen a la realidad, como
la esperanza rescatada de la pólvora, de la inocencia
estival: son la realidad, como el coraje y la convalecencia
del miedo, ese aire que se resiste a volver después del peligro
como los designios de todo un pueblo que marcha
      hacia la victoria
o hacia la muerte, que tropieza, que aprende a defenderse,
      a rescatar lo suyo, su
realidad.
Aunque parezca a veces una mentira, la única
mentira no es siquiera la traición, es
simplemente una reja que no pertenece a la realidad.


 De Paco Urondo
Penal de Villa Devoto, 1973
en Poemas de Batalla, Editorial Planeta, 1999.


martes, 17 de septiembre de 2019

Ante todo... (1)

Ante todo...

1.

Llegó el niño
Consternado al colegio,
Buscó a su maestro
Y angustiado le dijo:

“He veído un chico
Que en la calle duerme,
Nada le hinca el diente,
Y a nadie parece importar.”

“¡Eso está muy mal!
-le respondió preocupado-,
No se dice ‘veído’.
Ponte a practicar.”

de Félix Sánchez Durán,
en Prohibido leer el domingo, edición de autor, 2017.

Clase de Historia

Clase de Historia

La maestra a los chicos,
Les habla de los tiempos pasados:

Los chicos así aprenden que "Patria"
Es tronar de cañones,
Alaridos de clarines
Y lamentos de soldados;
Tormentas de metralla y de polvo,
Huracán de caballos;
Visión de sufrimiento y de sangre
Que los deja estupefactos.

Los chicos al salir a la calle,
Se cogen a puñetazos.

de Álvaro Yunque,
en Versos de la calle, Claridad, 1924.
http://www.alvaroyunque.com.ar/poesia/libros/index.html

Promulgación de la ley del embudo

Promulgación de la ley del embudo

Ellos se declararon patriotas.
En los clubs se condecoraron
y fueron escribiendo la historia.
Los parlamentos se llenaron
de pompa, se repartieron
después la tierra, la ley,
las mejores calles, el aire,
la Universidad, los zapatos.

Su extraordinaria iniciativa
fue el Estado erigido en esa
forma, la rígida impostura.
Lo debatieron, como siempre
con solemnidad y banquetes,
primero en círculos agrícolas,
con militares y abogados.
Y al fin llevaron al Congreso
la ley suprema, la famosa,
la respetada, la intolerable
Ley del Embudo.
Fue aprobada.
Para el rico la buena mesa.
La basura para los pobres.
El dinero para los ricos.
Para los pobres el trabajo.
Para los ricos la casa grande.
El tugurio para los pobres.
El fuero para el gran ladrón.
La cárcel al que roba un pan.
París, París para los señoritos.
El pobre a la mina, al desierto.

El señor Rodríguez de la Crota
habló en el Senado con voz
meliflua y elegante:
“Esta ley, al fin establece
la jerarquía obligatoria
y sobre todo los principios
de la cristiandad.
Era
tan necesaria como el agua.
Sólo los comunistas, venidos
del infierno, como se sabe,
pueden discutir este código
del Embudo, sabio y severo.
Pero esta oposición asiática,
venida del Sub-hombre, es sencillo
refrenarla: a la cárcel todos,
al campo de concentración,
así quedaremos sólo
los caballeros distinguidos
y los amables yanaconas
del Partido Radical”.

Estallaron los aplausos,
de los bancos aristocráticos:
¡qué elocuencia, qué espiritual,
qué filósofo, qué lumbrera!
Y corrió cada uno a llenarse
los bolsillos en su negocio,
uno acaparando la leche,
otro estafando en el alambre,
otro, robando en el azúcar
y todos llamándose a voces
patriotas, con el monopolio
del patriotismo, consultado
también en la Ley del Embudo.

de Pablo Neruda,
en Poesía armada, Agermanament, 1976.

lunes, 16 de septiembre de 2019

Liliana Raquel Gelin

Liliana Raquel Gelin

Como un viejo guerrero, tirando
un manojo de luz a la cara
de los sombríos, ha muerto
una chica de veinte años; pudo
ser mi hija. Avilantez
sobrevolaba su vuelo, amarraron
su aire; no es la muchacha
colgada del frágil designio.

Aquí habrá batalla como en los campos
de Córdoba, rayo del dolor, escalofrío
donde murió valientemente una chica
de veinte años: hijita mía,
palomita tremenda, duérmase
mi niña, duérmase mi sol que ya nadie
la va a molestar. El Cuco será derrotado
y sus hermanitos y padres cuidarán
de su jardín, regirán los reflejos de su pasado.

Que haya paz en su memoria
por la que vive. Que haya eterna
gratitud por su generosidad eterna.

De Paco Urondo
en Poemas de Batalla, Editorial Planeta, 1999.

XVI. El suicidio de las ideas

XVI.
El suicidio de las ideas

Cuando la noche se hace gritos y pintadas,
Cuando el calor se va cuando sale el sol,
Cuando no queda más que ir al encuentro,
Se necesita convicción y valentía.

Cuando la noche es desconcierto e ira
Y las luces delatan a los libres...
Cuando no queda más que la derrota
Para sentirse vivo, por una idea te asesinan.

Pero cuando el neón se hizo de almas
Que caminan y forman filas para ser aceptadas,
Cuando quieren estar presas y golpeadas,
Las ideas se suicidan.

de Félix Sánchez Durán,
en Poesía para la militancia, María Daniela Hartmann Ed., 2015. 

De lágrimas (2)

De lágrimas

2.

A mi amigo Eduardo J. Torres
y todos los militantes,
sin importar sus banderas.

Las lágrimas del militante
Transforman el suelo que tocan;
Dan esperanza
Donde ya nada
Puede crecer.

Las lágrimas del indignado
Sólo humedecen el piso
Y se diluyen
Al oscurecer.

de Félix Sánchez Durán,
en Miradas de la Argentina nuestra, edición de autor, 2017. 

domingo, 15 de septiembre de 2019

Burgueses

Burgueses

No me dan pena los burgueses vencidos.
Y cuando pienso que van a darme pena,
aprieto bien los dientes, y cierro bien los ojos.
Pienso en mis largos días sin zapatos ni rosas,
pienso en mis largos días sin sombrero ni nubes,
pienso en mis largos días sin camisa ni sueños,
pienso en mis largos días con mi piel prohibida,
pienso en mis largos días Y
No pase, por favor, esto es un club.
La nómina está llena.
No hay pieza en el hotel.
El señor ha salido.
Se busca una muchacha.
Fraude en las elecciones.
Gran baile para ciegos.
Cayó el premio mayor en Santa Clara.
Tómbola para huérfanos.
El caballero está en París.
La señora marquesa no recibe.
En fin. Y
Que todo lo recuerdo y como todo lo recuerdo,
¿qué carajo me pide usted que haga?
Además, pregúnteles,
estoy seguro de que también
recuerdan ellos.

De Nicolás Guillén,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.22, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

sábado, 14 de septiembre de 2019

La cena miserable

La cena miserable

¡Hasta cuándo estaremos esperando lo que
se nos debe... Y en qué recodo estiraremos
nuestra pobre rodilla para siempre! ¡Hasta cuándo
la cruz que nos alienta no detendrá sus remos!

Hasta cuándo la Duda nos brindará blasones
por haber padecido...
Ya nos hemos sentado
mucho a la mesa, con la amargura de un niño
que a media noche, llora de hambre, desvelado...

Y cuándo nos veremos con los demás, al borde
de una mañana eterna, desayunando todos.
Hasta cuándo este valle de lágrimas, a donde
yo nunca dije que me trajeran.
De codos
todo bañado en llanto, repito cabizbajo
y vencido: ¡Hasta cuándo la cena durará!

Hay alguien que ha bebido mucho, y se burla,
y acerca y aleja de nosotros, como negra cuchara
de amarga esencia humana, la tumba...
Y menos sabe
ese oscuro hasta cuándo la cena durará.

de César Vallejo,
en Poesía armada, Agermanament, 1976.

jueves, 12 de septiembre de 2019

Lejos de los días pasados

Lejos de los días pasados

pueblo mío

cuando
lejos de los días pasados
renazca una cabeza bien puesta sobre
tus hombros
reanuda
la palabra

despide a los traidores
y a los amos
recobrarás el pan y la tierra bendita
tierra restituida

cuando
cuando dejes de ser un juguete sombrío
en el carnaval de los otros
o en los campos ajenos
el espantapájaros desechado

mañana
cuando mañana pueblo mío
la derrota del mercenario
termine en fiesta

la vergüenza de occidente se quedará
en el corazón de la caña

pueblo despierta del mal sueño
pueblo de abismo remotos
pueblo de pesadillas dominantes
pueblo noctámbulo amante del trueno furioso
mañana estarás muy alto muy dulce muy
crecido

y a la marejada tormentosa de las tierras
sucederá el arado saludable con otra tempestad

De Aimé Césaire,
en Entre los poetas míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.69, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2014.

Una casa

Una casa

Era una casa
donde percibíamos profusamente
el sabor y el olor de las cosas
los colores táctiles de los elementos
la púdica belleza de los árboles

Comíamos preferentemente
con el extranjero
bebíamos con el comensal más desesperado
y velábamos noche y día
con nuestros fantasmas avisados

Allí concebimos a los niños libres
de nuestros ensueños

Todo ello
manteniendo una oreja pegada a la puerta
para captar los pasos vacilantes
de lo inesperado

De Abdellatif Laâbi,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.29, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

La extranjera

La extranjera

Mirando como antes he mirado, derecho al corazón
de la calle hasta el río
caminando por los ríos de las avenidas
sintiendo el temblor de las cuevas bajo el asfalto
viendo encenderse las luces en las torres
caminando como antes he caminado
como un hombre, como una mujer, en la ciudad
mi ira visionaria despejando mi vista
y las detalladas percepciones de misericordia
floreciendo de esa ira
si al entrar en un cuarto desde la aguda luz brumosa
los oigo hablar un idioma muerto
si preguntan mi identidad
¿qué puedo decir sino que
soy la andrógina?
yo soy la mente viva que no pueden describir
en su idioma muerto
el sustantivo perdido, el verbo que sobrevive
sólo en infinitivo
las letras de mi nombre están escritas entre los
párpados
del recién nacido

De Adrienne Rich,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.10, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.