Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

martes, 13 de agosto de 2019

Desconfianza

Desconfianza

¿Y si me pongo a gritar y no te bailo el olvido?
¿Y si te niego el licor que embriaga las ideas?
¿Y si te escupo el uno en un millón?
¿Y si mi presencia inquieta todos tus planes?
¿Y si mi corazón vomita todo tu veneno?
¿Y si no me matás y quedo en eterna agonía?
¿Y si te devuelvo con abrazos todas tus piñas?
¿Y si mis odios no te tienen en su lista?
¿Y si me recibo de irreversible?
¿Y cuando el premio ya no sea el castigo?
¿Y qué onda si soy un caso muy extraño?
¿Y qué onda si estoy orgulloso de tu desprecio?
¿Y si lo más inspirador fuera tu desconfianza?
¿Y qué onda si mis preguntas sorprenden también a mi pasado?

de César González (Camilo Blajaquis),
en http://apm.gov.ar/periplosdememorias/3-3-C-2.html (25/1/2019).

lunes, 12 de agosto de 2019

¿De qué están hechas las chicas grandes?

¿De qué están hechas las chicas grandes?

La construcción de una mujer:
una mujer no está hecha de carne,
de hueso y nervio,
de vientre, pechos, hígado, codos y dedos de los pies.
Se manufactura como un auto deportivo.
Se remodela, reajusta y rediseña
todas las décadas.

Cecilia en la universidad había sido la seducción misma.
Se retorcía entre las barras como una anguila de seda,
con las caderas y el culo que eran una promesa, y la boca
fruncida con el labial rojo oscuro del deseo.

Nos visitó en el 68 y todavía usaba pollera
ajustada hasta la rodilla y el mismo labial rojo oscuro,
mientras yo bailaba por Manhattan en minifalda
con los labios pálidos como leche de damasco
y el pelo suelto como las crines de una yegua. Oh, queridas,
¿Me creí superior en ese momento,
le pasara lo que le pasara a la pobre Cecilia?
Ella ya estaba fuera de moda, fuera de juego,
descalificada, desdeñada, des-
membrada del club del deseo.

Miren las fotos de las revistas de moda
francesas del siglo XVIII:
el siglo de la última fantasía para damas
forjada en seda y corsés.
El miriñaque les corría la cadera un metro
para cada lado, la cintura apretada,
la panza comprimida por las maderas.
Los pechos con relleno abajo y a los costados
servidos como manzanas en un bol.

El piecito preso en una zapatilla que
jamás fue pensada para caminar.
Y arriba de todo un colosal dolor de cabeza:
el pelo como pieza de museo, ornamentado
a diario con cintas, grutas y floreros,
montañas y fragatas en plena
navegación, globos y lobos, al capricho
de un peluquero desatado.
Los sombreros eran tortas de casamiento rococó
que le hubieran hecho sombra al Strip de Las Vegas.
He aquí a una mujer en forma
con el exoesqueleto torturándole la carne:
una mujer hecha de dolor.

¡Y ahora qué superiores somos! Miren a la mujer
moderna:
delgada como cuchilla de tijera.
Corre todas las mañanas en una cinta,
se mete a gruñir y a tironear
en una máquina de pesas y poleas,
con una imagen en mente a la que nunca
se podrá aproximar, un cuerpo de vidrio
rosa que nunca se arruga,
nunca crece, nunca desaparece. Se sienta
a la mesa y cierra los ojos a la comida
con hambre, siempre con hambre:
una mujer hecha de dolor.

Un perro o un gato se acercan,
se huelen el hocico. Se olfatean el culo.
Se gruñen o se lamen. Se enamoran
tan seguido como nosotras,
y con la misma pasión. Pero ellos se enamoran
o se apasionan a pelo,
sin miriñaque ni corpiño con push up
sin extirparse una costilla ni hacerse liposucción.
No es para los perros, ni machos ni hembras,
que los caniches se podan
como macizos topiarios.

Si solamente pudiéramos gustarnos en bruto los unos a los otros.
Si solamente pudiéramos querernos a nosotras mismas
como queremos a un bebé que nos balbucea en los brazos.
Si no nos programaran y
nos reprogramaran
para necesitar lo que nos venden.
¿Por qué íbamos a querer vivir en una propaganda?
¿Por qué íbamos a querer flagelarnos las blanduras
hasta hacerlas líneas rectas como un cuadro de Mondrian?
¿Por qué nos íbamos a castigar con el desprecio,
como si tener grande el culo
fuera peor que la codicia o la maldad?

¿Cuándo vamos a dejar las mujeres de estar obligadas
a ver nuestros cuerpos como experimentos de ciencias,
como jardines que hay que desmalezar
como perros que hay que domesticar?
¿Cuándo una mujer va a dejar
de estar hecha de dolor?

de Marge Piercy,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.125, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2018.
Versiones en castellano de Sandra Toro.

sábado, 10 de agosto de 2019

No vayas a creer lo que te cuentan

No vayas a creer lo que te cuentan

No vayas a creer lo que te cuentan del mundo
en realidad el mundo es incontable
en todo caso es provincia de ti
no vayas a creer lo que te cuentan del mundo
aun los que te aman mienten sobre él
probablemente sin saber que mienten
en la vigilia te sentirás lejano
testigo de tu mundo desde el mundo
sin nubes de tu aliento en los cristales
la humareda del hombre se elevará en la noche
y no sabrás de donde viene el fuego
pero la expectativa te volverá humilde
en el mundo el abismo es un oficio
las preguntas en vano / una vieja costumbre
los desatinos / marca de abolengo
no vayas a creer lo que te cuentan del mundo
(ni siquiera esto que te estoy contando)
ya te dije que el mundo es incontable.

De Mario Benedetti,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.7, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

viernes, 9 de agosto de 2019

Premio Nóbel

Premio Nóbel

En un bar de Madrid
la prostituta polaca
se dispone a enseñarnos el lugar
donde nació Szymborska.

Abre el cajón que está bajo la barra,
desdobla poco a poco un mapa,
lo extiende ante nosotros
con memoria infinita
y señala de pronto un punto negro
que nos hace temblar.

Suspira luego muy hondo
desde el filo
de sus uñas metálicas

y comienza a doblarlo nuevamente
sin conseguirlo nunca.

Se le ha caído un río
sobre la falda,
se le alza en los pliegues de la blusa
la montaña del hambre,
y le cruza
de ciudad a ciudad, de pecho a espalda,
la oscura carretera de una noche
que no viene en los mapas.

Dice después que somos los primeros
en hablarle ese día de algo amable

y nos quedamos mudos
y extraviados
sin saber qué decir mientras doblamos
poco a poco el deseo
que nos llevó hasta ella
y regresamos luego al frío de la calle
con nuestro amor de siempre,

el cuerpo de la nada
donde los poetas emergen
desvalidos e inmensos como bloques
de viviendas pobres

cada vez que alguien nombra el
esqueleto de su ropa tendida.

Esta barriada al sur
que no es hermosa,
pero es quizá el lugar donde esta noche
también nació Szymborska,

donde anónima y muda la poesía
que no viene en los libros 
aparece de pronto tras la barra
de una historia cualquiera,
en cualquier parte.

De Fernando Beltrán,
en Una mano tomó la otra - Poemas para construir sueños (selección de Pedro Hilario Silva y otros), Comunidad de Madrid, 2004.

jueves, 8 de agosto de 2019

Primerísimo primer plano

Primerísimo primer plano

¿Seguiremos eligiendo
La vereda por la que caminaremos
Según el rostro de la gente?
¿Seguiremos creyendo que es más seguro
Deambular por la vereda del rubio sonriente
A la del ceño fruncido del rostro moreno?
¿Seguiremos pensando
Que la mirada transparente
Y los ojos claros
Son la misma cosa?
Estamos condenados a la extinción.

de Félix Sánchez Durán,
en Radiografías, Mónica Graciela Ferrero/Félix Sánchez Durán Ed., 2019.

miércoles, 7 de agosto de 2019

Pensando en Paul Celan

Pensando en Paul Celan

San Celan,
estirado en la cruz
de la supervivencia,

ruega por nosotros. Tú
al menos no pudiste
aguantar más. Pero nosotros

vivimos y vivimos,
despreocupados en un mundo
donde los niños matan niños.

Nos sacudimos
el peso de
nuestro propio indulto,

prosperamos,
excedemos
nuestros días asignados.

San Celan,
ruega por nosotros
para que recibamos

al menos una herida,
azul, azul, inmarcesible,
nosotros que aceptamos la supervivencia.

De Denise Levertov,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.25, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

martes, 6 de agosto de 2019

Los muertos de la plaza

Los muertos de la plaza

Yo no vengo a llorar aquí donde cayeron:
vengo a vosotros, acudo a los que viven.
Acudo a ti y a mí en tu pecho golpeo.
Cayeron otros antes. Recuerdas? Sí, recuerdas.
Otros que el mismo nombre y apellidos tuvieron.
En San Gregorio, en Lonquimay lluvioso,
en Ranquil, derramados por el viento,
en Iquique, enterrados en la arena,
y a lo largo del mar y del desierto,
a lo largo del humo y de la lluvia,
desde las pampas a los archipiélagos
fueron asesinados otros hombres,
otros que como tú se llamaban Antonio
y que eran como tú pescadores o herreros:
carne de Chile, rostros
cicatrizados por el viento,
martirizados por la pampa,
firmados por el sufrimiento.

Yo encontraré por los muros de la patria,
junto a la nieve y su cristalería,
detrás del río de ramaje verde,
debajo del nitrato y de la espiga
una gota de sangre de mi pueblo
y cada gota, como el fuego, ardía.

de Pablo Neruda,
en Poesía armada, Agermanament, 1976.

domingo, 4 de agosto de 2019

Decía mi abuela española

Decía mi abuela española


Dichosos los no nacidos”,
decía mi abuela española,
que no había leído a Sófocles
–que dijo más o menos lo mismo
de un modo perdurable–
y que una vez abandonó su patria,
envuelta en el humo de los bombardeos,
para morir republicanamente en ésta,
triste y cansada de la vida,
con la fe intacta en la nada.

De César Cantoni,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.112, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2018.

viernes, 2 de agosto de 2019

El fascismo...

El fascismo
se caracteriza
por imponer
brutalmente
las respuestas
a aquellas preguntas
que podemos hacernos
en la intimidad

El neoliberalismo
se caracteriza
por imponer
sutilmente
sus preguntas
en nuestras cabezas

de Félix Sánchez Durán,
en Radiografías, Mónica Graciela Ferrero/Félix Sánchez Durán Ed., 2019.

jueves, 1 de agosto de 2019

Bromeando

Bromeando

Generoso el Estado me alimenta, me hospeda en sus palacios
y me pone una escolta. Relevándose, sus guardias me acompañan
mientras yo me paseo, el paisaje admirando.
Ante tantos honores ya no dudo: soy un hombre importante.

de Ho Chi Minh,
en Diario de prisión, Instituto del libro (CUBA), 1970.

miércoles, 31 de julio de 2019

El pueblo

El pueblo

Con una mano a la esteva
y la otra al arma prendida,
va el pobre, buen pueblo andando,
sangre o sudor derramando
mientras le dure la vida.

¿A qué el sudor que le corre?
Si todo lo que quisiera
para cubrirse o comer,
de sí misma, puede ser
que madre tierra le diera.

Y si el enemigo viene,
¿a qué la sangre, la espada?
¿Por la patria?... ¡Si es un hecho
que donde hay patria hay derecho
y el pueblo no tiene nada!

De Sándor Petöfi,
en Asalto al cielo - Antología poética, Fundación Editorial el perro y la rana, 2010.

martes, 30 de julio de 2019

El humo

El humo

La casita entre árboles junto al lago,
del tejado un hilo de humo.
Si faltase
qué desolación
casa, árboles y lago.

De Bertolt Brecht,
en Una mano tomó la otra - Poemas para construir sueños (selección de Pedro Hilario Silva y otros), Comunidad de Madrid, 2004.

lunes, 29 de julio de 2019

La especie humana dejará su huella

La especie humana dejará su huella
En este planeta
La raza humana se extinguirá
Pero dejará su huella en este planeta
Y tan profunda será su huella
Que en ella caerá el resto de las especies
Y perecerá

Por Félix Sánchez Durán.

domingo, 28 de julio de 2019

Perdonadme que ahora juegue

Perdonadme que ahora juegue

Perdonadme, guerras lejanas,
por traer flores a casa.
Wislawa Szymborska

Cuando veo fútbol, tenis
carreras de fórmula 1
no olvido que en otras cadenas
siguen los telediarios.
Mientras gritamos gol
otro coche bomba explota
en un mercado; antes
de que acabe el set
habrá diez palestinos menos;
se apaga el semáforo
y una vida más en Guantánamo.

Mis padres llamaban
partes a los telediarios.
Ellos sabían que la guerra
no había terminado:
mientras en el salón la tele
vomitaba metralla,
la radio en la cocina
escupía recuentos de muertos.
Perdonadme que ahora juegue:
el dolor fue una institutriz severa.

de Ana Pérez Cañamares,
en La poesía como herramienta, Edición del Foro "La poesía como herramienta", 2018.

sábado, 27 de julio de 2019

Vamos, Patria, a caminar

Vamos, Patria, a caminar

Suceden cosas
tan extrañas
en mi pequeño país,
que si de verdad
hubiera cristianos
creerían,
sin duda,
en la muerte
auténtica de Dios.

Un hombre,
por ejemplo
es empujado
por lo gigante de su hambre
y roba,
porque tiene
que robar.
Se le condena
luego
a veinte años
de cárcel.

Pensad
un momento lo que cuesta
saciarse el hambre:
¡Veinte años
encerrado
en 4 por 4 metros!
Pero
los accionistas
principales
de los bancos
que perpetran
negocios
y cosechan aplausos
andan tranquilamente
por las calles.

Pensad
otro momento:
¿De dónde
sale tanta riqueza?
¿La han hecho
ellos,
quizá,
con el sudor
de su frente
y los callos
de sus manos?

Responded vosotros
la pregunta
..........................

En verdad, pienso,
si hubiera cristianos
en mi pequeño país,
donde suceden
cosas tan horrendas
creerían
en la muerte cierta
de su dios,
sin duda alguna.
                    ¡Falsos cristianos,
la tumba de cualquier dios
está en vosotros!
.........................

de Otto René Castillo,
en Poesía armada, Agermanament, 1976.