Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

sábado, 29 de agosto de 2020

Agua

Agua

Un pájaro carpintero bebe,
una estrella bebe,
el océano bebe
y el pájaro,
y la planta en la casa bebe,
y los niños de Sabra beben
el humo de las bombas explosivas.

de Saadi Yousef,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.113, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2014.

viernes, 28 de agosto de 2020

A TU DECORO CANTO

A TU DECORO CANTO

A Sonia, prisionera del imperio

Desde el subsuelo de mi alma;
desde la atalaya de mis esperanzas,
desde los arraigos de mi fe
en tus puras causas de pueblo
te profeso mi amor:
amor de pólvora y obuses
a tu osado ser de combatiente,
¡camarada!
¡compañera!

En el verde bosque y el rastrojo
escucho el vuelo de tu risa
y de tu voz hermana
de la voz del monte
y del relámpago
y del acero…, tu voz.

Humeante fusil de ideas
en la trinchera de las convicciones
dispara…
porfía…,
arenga…,
vence la distancia,
las infamias…,
y las rejas
desde tus libres manos campesinas,
guerrilleras.

Tu nombre de fuego,
compañera,
me sabe a libertad de pueblos,
camarada;
por eso te canto desde las trincheras
por eso te canto en las barricadas;
canto a tu decoro
que se me vuelve trigo,
y agua
y pan
que germina de tus pechos.

A tu dolor por la tristeza ajena canto,
canto a tu bucólica presencia encarcelada.

Con la mirada del sol
y el aliento de la luna
te entrego mi amor sin condición,
mi firme credo en tus razones
mientras
contra la infamia del imperio
canto…,
tomando la voz de tu rebeldía,
mi valiente guerrillera,
mi camarada:
por la redención de los pobres
es que te declamo
y canto.

de Jesús Santrich,
en Versos Insurgentes - Poesía Guerrillera, 2007.

jueves, 27 de agosto de 2020

Carta

Carta

Queridos pobres:
Recibí todas vuestras cartas,
las que no me habéis escrito llegaron,
por el aire que viene de las casas baratas,
por el aire que viene de la aldea,
por el aire que viene de la fábrica,
por el aire que viene de la mina,
por el aire que viene de la barca,
elegidos ciudadanos sencillos, sé todo lo que os pasa.
Los que tenéis oficios,
los que pisáis andamio,
los que con la herramienta os herís a lo tonto,
los que andáis por el agua de Valencia,
los que hacéis el arroz o los garbanzos,
los que dormís de día y por la noche
en la barca a recogernos el pescado.
Recibí vuestras cartas labradores,
vendimiadores recibí vuestros salmos
y pescadores también vuestras noticias,
sé todo lo que hacéis y lo que os pasa siento,
quedo enterada de que algunos jornales han subido
y aún no os llega;
y os llega como sé el agua al cuello,
y la voz nunca os llega a no ser mía,
pero os llega el trabajo a la mañana
y la salud al cuerpo
y el hijo otra vez, enhorabuena.
Yo no puedo de lo que me decís haceros nada.
Tan sólo recordaros ya que el hombre de libros está en ello,
que os dibuja mis pobres, que os entiende,
que se quiere ocupar de todo eso, que me decís
/en vuestras cortas cartas.
y escribirán a los ministros.
Y nada más por hoy pobres amigos,
lo mejor de la vida sois, lo que la alza.
También entráis vosotros los que vais a oficina,
los que vendéis verduras y los que hacéis las casas,
los que guiáis los coches, los que regáis con agua.
pobres de mil oficios, no estáis solos,
aquí un poeta os canta,
luego vendrán más.

de Gloria Fuertes,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.5, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2012.

miércoles, 26 de agosto de 2020

Que el miedo cambie de bando

Que el miedo cambie de bando

Desde que se perdió la guerra civil
el fascismo a sus anchas campa,
sólo se le vencerá mediante el fusil,
el circo electoral es caer en su trampa.

Hace falta que resurja algún comando,
que a hogares de ricos lleve el terror,
hace falta que el miedo cambie de bando
y los poderosos se acostumbren al dolor.

Más que nunca se extrañan guerrilleros,
más necesaria que nunca la Resistencia
que arrodille a explotadores de obreros
hasta que supliquen y pidan clemencia.

Pero de clemencia no verán ni una gota,
porque el pueblo ni perdona ni olvida
y cuando la burguesía conozca la derrota
a polvo y ceniza se verá reducida.

de Aitor Cuervo Taboada,
en Bombas, poemas y otras necesidades, Aitor Cuervo Taboada, 2013.

martes, 25 de agosto de 2020

Símbolo final

Símbolo final

I

En esta fiesta,
dada en obsequio
de un porta-lira,
vaya mi cuento.

II

Fué* un rey nefasto
de época añeja—;
cuando era timbre
de los poetas,
rendir sus fueros
con su vergüenza,
ante las armas
de las altezas—;
fué* un rey nefasto
de época añeja,
que en una noche,
pura como ésta,
llamó a su corte,
con mucha urgencia,
al bardo altivo
rival del César.
¡Unico* intacto
de la urbe entera!
—¡Bardo!—le dijo—.
sé que te quejas,
pues de tu lira
todas las cuerdas
pulsar no puedes:
¡Mi omnipotencia
pone sordinas
a tus soberbias!
Vete con tiento.
Si hoy te lamentas,
quizá mañana,
con tu cabeza
tan sólo aplaques
la ira de César.

III

—¡Señor!, me admira
tu prepotencia
replicó, firme,
recio, el poeta.
Mas no te temo.
¡Dado me fuera
forjar un látigo
de siete cuerdas
con esta lira
que te subleva,
y, ¡por Apolo!
jura mi diestra
que te azotara
por tu vileza!
¿Mi vida? Puedes
disponer della*.
Bebe la sangre
que arde en mis venas.
La sangre es tuya,
tienes la fuerza.
Corra en el circo
sobre la arena.
Pero la música
de mis ideas
sonará siempre
sobre tu fuerza,
¡Te desafío!...
                    César, airado,
llamó sayones a su presencia,
y los sayones cayeron presto
sobre el poeta.
Después la sangre
manchó la arena
en el cesáreo
circo de fieras.
Pero en los siglos sigue sonando
el canto libre
de los poetas.
iPetronio vive!
iNo vive César!

de Alberto Ghiraldo,
en La canción del deportado, Fernando Fé, 1929.
*Del original.

lunes, 24 de agosto de 2020

Tiempo VIII. (Mi corazón regresa a los hombres)

Tiempo VIII. (Mi corazón regresa
a los hombres)

Hambre nuestra que estás en la tierra,
santificada sea tu ausencia...

Oración de los tristes caballeros,
jinetes de su atávica amargura;
ansias que sólo ayuntan en sigilo
con la esquiva limosna de los fuertes...

Vida nuestra que estás de rodillas,
que el yugo tuyo maldito sea...

Desde estas cumbres donde ya ni el viento
es esencia tangible a la memoria,
desde estas catedrales que levantan
aciculares dientes al vacío;
pueblos de soloazul y mardefuego,
oigo la voz de un hombre que se queja;
desde esta sangre fiel a mi latido,
merced a la que acaso me descubro
como un milagro conseguido apenas,
oigo la voz de un hombre que se queja
y el empeño de Dios por derivarse
a la inicial altura de su Origen.
Desde esta casi muerte, a mi regreso
voy deseando a Dios en cada esquina
de este mundo ya prójimo en que tuve
que nacer sin quererlo.
Aquí en la Tierra
Dios reside en los hombres y es mi puesto
desertar de la luz de las estrellas
y renunciar a pájaro en la brisa.
¿El hambre es Dios?
Sí, padre. El hambre duele
como a una madre el fruto en que se sangra...
¿La sangre es Dios?
Sí. El mismo que se vierte
en el símbolo atávico. Y el Hombre
—llanto amargo o cristal de ungido Cristo—

el Hombre es el dolor y Dios, el Hombre.

de José Gerardo Manrique de Lara,
en Poesía Religiosa - Antología (Leopoldo de Luis), Alfaguara, 1969.

Tiempo VI. (Dios no responde)

Tiempo VI. (Dios no responde)

En el punto más alto de mi órbita
dolidamente grito y te reclamo,
oh Dios oculto, apenas ya posible.
Antes de mi regreso necesito
tu realidad conmigo. No te escondas.
Puedo ser mensajero de tu Gracia.
Dime que mi dolor llega a tu sangre,
triste Dios de los hombres, dame ahora
el cáliz de tu muerte en un instante.

Te pido mi derecho a la esperanza
porque quiero probarte y comprobarte,
porque quiero tenerte y contenerte,
decapitar la duda. Y si me hallare,
volverme uncido, al fin, a mi destino.
Cuando menos, será más leve el peso
de morir en la Tierra que te afrenta.
Sólo la fe, Dios mío, el pan tan sólo
para el hambre dispersa que en la Tierra
te niega, te maldice y te rescata.

de José Gerardo Manrique de Lara,
en Poesía Religiosa - Antología (Leopoldo de Luis), Alfaguara, 1969.

domingo, 23 de agosto de 2020

La Conquista

La Conquista

Hora es ya de que el pueblo cante su roja diana
y al campo del combate caiga como un león;
para abatir los yugos de la injusticia insana
y alzar los estandartes de la revolución.

Hora es de que en los yunques de una nueva campaña
repiquen los martillos de otra nueva canción
y arrojen los tormentos de la miseria humana
sobre los viejos tronos su luz de redención.

Hora es de que en las fábricas un himno se levante
tan fuerte como el bronce, como el dolor gigante,
largo como la tierra y enemigo del mal;

para que en hornos, minas y puertos y talleres,
jóvenes, hombres, niños y viejos y mujeres,
reclamen, a los déspotas, la dicha universal. 

de José de Maturana,
en Poesía anarquista en Mendoza para la Revolución Social (1918-1930) (María Cristina Saltari), XIV Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Departamento de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras. Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, 2013.

sábado, 22 de agosto de 2020

HOMBRE

HOMBRE

Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,
al borde del abismo, estoy clamando
a Dios. Y su silencio, retumbando,
ahoga mi voz en el vacío inerte.

Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte
despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo
oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando
solo. Arañando sombras para verte.

Alzo la mano, y tú me la cercenas.
Abro los ojos: me los sajas vivos.
Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.

Esto es ser hombre: horror a manos llenas.
Ser —y no ser— eternos, fugitivos.
¡Ángel con grandes alas de cadenas!

de Blas de Otero,
en Poesía Religiosa - Antología (Leopoldo de Luis), Alfaguara, 1969.

viernes, 21 de agosto de 2020

En el vagón del subte...

En el vagón del subte...

En el vagón del subte todos leen con atención
sus periódicos;
estudiantes de la actualidad, sin duda.
Guerra en Vietnam, crisis en Medio Oriente,
[conflictos entre rusos y chinos.
Pero cuando el tren llega a la estación,
jóvenes y viejos se precipitan al andén;
parece que han sido simplemente
estudiantes de los programas de carreras.

Pero no todos:
un hombre permanece sentado,
lápiz en mano,
absorto en sus pensamientos,
haciendo un crucigrama.

de Charles Reznikoff,
en Poesía social y revolucionaria del siglo XX (selección de Jorge Brega), Editorial Agora, 2012.

jueves, 20 de agosto de 2020

Tenían pies idénticos...

Tenían pies idénticos
Pero posturas distintas
Uno erguido, encorvado el otro
En la arena sus huellas
No eran las mismas

Por Félix Sánchez Durán.

miércoles, 19 de agosto de 2020

Hora pico en el metro

Hora pico* en el metro

Mezclados
respiración y olores
tan unidos
mezclados
negros y blancos
tan cercanos
sin sitio para el miedo.

de Langston Hughes,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.77, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2014.
*En el original: punta.

martes, 18 de agosto de 2020

Canto a la esperanza

Canto a la esperanza

Andaba yo desnudo de mí
perdido en la lluvia del olvido,
de barco navegando por las plazas,
dormido el pecho,
su gorrión descalzo
y tuve que llevarte a la palabra,
ponerte en posición de vuelo,
a veces de bufanda
rueda azul
andaba
te seguía
mi muerte con su forma de guitarra
y tuve que ponerla en la memoria
como se pone un hijo
con esa rabia dulce
mitad de mí
agua del aire
andaba así
de loco en el olvido
de furia que quiere reventar por el costado
y un día de tanto nombrarla
la encontré,
se la llevé a mi madre,
la puse en el saludo,
la compartí como un pan con mis amigos,
la arrastré hasta el remolino del amor
allí donde los ríos tienen un mismo nombre,
para que entendiera de una vez por todas
que era nuestra,
para que nunca se olvidara de este país enorme,
de esta ciudad,
su ternura abandonada en los portales,
le dije algunos versos,
le puse el corazón como una hoguera,
me la bebí de cabo a rabo,
le enrosqué la cola en mi solapa,
me di el gusto de agarrarla de la mano
y hoy la traigo aquí,
pero si un día se llega a volar porque fallamos
si se escapa esta rabia que llamamos esperanza,
si un día se va,
yo crucifico al amor
y después. de enterrar a mis hermanos,
me voy con el tranvía de la muerte
a clausurar mi corazón en una plaza.

de Roberto Jorge Santoro,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.118, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2018.

lunes, 17 de agosto de 2020

Manos juntas

Manos juntas

No seré el poeta de un mundo caduco.
Tampoco cantaré al mundo futuro.
Estoy prendido a la vida y miro a mis compañeros.
Están taciturnos pero nutren grandes esperanzas.
Entre ellos, considero la enorme realidad.
El presente es tan grande, no nos apartemos.
No nos apartemos mucho, vamos de manos juntas.

No seré el cantor de una mujer, de una historia,
no diré los suspiros al anochecer, el paisaje visto desde la
[ventana,
no distribuiré estupefacientes o cartas de suicida,
no huiré hacia las islas ni seré raptado por serafines.
El tiempo es mi materia, el tiempo presente, los hombres
[presentes,
la vida presente.

de Carlos Drummond de Andrade,
en 50 poemas escogidos, Fundación editorial el perro y la rana, 2008.

domingo, 16 de agosto de 2020

LA PRINCESA, LA NIÑA POBRE Y LA MUERTE DE LA TIERRA

LA PRINCESA, LA NIÑA POBRE
Y LA MUERTE DE LA TIERRA

La princesa está triste. ¿Qué tendrá la princesa? Ha perdido
su risa. Su boca está seca. La boca humana se cerró. Las palabras
que decían son silencio, en el polvo de la muerte que todo
lo convierte en memoria sin sudor…
¿Dónde está la risa de la princesa de la infancia? ¿Dónde está la infancia
de quienes nunca tuvieron princesas de cuentos y poemas
ni una infancia abierta a la mañana abierta
como un río de estrellas en el final de la noche…?
La princesa está triste. La niña de la pobreza que se come sus dedos
está triste. Mañana se comerá su mano, su brazo, su hígado, su corazón.
Mañana se comerá la mañana. ¿Habrá mañana…?
La princesa está perdida en la niebla de los sueños. La niña de la pobreza
está perdida y olvidada y vejada en la oscura luz de la pobreza…
La pobreza de los sueños. La pobreza de la realidad sin sueños. La pobreza
de la vida que se vive en la muerte…
Allí están los cielos. Opacos. Opacos…
Aquí está la tierra. ¿Han visto la tierra con ojos de tierra?
La tierra está triste. ¿Qué tendrá la tierra?
La tierra está pobre. ¿Quién trajo la pobreza?
¿Dónde está la riqueza que hizo la pobreza?
¿Qué fue de los sueños de la princesa?
¿Dónde está enterrada la niña de la pobreza?
¿En la tierra sin cielos? ¿En la tierra sin tierra?
¿Quién, dónde y cómo? ¿Por qué se entierra a la tierra?
¿No habrá una pasión de alegría para la triste princesa?
¿No habrá labios de amor para la niña de la pobreza?
¿Alguien le dirá a la muerte que si la tierra se muere
ni siquiera habrá muerte...?

de Vicente Zito Lema,
en Poemas - Memoria en palabras, Ministerio de Educación, 2012.