Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

jueves, 12 de marzo de 2020

Oda al apagón

Oda al apagón

Ahora sí que es de noche
y tenebrosa
te acordás cuando el bando reclamaba
una sola confianza por ambiente
y de pocas bujías
el apagón es grande
y extendido
ahora sí que es de noche
y de noche todas las leyes son pardas
la libertad está como boca de lobo
la justicia no se ni las manos
el apagón es grande
y extendido
préstame tu luciérnaga de pueblo
su latido sin sombra
su foco inagotable
mirá si estamos todos
como perros guardianes
y después apágala
apágala después
soñemos con los ojos bien abiertos
hasta que llegue
inexorable
el día

de Mario Benedetti,
en Poesía armada, Agermanament, 1976.

miércoles, 11 de marzo de 2020

no quiero...

no quiero dormirme
temo a las pesadillas
y a todo aquello
que no puedo controlar

no quiero despertar
temo a la realidad
y a todo aquello
que me puede controlar

Por Félix Sánchez Durán.

martes, 10 de marzo de 2020

Adiós

Adiós

Señor de todas las cosas
que yo tuve escúchame.
Nada de lo que tenía
me sirvió para después.

Nada de lo que tenía:
ni la mirada más pura
ni el amor ni la esperanza
ni tan sólo la alegría.

Señor de mis ilusiones
perdidas hasta más ver.
Ojalá que en mi camino
no te cruces otra vez.

de José Agustín Goytisolo,
en Palabras para Julia y otras canciones, Editorial Laia, 1980.

lunes, 9 de marzo de 2020

Desacralizar el lenguaje...

Desacralizar el lenguaje
Desacralisar el lenguaje
Desacralisar el lenguage
Democratizar el lenguaje
Desakralizar el lenguage
Cambiar el mundo

Por Félix Sánchez Durán.

domingo, 8 de marzo de 2020

El derecho a la vida

El derecho a la vida

Una mujer no es un árbol de peras
inconsciente y fecundo del que caen los frutos
al mundo. Hasta los perales
se llenan un año y descansan al siguiente.
En los huertos descuidados cae la fruta
tibia y madura en el pasto, y los árboles se elevan
nudosos para regalo de los pájaros, a cuarenta pies de altura
entre espinas de una pulgada de largo,
que estallan con atavismo en la suave madera.

Una mujer no es una canasta en la que escondes
tus panecillos para mantenerlos calientes. No es una gallina
ponedora bajo la que deslizas huevos de pato.
No es la bolsa donde guardas el dinero
de tus hijos para usarlo después en tus guerras.
No es un banco donde tus genes ganan intereses
y mutaciones interesantes bajo esta lluvia
sucia. Tú tampoco lo eres.

Siembras maíz y lo cosechas
para comer o vender. Llevas las ovejas
a engordar a los pastos para enviarlas después
al matadero, por la carne. Partes la montaña
en dos para abrir un camino, excavas
las altas mesetas por carbón y dejas las aguas
barrosas por millas, por años.
Y los peces mueren, pero no son tuyos
hasta que te los quieres comer.

Pero ahora quieres legislar derechos mineros sobre la mujer.
Reclamas títulos sobre sus pastizales, para engordar el ganado;
sobre sus campos, para cultivar bebés como si fueran
lechugas. Y amas a los niños tan profundamente
que ninguno sufre hambre, ninguno llora
sin que le atiendan cuando la madre
trabaja, a ninguno le falta fruta fresca,
ninguno mastica plomo o tose hasta morir.
Y tus orfanatos están vacíos. Seguro que cada mediodía
tus mejores restaurantes les sirven bistec a los niños pobres.

En este mismo momento, a las nueve, una partera
le hace, sobre una mesa, un aborto
a una madre soltera de Texas que no puede obtener ayuda
del seguro. En cinco días morirá
de tétanos, y su niña llorará
y será llevada lejos. En la casa de al lado, el marido
y la mujer le clavan alfileres al hijo
que no quisieron. Y le explicarán
por horas lo malo que es,
y cómo le hace falta un poco de disciplina.

Todos nacemos de mujer, en la rosa
del vientre mamamos la sangre de la madre
y cada bebé que nace tiene el derecho de que lo amen,
como cada planta tiene derecho al sol. Cada niño que nace
sin amor es una deuda que ha de cobrarse
en veinte años con intereses, un odio
en busca de su blanco, un dolor
que causará dolor. Diez años de agua bajo los puentes
un niño grita, una mujer cae, una sinagoga es incendiada,
se forma un pelotón de fusilamiento, se aprieta
un botón rojo y el mundo arde.

Yo escojo lo que entra en mí; lo que se vuelve
carne de mi carne. Sin mis opciones, no viven la política
ni la ética. Yo no soy tu campo de maíz
ni tu mina de uranio; no soy tu ternera
de engorde, tu vaca de leche.
No me usarás como fábrica.
Los curas y los congresistas no son dueños
de acciones sobre mi vientre o mi mente.
Este es mi cuerpo. Si te lo doy
quiero que me lo devuelvas. Mi vida
es un derecho no negociable.

de Marge Piercy,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.125, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2018.

Rebelión

Rebelión

Serán las madres quienes digan: Basta.
Esas mujeres que acarrean siglos
de laboreo dócil, de paciencia,
igual que vacas mansas y seguras
que tristemente alumbran y consienten
con un mugido largo y quejumbroso
el robo y sacrificio de la cría.

Serán las madres todas rehusando
ceder sus vientres al trabajo inútil
de concebir tan sólo hacia la fosa.
De dar fruto a la vida cuando saben
que no ha de madurar entre sus ramas.
No más parir abeles y caínes.
Ninguna querrá dar pasto sumiso
al odio que supura incoercible
desde los cuatro puntos cardinales.

Cuando el amor con su rotundo mando
nos pone actividad en las entrañas
y una secreta pleamar gozosa
nos rompe la esbeltez de la cintura
sabemos y aceptamos para el hijo
un áspero destino de herramienta,
un péndulo del júbilo a la lágrima.
Que así la vida trenza sus caminos
en plenitud de días y de pasos
hacia la muerte lícita y auténtica,
no al golpe anticipado de la ira.
¿Por qué lograr espigas que maduren
para una siega de ametralladoras?
¿Por qué llenar prisiones y cuarteles?
¿Por qué suministrar carne con nervios
al agrio espino de las alambradas,
bocas al hambre, sombras al espanto?

¿Es necesario continuar un mundo
en que la sangre más fragante y pura
no vale lo que un litro de petróleo,
el oro pesa más que la belleza,
y un corazón, un pájaro, una rosa
no tienen la importancia del uranio?

de Ángela Figuera Aymerich,
en La poesía como herramienta, Edición del Foro "La poesía como herramienta", 2018.

Cuéntamelo otra vez

Cuéntamelo otra vez

Cuéntamelo otra vez, es tan hermoso
que no me canso nunca de escucharlo.
Repíteme otra vez que la pareja
del cuento fue feliz hasta la muerte,
que ella no le fue infiel, que a él ni siquiera
se le ocurrió engañarla. Y no te olvides
de que, a pesar de los problemas,
se seguían besando cada noche.
Cuéntamelo mil veces, por favor:
es la historia más bella que conozco.

de Amalia Bautista,
en La poesía como herramienta, Edición del Foro "La poesía como herramienta", 2018.

VII. Los cobardes.

VII.
Los cobardes.

En un terraplén de flores olvidadas
Una joven pierde toda esperanza.
Sus gritos no encuentran la vida,
Mientras cobardes no salen de caza.

Cuervo, te deseo la muerte. Joven, descansa.
Lobo, cómete a los tres chanchitos
Que por cuidado a tantos gritos
Temerosos se ocultaron en sus casas.

¡Oh, Dios de los truenos y de las venganzas!
Destierra de tu cielo a las bestias que atacan
A jóvenes inocentes desde sus entrañas.

¡Oh, Dios de la muerte y de las hazañas!
No aceptes a tu lado a los cobardes que no salen
Por temor a las bestias y se esconden en sus casas.

de Félix Sánchez Durán,
en Poesía para la militancia, María Daniela Hartmann Ed., 2015. 

…Un ser que aún no acaba de ser...

…Un ser que aún no acaba de ser
No la remota rosa angelical
Que los poetas cantaron
No la maldita bruja
Que los inquisidores quemaron
No la temida y deseada prostituta
No la madre bendita
No la marchita y burlada solterona
No la obligada a ser bella
No la obligada a ser mala
No la que vive porque la dejan vivir
No la que debe siempre
Decir que sí
Un ser que trata de saber quién es
Y que empieza a existir.

de Alaíde Foppa,
en La poesía como herramienta, Edición del Foro "La poesía como herramienta", 2018.

sábado, 7 de marzo de 2020

En el limbo legal

En el limbo legal

1

Que no tengas miedo,
aunque en la otra celda
ladren ya los perros.

Cerrada la noche,
abierto tu sueño,
la mañana fría,
caliente tu pecho.

Que no tengas miedo,
aunque en la otra celda
reine ya el silencio.

2

No me dejas, carcelero,
que me asome a la ventana.

¡De noche suspira el viento!

El fulgor de la mañana
ya no tiene prisionero.

3

Palmera, juegan tus palmas
al corro con las estrellas
como juegan con la luna
las palmeras de mi tierra.

Y sé que no puede ser.

Desde ahí arriba, palmera,
más alta que la alambrada,
dime, ¡ay!, si ves La Meca.

Y sé que no puede ser.

Habla bajito, palmera,
si despiertas a los guardias,
te pondrán mono naranja
y una bolsa en la cabeza.

Si he muerto o estoy soñando,
palmera, ya no lo sé.
¿Sabes, palmera, por qué?

de Conrado Santamaría Bastida,
en Cancionero de escombros con hoguera, Biblioteca Omegalfa, S/F.

viernes, 6 de marzo de 2020

Antropología I

Antropología I

Si todes
Deambulásemos
Con camisetas
Con nuestros nombres,
Mejor sería
Nuestra sociedad.

Ya ha demostrado
La antropología
Cuán difícil es comerse
Lo que se puede nombrar.

de Félix Sánchez Durán,
en Radiografías, Mónica Graciela Ferrero/Félix Sánchez Durán, 2019.

miércoles, 4 de marzo de 2020

Desdoblamiento

Desdoblamiento

El Buen Dios creó ocho cosas, por pares, que se han desdoblado:

ganancia y satisfacción,
ciencia y educación,
amor y confianza,
casa y seguridad.

Se gana, sin estar nunca contento;
Se instruye uno, sin mejorarse;
Se ama, sin tener confianza;
La familia ya no es un hogar.

Anónimo (poema fulbe),
en Poesía anónima africana (Rogelio Martínez Furé Comp.), Fundación Editorial el perro y la rana, 2007. 

martes, 3 de marzo de 2020

Ay, ay, ay de la grifa negra

Ay, ay, ay de la grifa negra

Ay, ay, ay, que soy grifa y pura negra;
grifería en mi pelo, cafrería en mis labios;
y mi chata nariz mozambiquea.
Negra de intacto tinte, lloro y río
la vibración de ser estatua negra;
de ser trozo de noche, en que mis blancos
dientes relampaguean;
y ser negro bejuco
que a lo negro se enreda
y comba el negro nido
en que el cuervo se acuesta.
Negro trozo de negro en que me esculpo,
ay, ay, ay, que mi estatua es toda negra.
Dícenme que mi abuelo fue el esclavo
por quien el amo dio treinta monedas.
Ay, ay, ay, que el esclavo fue mi abuelo
es mi pena, es mi pena.
Si hubiera sido el amo,
sería mi vergüenza;
que en los hombres, igual que en las naciones,
si el ser el siervo es no tener derechos,
el ser el amo es no tener conciencia.
Ay, ay, ay, los pecados del rey blanco
lávelos en perdón la reina negra.
Ay, ay, ay, que la raza se me fuga
y hacia la raza blanca zumba y vuela
hundirse en su agua clara;
tal vez si la blanca se ensombrará en la negra.
Ay, ay, ay, que mi negra raza huye
y con la blanca corre a ser trigueña;
¡a ser la del futuro,
fraternidad de América!

de Julia de Burgos,
en Poesía afroantillana y negrista, Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1981.

lunes, 2 de marzo de 2020

A causa del cansancio

A causa del cansancio

¡La tierra!
Déjame besar tu cabeza que se pone calva,
con mis labios andrajosos, manchados con oros
/ajenos.
Con el humo de cabello sobre los incendios de
/ojos de estaño
déjame abrazar los pechos hundidos de
/ciénagas.
¡Ves! Somos dos,
heridos, acosados por las gacelas;
subió el relinchar de los caballos montados por
/la muerte.
El humo de la casa nos alcanzará con sus largas
/palmas,
lo turbio enfureciendo los ojos de lo
/putrefacto, bajo el turbión de las luces.

¡Hermana mía!
En los asilos de los siglos venideros
se encontrará, quizás, una madre para mí;
le tiraré la ensangrentada cornucopia de mis
/cantos.

Cuando salte por el campo
la cuneta, el detective verde
nos apresará
con las sogas de sus mugrientos caminos.

de Vladimir Mayacovski,
en La flauta espinazo y otros poemas, elaleph.com, 2000.

domingo, 1 de marzo de 2020

un día besé una estrella... - postales

(en postales)

un día besé una estrella
todavía tengo
quemaduras en los labios

de Francisco Cenamor,
en Asamblea de palabras, Ediciones Vitruvio, 2007.