Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

martes, 22 de septiembre de 2020

Por eso estoy en las palabras...

Por eso estoy en las palabras.

Porque el silencio vive si la palabra calla
y el olvido se extiende donde el amor deserta,
y de las mordeduras gozosas o crueles
sólo queda la huella que arrancan a las prensas.

Por eso estoy en las palabras.

Porque el cerezo da sus frutos sin saberlo
y sin saberlo el cáñamo presagia las banderas,
pero el hombre conoce que entre nada y la nada
sólo puede dejar unos vocablos limpios.

Unos vocablos limpios o una voz iracunda
que arranque el velo hirsuto donde se oculta el sueño,
porque sólo la voz, las palabras perduran
cuando embebe la helada la luz de los tejidos.

Por eso estoy en las palabras.

Porque a pesar de todo, contra razón, salvado
queda el que dijo. Y nada,
contra razón también, queda del que calló,
sino el molde vacío de su materia muda.

Por eso estoy con las palabras y por eso
redescubro un sentido al sinsentido en ella
 y repito sonidos que heredé sin quererlo
y es mi roce en su uso mi paso por la historia.

de Jesús Munárriz,
en Una mano tomó la otra - Poemas para construir sueños (selección de Pedro Hilario Silva y otros), Comunidad de Madrid, 2004.

lunes, 21 de septiembre de 2020

MATER

MATER
(Vals de una rosa)

Dedicado a las Madres de Plaza de Mayo

¿qué ha sido mi vida en estos años?
¿qué ha sido nuestra vida en el tiempo de la muerte?
cada uno tendrá que desnudarse y rendir cuentas
porque nada de buena eternidad puede levantarse
sobre tierra podrida y deberá ser puro de roca el espejo
y fértil de sinceridad la lengua
y todos veremos nuestro rostro culpable pero no todas la
culpas son iguales
el que huyó por no soportar los vientos del terror
el que tapió su casa para no escuchar más sollozos
el que se creyó seguro porque a él no lo tocaban
y hasta ocupó la silla vacía del que se llevaron
él no tiene en su frente el estigma de la sangre
y aunque el silencio de los buenos haya dañado tanto
como la cuchilla del asesino
será el asesino quien habrá de pagar primero
y lo repito: no me pidan piedad ni que regale el perdón
ni que conduzca la paz hasta el umbral de mi enemigo
yo no soy la dueña de la vida de mis hijos
yo no soy la dueña de la aventura y el martirio de mis hijos
sólo ellos podrán tener piedad y perdonar
de ellos es la paz porque de ellos fue la fortaleza

ha sido por nuestra debilidad que esta tierra se pudrió
y estas aguas se alzaron y nuestras alegrías se corrompieron
ha sido por nuestra debilidad que tocamos fondo en el horror
y el horror bailó sobre los corazones
ha sido por debilidad que la memoria es hoy real peligro
pero a pesar del peligro ya no se desvanece ni declina
como declina mansamente la luz en esta plaza
aún no los he encontrado hijos
pero buscándolos vuestra madre se ha encontrado
mis hijos me han madurado
mis hijos me han enseñado
mis hijos me han hecho una mujer

no se dejen vencer el calor de mi cuerpo ya los envuelve
resistan la pesada eternidad del frío
rechacen esa quietud que los invita
hagan retroceder de sus bocas amadas el silencio
yo los espero
yo no los voy a dejar de esperar
porque están vivos en mi espera
porque para creerlos muertos tendrían que mostrarme
sus cadáveres
cadáveres que yo besaría y enterraría junto a una flor pero
no junto a sus sueños
y yo los llevaría enteros otra vez en mí
hasta que pague lo suyo el asesino
hasta que no vuelva a nacer otro asesino

¡de esta devastación casi infinita
la nueva vida tiene que surgir!

no siempre serán estos días
una obligada tristeza
y perfumará
perfumarás vida como la sabia rosa
más allá de nuestra precariedad
y alumbrará
alumbrarás vida como rosa de armonía
en infinita provincia de luz / que protege / y calma
hasta que la tormenta cebada
cribada y negra
se pierda de prisa tras la primera luna
sin pena ni tampoco gloria
vida si que aún entre agonías
te prolongas
nos invades
¡crece!
no te detengas vida
y todo corazón que envejece y todo corazón cargado de duelos y
fatigas
se abrirá a ti
les guste o se resistan los perros
de su pena y los del odio
crece vida continúa rosa
crece árbol del rosal entero crece
aunque ya no sea mi mano
la que te arrime el agua

y podrán los cuerpos y sus nombres ser apenas
un destello o un humo
y podrán las ilusiones estrellarse contra el piso
y en la boca secarse las palabras
y convertirse en veneno la soledad
pero tú vida seguirás con loca dulzura
llamando a nuestra puerta
seguirás obstinada y obstinada en esta plaza
o en aquel jardín
quitando las piedras y malezas
para la nueva y siempre
la erguida / breve / humilde y alta
la tan fragante
tenue muy tenue
eterna rosa.

de Vicente Zito Lema,
en Poemas - Memoria en palabras, Ministerio de Educación, 2012.

domingo, 20 de septiembre de 2020

PREGUNTAS, PREGUNTAS...

PREGUNTAS, PREGUNTAS...

Pero, ¿qué pasa aquí? ¿qué cambio es éste?
¿Son estos jóvenes elásticos,
de aire vertiginoso y gesto enérgico,
los mismos de hace apenas unas horas,
los de todos los días familiares y fáciles,
los de la dulce novia y el aula bulliciosa,
los de la alegre broma en la cervecería,
los del desvelo entre la parca flor del libro,
los del paso cordial entre los hospitales
los del trato común con Píndaro y Virgilio?
¿Qué hacen con esa sangre en el cabello?
¿Qué hacen con ese grito fieron en la garganta?
¿Qué hacen con esas piedras en las manos crispadas?
¿Qué hacen con ese fuego saliendo de los ojos?
¿Qué hacen, de dónde sacan sus ademanes ásperos,
sus maderos alzados al nivel de la ira?
Mira afuera, en las calles compañero
interroga a la noche de la patria,
¿No ves al Coronel, pulcro y soez, con su ametralladora?
¿No vez al rudo guardia en las esquinas
escupiendo la rabia que le pagan al mes?
¿No ves al policía, que fuera mi hermano campesino,
mi hermano desempleado,
mi roto hermano esclavo como todos,
esgrimir su improperio y su garrote
contra la luz que aún a él lo salvará?
Interroga a la noche de la patria
y te dirá lo amargo de los días que vienen:
en ellos trocaremos el canto por el grito,
la mano inofensiva por el puño violento,
los libros y la pluma por el rudo fusil.
Pero después vendrá la luz que te decía...

de Roque Dalton,
en A la revolución por la poesía, Ediciones de la Esc. Preparatoria N°8, 1983.

sábado, 19 de septiembre de 2020

Y sigo con las mismas metáforas... ¡Mierda!

Y sigo con las mismas metáforas... ¡Mierda!

Cuando no hay lobo
El primer animal de granja
Que aprende a aullar
Es el que manda

Por Félix Sánchez Durán.

viernes, 18 de septiembre de 2020

Mestizaje

Mestizaje

Fue mi padre un hombre blanco
y mi madre una mujer negra.
Si alguna vez maldije a mi padre
cargo las maldiciones a mi espalda.

Si maldije alguna vez a mi anciana madre
y la mandé al infierno,
lamento mis crueles palabras
y le deseo que esté en el cielo.

Mi padre murió en su mansión.
Mi madre murió en una casucha.
Yo me pregunto: ¿dónde moriré
si no soy blanco ni negro?

de Langston Hughes,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.77, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2014.

jueves, 17 de septiembre de 2020

Situaciones peligrosas...

Situaciones peligrosas:                                          

Un lobo que aúlla
Entre ovejas que balan

Una oveja que bala
Entre lobos que aúllan

Pero también:                           

Una vaca que muge
Entre ovejas que balan

Una oveja que aúlla
Entre animales de corral

Por Félix Sánchez Durán.

miércoles, 16 de septiembre de 2020

La salud de los condenados

La salud de los condenados

Si es más ejemplar la cicuta que la hoguera,
atosigar las vísceras que hacer leña del cuerpo,
la muerte de Sócrates que la muerte de Giordano Bruno
(¿dónde encuadrar las desapariciones?),
son los temas menores del patíbulo.
Porque, a la postre, el condenado sobrevive siempre.
Su voz transmigra en las voces del viento,
fluye a través de los cauces subterráneos de la historia,
toma por asalto las villas, los pueblos, las ciudades,
y sin necesidad de lengua que la asista
les habla a los verdugos.

De César Cantoni,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.112, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2018.

martes, 15 de septiembre de 2020

LOS COBARDES

LOS COBARDES

Hombres veo que de hombres
sólo tienen, sólo gastan
el parecer y el cigarro,
el pantalón y la barba.

En el corazón son liebres,
gallinas en las entrañas,
galgos de rápido vientre,
que en épocas de paz ladran
y en épocas de cañones
desaparecen del mapa.

Estos hombres, estas liebres,
comisarios de la alarma,
cuando escuchan a cien leguas
el estruendo de las balas,
con singular heroísmo
a la carrera se lanzan,
se les alborota el ano,
el pelo se les espanta.
Valientemente se esconden,
gallardamente se escapan
del campo de los peligros
estas fugitivas cacas,
que me duelen hace tiempo
en los cojones del alma.

¿Dónde iréis que no vayáis
a la muerte, liebres pálidas,
podencos de poca fe
y de demasiadas patas?
¿No os avergüenza mirar
en tanto lugar de España
a tanta mujer serena
bajo tantas amenazas?
Un tiro por cada diente
vuestra existencia reclama,
cobardes de piel cobarde
y de corazón de caña.

Tembláis como poseídos
de todo un siglo de escarcha
y vais del sol a la sombra
llenos de desconfianza.
Halláis los sótanos poco
defendidos por las casas.
Vuestro miedo exige al mundo
batallones de murallas,
barreras de plomo a orillas
de precipicios y zanjas
para vuestra pobre vida,
mezquina de sangre y ansias.
No os basta estar defendidos
por lluvias de sangre hidalga,
que no cesa de caer,
generosamente cálida,
un día tras otro día
a la gleba castellana.
No sentís el llamamiento
de las vidas derramadas.
Para salvar vuestra piel
las madrigueras no os bastan,
no os bastan los agujeros,
ni los retretes, ni nada.
Huís y huís, dando al pueblo,
mientras bebéis la distancia,
motivos para mataros
por las corridas espaldas.

Solos se quedan los hombres
al calor de las batallas,
y vosotros, lejos de ellas,
queréis ocultar la infamia,
pero el color de cobardes
no se os irá de la cara.

Ocupad los tristes puestos
de la triste telaraña.
Sustituid a la escoba,
y barred con vuestras nalgas
la mierda que vais dejando
donde colocáis la planta.

de Miguel Hernández,
 en Viento del pueblo, Socorro Rojo del P.O.U.M., 1937.

lunes, 14 de septiembre de 2020

Al soldado

Al soldado

Tú soldado de la patria; tú soldado penitente,
Tú, que luces humillante y vil divisa militar,
Tú que sirves de instrumento, cual un mísero sirviente,
Al capricho del tirano que te quiere idiotizar;
Tú que sufres como un Cristo, la burlona frase hiriente
De los cabos y sargentos que preténdete humillar,
Tú que sueñas ser un hombre todo libre e inteligente,
Ser buen padre y buen esposo, y muy libre en el pensar;
Tú que dejas de ser hombre cuando vistes uniforme,
Tú que sirves de verdugo, impasible al mismo ruego
Si te mandan contra el pueblo para ser su criminal:
No consientas tanta infamia¡ No consientas tan enorme,
Tan indigno asesinato¡…Cuando mandan que hagas fuego:
Vuelve el arma contra el pecho de tu cínico oficial.

de Fernando Gualtieri,
en Poesía anarquista en Mendoza para la Revolución Social (1918-1930) (María Cristina Saltari), XIV Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Departamento de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras. Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, 2013.

domingo, 13 de septiembre de 2020

Cada día que pasa

Cada día que pasa

Sin excepción, casi por naturaleza o desatino,
todos los días, a la mañana, temprano,
ando por este camino. Llego tarde al trabajo y con
alegría, cuando
es necesario llegar más temprano
y con indignación o repugnancia o sed
de venganza o rabia. Todo esto
no me martiriza ni me apena, aunque parezca
lo contrario y tenga olor a traición; sé muy bien,
con toda impaciencia, que el ocio
llegará algún día con la revolución. Y que ni una cosa
ni la otra vienen de la tristeza o de la impotencia.

Voy cansado, es cierto, harto como todo el mundo que se precie,
o con desaliento; pero nunca falta
alguna cosa, un olor,
una risa que me devuelva,
para valer la pena; recién entonces empiezo a convencerme;
calles sucias y bocinas y el tráfico
alucinado y dormido todavía; viejos conocidos,
como el destino
o la bruma de la ciudad. Y
el mal semblante; la desconfianza
en los ojos, en los grandes ojos de la gente
hechos para volar. Manos enrarecidas
que rodean
la calle sitiando su respiración. Dominados
del mundo; empleadas
tersas y vulgares bajando
de coches lujosos de los dueños
de otras empleadas, y así sucesivamente.

de Francisco (Paco) Urondo,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.78, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2014.

sábado, 12 de septiembre de 2020

MOTIVOS GALANTES

MOTIVOS GALANTES

Y RESPONDIÓ LA LUNA

El jardín exquisito y pagano,
cobijó tu graciosa silueta;
el ocaso, doliente y lejano,
te enmarcaba en su cromo violeta.

El otoño amarillo, tu hermano,
te rezaba una loa secreta…
Te acogiste, temblando, a mi mano,
y a la luna mirabas, inquieta.

‐¿Si la luna estará enamorada?
La pregunta me fue susurrada
por tus labios ardientes y rojos.

‐¡Si la luna estará enamorada!
Y la luna en respuesta callada
largamente besaba tus ojos…

de Lucía Sánchez Saornil,
en Poemas, Starm1919/elsetaproducciones, S/F.

viernes, 11 de septiembre de 2020

Así te enterraron

Así te enterraron

Desde el palacio envuelto en llamas
te sacan, Salvador, te sacan los bomberos.
Vas cubierto por un saco de arpillera.
Vas como enfermo en una triste ambulancia.
Vas escoltado por soldados sin rostro.
Ahora vuelas en un avión de carga.
Ahora te transportan en una angarilla.
Te conducen desde el fondo inmenso de tu honor
a un hoyo pequeño, hecho así de prisa,
como hacen los perros para esconder un hueso.
Ahora estás al borde, Salvador,
de tu carne natural, no de tu frente luminosa,
y te dejan caer hondo, muy hondamente en ti mismo.
A nadie se le dejó ver tu rostro ni tu cuerpo.
Pero tu sombra ardía y hablaban tus huesos,
y conversaban duramente tu sangre con tu polvo.
Una mujer puso, en esa gran hondura tuya,
unas flores de una tumba ajena.
Así te enterraron, Salvador,
como los héroes anónimos del pueblo
que al morir
desaparecen íntegros en el pecho de todos.

de Efraín Barquero,
en Poesía armada, Agermanament, 1976.

La explosión

La explosión

Es un muchacho
tiene quince
dieciocho
o veinte años.
Tiene los muslos firmes
frescos los dientes
y abiertos mano y beso.
Salió un día
cualquiera
a las seis de la mañana.
Salió a luchar
y ahora es una piedra.
Son dos piedras.
Son cuatro millones y medio de piedras
que lo aplastan
lo deshacen.

de Jorge Arbeleche,
en Poesía armada, Agermanament, 1976.

jueves, 10 de septiembre de 2020

Jamás podrán cortarles las alas

Jamás podrán cortarles las alas

A los poetas represaliados, a mis hermanos

Franco murió, pero no la dictadura,
no se puede alzar la voz ni hacer ruido,
al fascismo no le interesa la cultura
y cada poco un poeta es detenido.

Sí que hay libertad de expresión,
pero la tiene la derecha en exclusiva,
para la izquierda la Santa Inquisición
reprime a quien ataca a los de arriba.

Quieren controlar hasta lo emocional,
poseernos hasta cotas inabarcables,
hasta te llevan a la Audiencia Nacional
si te alegras por la muerte de culpables.

Y esto es España, donde los artistas,
los poetas y músicos revolucionarios
son tratados como si fueran terroristas
por el simple hecho de ser solidarios.

Pero lejos de callarlos les dan voz
y estos usan las palabras como balas,
que impactan contra este sistema atroz
que jamás podrá cortarles las alas.

de Aitor Cuervo Taboada,
en Bombas, poemas y otras necesidades, Aitor Cuervo Taboada, 2013.

miércoles, 9 de septiembre de 2020

Sorpresa

Sorpresa
Soleá de Cádiz

Muerto se quedó en la calle
con un puñal en el pecho.
No lo conocía nadie.

¡Cómo temblaba el farol!
Madre.
¡Cómo temblaba el farolito
de la calle!

Era madrugada. Nadie
pudo asomarse a sus ojos
abiertos al duro aire.

Que muerto se quedó en la calle
que con un puñal en el pecho
y que no lo conocía nadie.

de Federico García Lorca,
en Poesía social y revolucionaria del siglo XX (selección de Jorge Brega), Editorial Agora, 2012.