Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

jueves, 13 de febrero de 2020

Destierro

Destierro

he olvidado mi patria
he olvidado mis lagos
y sus frías aguas...
¿frías, tibias, cálidas?

he olvidado el sabor de mis ríos
el beso de sus peces
el aroma del aire fresco por las mañanas
he olvidado los senderos escondidos
que sólo los paisanos conocíamos
he olvidado mi patria

no he olvidado mi destierro
no he olvidado las alambradas
que cercaron los lagos
con banderas extrañas
y guardias armados
no he olvidado el cianuro en el agua
no he olvidado el glifosato en los cuerpos
tan sólo he olvidado mi patria

Por Félix Sánchez Durán.

miércoles, 12 de febrero de 2020

Vámonos Patria a caminar (3.- Distante de tu rostro)

Vámonos Patria a caminar
3.- Distante de tu rostro.

Pequeña patria mía, dulce tormenta,
un litoral de amor elevan mis pupilas
y la garganta se me llena de silvestre alegría
cuando digo patria, obrero, golondrina.
Es que tengo mil años de amanecer agonizando
y acostarme cadáver sobre tu nombre inmenso,
flotante sobre todos los alientos libertarios,
Guatemala, diciendo patria mía, pequeña campesina.

Ay, Guatemala,
cuando digo tu nombre retorno a la vida.
Me levanto del llanto a buscar tu sonrisa.
Subo las letras del alfabeto hasta la A
que desemboca al viento llena de alegría
y vuelvo a contemplarte como eres,
una raíz creciendo hacia la luz humana
con toda la presión del pueblo en las espaldas.
¡Desgraciados los traidores, madre patria, desgraciados.
Ellos conocerán la muerte de la muerte hasta la muerte!

¿Por qué nacieron hijos tan viles de madre cariñosa?

Así es la vida de los pueblos, amarga y dulce,
pero su lucha lo resuelve todo humanamente.
Por ello patria, van a nacerte madrugadas,
cuando el hombre revise luminosamente su pasado.

Por ello patria,
cuando digo tu nombre se rebela mi grito
y el viento se escapa de ser viento.
Los ríos se salen de su curso meditando
y vienen en manifestación para abrazarte.
Los mares conjugan en sus olas y horizontes
tu nombre herido de palabras azules, limpio,
para lavarte hasta el grito acantilado del pueblo,
donde nadan los peces con aletas de auroras.
La lucha del hombre te redime en la vida.

Patria, pequeña, hombre y tierra y libertad
cargando la esperanza por los caminos del alba.
Eres la antigua madre del dolor y el sufrimiento.
La que marcha con un niño de maíz entre los brazos.
La que inventa huracanes de amor y cerezales
y se da redonda sobre la faz del mundo
para que todos amen un poco de su nombre:
un pedazo brutal de sus montañas
o la heroica mano de sus hijos guerrilleros.

Pequeña patria, dulce tormenta mía,
canto ubicado en mi garganta
desde los siglos del maíz rebelde:
tengo mil años de llevar tu nombre
como un pequeño corazón futuro
cuyas alas comienzan a abrirse a la mañana.

de Otto René Castillo,
en Vámonos Patria a caminar, yo te acompaño, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2019.

martes, 11 de febrero de 2020

Vámonos Patria a caminar (2.- Vámonos Patria a caminar, yo te acompaño)

Vámonos Patria a caminar
2.- Vámonos Patria a caminar, yo te acompaño.

Yo bajaré los abismos que me digas.
Yo beberé tus cálices amargos.
Yo me quedaré ciego para que tengas ojos.
Yo me quedaré sin voz para que tú cantes.
Yo he de morir para que tú no mueras,
para que emerja tu rostro flameando al horizonte
de cada flor que nazca de mis huesos.

Tiene que ser así, indiscutiblemente.

Ya me cansé de llevar tus lágrimas conmigo.
Ahora quiero caminar contigo, relampagueante.
Acompañarte en tu jornada, porque soy un hombre
del pueblo, nacido en octubre para la faz del mundo.
Ay, patria,
a los coroneles que orinan tus muros
tenemos que arrancarlos de raíces,
colgarlos de un árbol de rocío agudo,
violento de cóleras de pueblo.
Por ello pido que caminemos juntos. Siempre
con los campesinos agrarios
y los obreros sindicales,
con el que tenga un corazón para quererte.
Vámonos patria a caminar, yo te acompaño.

de Otto René Castillo,
en Vámonos Patria a caminar, yo te acompaño, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2019.

lunes, 10 de febrero de 2020

Vámonos Patria a caminar (1.- Nuestra voz)

Vámonos Patria a caminar
1.- Nuestra voz.

Para que los pasos no me lloren,
Para que las palabras no me sangren:
Canto.
Para tu rostro fronterizo del alma
Que me ha nacido entre las manos:
canto.
Para decir que me has crecido clara
en los huesos más amargos de la voz:
canto.
Para que nadie diga: ¡tierra mía!,
con toda la decisión de la nostalgia:
canto.
Por lo que no debe morir, tu pueblo:
canto.

Me lanzo a caminar sobre mi voz para decirte:
tú, interrogación de frutas y mariposas silvestres,
no perderás el paso en los andamios de mi grito,
porque hay un maya alfarero en tu corazón,
que bajo el mar, adentro de la estrella,
humeando en las raíces, palpitando mundo,
enreda tu nombre en mis palabras.
Canto tu nombre, alegre como un violín de surcos,
porque viene al encuentro de mi dolor humano.
Me busca del abrazo del mar hasta el abrazo del viento
para ordenarme que no tolere el crepúsculo en mi boca.

Me acompaña emocionado el sacrificio de ser hombre,
para que nunca baje al lugar donde nació la traición
del vil que ató tu corazón a la tiniebla, ¡negándote!

de Otto René Castillo,
en Vámonos Patria a caminar, yo te acompaño, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2019.

domingo, 9 de febrero de 2020

¡AQUÍ MADRID, CAPITAL DE LA TIERRA!

¡AQUÍ MADRID, CAPITAL DE LA TIERRA!

Levantinos, levantinos,
hombres de conciencia entera:
levantinos de Alicante,
de Castellón, de Valencia:
de la ciudad y del pueblo;
del naranjal y la huerta;
del surco y del arrozal;
de la fábrica y la pesca...
Levantinos, levantinos:
oíd de Madrid la arenga.
Oídla bien, levantinos
de Alicante y de Valencia,
de Castellón, de la Plana,
la bella ciudad deshecha
por las llamas y el acero
de las hordas extranjeras.
Oíd, oíd, levantinos,
hombres de conciencia entera.
Oíd, porque habla Madrid,
la capital de la Tierra.
Madrid, que da la consigna
«Resistencia y resistencia».
Luchad vosotros, los hombres;
trenzad, los hombres, trincheras.
Que la victoria es segura;
que la victoria es tan nuestra,
que ni aun muertos nos la pueden
arrebatar las colmenas
de zánganos dictadores
ni las cobardes potencias,
impotentes, impotentes,
aunque potentes se crean.
Luchad, vosotros, los hombres;
trenzad, los hombres, trincheras,
seguros de que Madrid,
la capital de la Tierra,
sencilla porque es sencilla,
serena, porque es serena,
y alegre, porque el dolor
no hace ya en su carne mella,
y, además, agradecida,
levantinos de Valencia,
de Castellón, de Alicante,
de la ciudad y la huerta,
tiene los brazos abiertos
y las entrañas abiertas
a los padres y a los niños
de todos los que pelean.

Levantinos, levantinos:
oíd de Madrid la arenga:
«Luchar y fortificar;
resistencia y resistencia.»
¡Que está la guerra ganada!
¡Que ganaremos la guerra,
pese a la traición, al miedo
y a las cobardes potencias!

(Romances de CNT)

de Antonio Agraz,
en Poesía como un arma (Mariano Garrido Selección), Ocean Sur, 2008.

sábado, 8 de febrero de 2020

El lobito bueno

El lobito bueno

Érase una vez
un lobito bueno
al que maltrataban
todos los corderos.

Y había también
un príncipe malo
una bruja hermosa
y un pirata honrado.

Todas estas cosas
había una vez.
Cuando yo soñaba
un mundo al revés.

de José Agustín Goytisolo,
en Palabras para Julia y otras canciones, Editorial Laia, 1980.

viernes, 7 de febrero de 2020

IN VINO VERITAS

IN VINO VERITAS

1
Mi estirpe es la de los lobos.
Aúllo por doquier, lanzo mordiscos al universo,
me muerdo a veces a mí mismo
creyendo que soy otro,
pero luego descanso en mis propios brazos.
Descanso, descanso.
Para luego renacer más lobo que nunca:
mascando, escarbando, gruñendo,
mascando mis heridas,
escarbando mis huesos,
gruñendo hasta lo indecible.
Ah, qué suculento es este brazo
mío, propio de mí!
Sabe a mi historia, y cuando sangra
sabe a mi prehistoria.
Mi dedo gordo no está mal,
salvo sus uñas extremadamente largas
que, por lo demás, son un buen condimento.
En cuanto a mis piernas
la verdad es que me apetecen,
pero no puedo llegar muy bien a ellas;
se necesitaría, amor mío, tener cuello de araña
para poder llegar con mis dientes a mis piernas.
Empero, yo llegaré; ese es mi propósito más firme.
Tú, entretanto, podrías barrerme el alma,
limpiarme el cuerpo lleno de deseos
y destápame, por favor, esa botella.

2
Destápala, anda, chica,
no me dejes a solas con mis muertos!
Sólo los muertos vienen,
Todos nosotros vamos
y entonces tú, mi amor, vienes y vas.
te alargas por la casa como un fantasma.
gritas y no se te oye.
o te oye alguien dentro de mí, con mis oídos
pero no con mis ojos.
Estoy ciego.
Y callado.
Háblame tú o pon la radio,
ponte tú y sírveme un trago, no muy liviano,
que dé duro, que atragante,
que me asesine,
pues, amor, ¿lo sabías?
todo asesinato es en defensa propia,
De modo que no te asustes,
sólo estoy defendiéndome
de un pueblo de águilas que se levanta en mí
diariamente, cada vez que vaya la vida,
y me conduce hacia la muerte,
pero sírveme ese trago, chica!
Una botella no es más que una botella;
pero de ella no se puede decir
que al fondo es otra cosa;
al fondo de ella está ella misma, es perfecta.
Y hay que tener cuello de araña
para llegar al fondo.
Para llegar al fondo de uno mismo!

3
Por si no lo sabías, estoy triste.
Tristísimo.
Siento que he llegado a mi término. Ya no doy más.
Alguna vez tenía que suceder.
Ahora bien, eso no impide que me sirvas un trago,
al fin y al cabo ya estoy listo,
me están esperando para ajusticiarme,
y no es por cierto muy agradable estar encerrado
esperando a que lo ajusticien a uno,
pues ahora se dice que la justicia ,
consiste en el fusilamiento.
Me van a fusilar, amor mío, y tú tan tranquila!
Desperézate, sal de esa cama,
levanta tu bellísimo animal, sal de tí misma,
muévete, échate por la borda,
salta los muros de mi cárcel
y ven a hacerme compañía.
Te necesito, te deseo y te muero.
Aunque vaya a morir, todavía soy lobo,
puedo morder;
aunque esté triste, puedo morder con alegría.
No me dejes lamiendo tu recuerdo, como un perro
sin nombre y sin memoria!
Déjame que te suicide, déjame, amor mío,
y, por favor, sírveme un trago.
Allá está la botella, no lo olvides.
No, allá, allá junto a mi padre.

4
Ya vienen. Suenan sus pasos fríos.
Vienen haciendo sonar las rejas con sus llaves inmensas.
No los conozco. No me conocen. Pero me van a matar.
Casi amo esos pasos espectrales!
Pues, ¿para qué odiar a los asesinos?
¿Para qué odiarlos? ¿No es más absurdo
amar a los que nos aman?
"Lo mataron por loco. Triste historia".
Pero yo sé que los que aman por amor
aman por odio,
y los que aman por odio
matan por amor.
Tú no puedes saber eso, te hace falta el mundo,
este mundo que yo he vivido,
el pantano, amor mío, el pantano
la cárcel de uno mismo,
las cuatro paredes de la conciencia.
Tristis est
anima mea
usque ad mortem!
Ya vienen. Los siento. Son callados y densos.
Tienen pasos sepulcrales. Se parecen a la muerte.
Vienen, no van. Ellos me conocen.
Yo no los conozco. Soy un número.
Asesinos.

5
Demasiada conciencia
para un ser tan pequeño!
Yo no fui hecho para mi cabeza,
la lucidez me lleva hacia otros mundos.
Soy un extraño.
Y oye, mi amor, sírveme de una vez ese trago,
déjame extrañarme de modo alegre, caramba,
¿o es que tú no sabías
que podemos enloquecer sonriendo?
El sabio sólo ríe temblando.
¿No lo sabías? Pues bien, aprende
que los golpes más duros son los que no nos damos,
que la espada sin filo corta más duramente,
que una bala sin punta nos destroza,
que el dolor de vivir no se cura,
que aquesta soledad era la muestra,
que ni tú, que ni yo, que ni nosotros!

Arrastro la soledad como un trapo
o es ella un trapo que me arrastra a mí!
No lo sé. Sólo conozco a mis verdugos.
Ellos saben mi nombre. Yo no sé el de ellos.
Tú también sabes mi nombre. Tú también.
Pero tú no lo olvidarás, y ellos, en cambio,
se irán a dormir después de asesinarme.
Así, pues, tú eres la asesinada! Ja, ja!!!

6
Rióme desmadejado, peludo y loco.
y ay, me duele este cuerpo, y lo recuerdo.
lo recuerdo muy bien. Era peludo,
desmadejado y loco.
A mí no se me olvida un hombre así.
Además, me visitaba frecuentemente,
me acompañaba largas horas,
pero después se iba. Quién sabe a dónde!
Nunca pude averiguar a dónde se iba.
Se desprendía de mí como algo mío,
me dolía su enajenación;
era como si yo, colgando de mi conciencia,
me desprendiese un día de mí mismo.
sin embargo, no era así, era otro ser,
otro ente cartilaginoso
de esos que se divierten
tocando el trasero de las muchachas.
Pero bueno, mi amor, ¿qué es de ese trago?
¿Deberé descender a las ollas infernales
Para buscado? No es necesario
que recurras a Mercurio, ni a Alcibíades,
ni a los coperos divinos! Es preciso
que me traigas un trago, simplemente.
Lo demás es muerte.
Cuidado, además, que me voy; o se me va!
No sé dónde lo tengo escondido,
pero sé que en alguna parte está muriendo.
Eso, eso, ya sabes qué. No me preguntes.
y ahora, adiós; me voy al mar.

7
Todos enamorados de la vida y del mar
querida, ahora vamos a cantar:
Si yo tuviera tantos silencios como muertes,
mis golpes a los golpes serían aún más fuertes.
Si yo tuviera al otro que no nació conmigo,
tendría, al final de los siglos, un amigo.
Pero no tengo a nadie. Tener a nadie es algo.
Entré solo a la vida. No hay nadie cuando salgo.
'No hay nadie en el momento, mi amor, en que te digo
que me estoy disolviendo. Nadie está ya conmigo.
Debo a mis enemigos la fuerza que tenía
y a la soledad debo su dulce compañía.
Adiós, adiós, ya he muerto. Te observo desde un mundo
donde los seres tienen un sabor más profundo.
El sabor de la vida! Recuérdame, y olvida
las cosas que me hicieron perderme de la vida.

1973

de Ludovico Silva,
en In Vino Veritas, Biblioteca Virtual Omegalfa, S/F.

jueves, 6 de febrero de 2020

Una delegación inglesa en China

Una delegación inglesa en China

Los americanos se han ido; ahora
llegan los ingleses.
Se le da la bienvenida a la delegación
por todas partes.
Yo también soy un delegado
en una visita amistosa a China.
Solo que la bienvenida que a mí me dan,
es otra.

de Ho Chi Minh,
en Entre los poetas míos... - Colección de poesía social Vol. 119, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2018.

miércoles, 5 de febrero de 2020

Mayar VIII

Mayar VIII

El día que le sacaron el corazón al hombre,
estaba dormido,
y el día que le rompieron las venas,
andaba ausente;
cuando lo mataron
buscaba sus recuerdos,
y el día que tiraron la puerta
el hombre estaba lejos,
pero el día que encontró su silencio
nació la poesía.

de Francisco Azuela,
en La palabra ardiente, Centro Cultural Internacional El Cóndor de los Andes - Águila Azteca, A.C., 2002.

martes, 4 de febrero de 2020

El diario de la selva

El diario de la selva

Hasta el felino más tonto
Se daría cuenta inmediatamente
Si se encontrase en un zoológico.
El paisaje artificial
No lo engaña fácilmente.

¿Somos el animal más inteligente?

de Félix Sánchez Durán,
en Radiografías, Mónica Graciela Ferrero/Félix Sánchez Durán, 2019.

lunes, 3 de febrero de 2020

quiero llegar a viejo... - postales

quiero llegar a viejo con la satisfacción
que da el vértigo de haber vivido
no con la sensación de seguridad
que pueda dar el haber llegado a viejo

de Francisco Cenamor,
en Asamblea de palabras, Ediciones Vitruvio, 2007.

domingo, 2 de febrero de 2020

La delación

La delación

Ahí vienen delatores que, sin tino
Cavaron la fosa de su vecino
Y saben que lo sabemos.
¿Tal vez la calle lo olvide?
No duermen: nadie lo impide.
Algún día los tendremos. 

de Bertolt Brecht,
en Terror y miseria del Tercer Reich, ESPAEBOOK, 2014.

sábado, 1 de febrero de 2020

Epigrama

Epigrama

Aquí pasaba a pie por estas calles, sin empleo ni puesto,
y sin un peso.
Sólo poetas, putas y picados conocieron sus versos.
Nunca estuvo en el extranjero.
Estuvo preso.
Ahora está muerto.
No tiene ningún monumento.
Pero
recordadle cuando tengáis puentes de concreto,
grandes turbinas, tractores, plateados graneros,
buenos gobiernos.
Porque él purificó en sus poemas el lenguaje de su pueblo
en el que un día se escribirían los tratados de comercio,
la Constitución, las cartas de amor, y los decretos.

de Ernesto Cardenal,
en Poesía armada, Agermanament, 1976.

viernes, 31 de enero de 2020

Cinco años han pasado

Cinco años han pasado

Cinco años han pasado, mi país,
libre de las heridas de la guerra,
llena los valles florecidos
con un fresco silencio.

Ya relucen los faros en la noche marina,
mostrando los caminos a la gente de mar,
y el marinero mira desde lejos
las pupilas que brillan en lo oscuro.
Donde zumbaba el tanque, está el tractor pacífico,
donde estalló el incendio, hay un jardín florido
y por la carretera comida de metralla
corren veloces los autos.

de Anna Ajmatova,
en La poesía como herramienta, Edición digital - Omegalfa, 2018.

jueves, 30 de enero de 2020

"En la ciudad que se llamó posguerra"

"En la ciudad que se llamó posguerra"

Atravesados por el miedo,
indefensos, perdidos
en la ciudad que se llamó postguerra,
recorrimos sus calles
tierra quemada, convicción del odio-
con aquel pobre amor -ay, fuente silenciosa-
anegando el cristal inmaduro de mis años,
sin más misericordia
que la fragancia del azahar, su blanca
respiración enmarañando el vuelo
tranquilo de los pájaros
Largos, silenciosos paseos donde en un momento dado afluía mi nombre,
-golondrina acentuando
la soledad del aire-
Solo entonces
tenía la certeza de estar viva
emanada de ti, de tu costado adánico y oscuro
Y me sentía
latido entre tus dedos
junto a restos de llanto y nicotina.

de Angelina Gatell,
en La poesía como herramienta, Edición digital - Omegalfa, 2018.