Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

viernes, 6 de septiembre de 2019

Esta época instruida

Esta época instruida

Esta época instruida
Se tira pedos
Esta época instruida
Camina despacio
Esta época instruida
Se acuerda de sus abuelas
Esta época instruida
Toma diuréticos, presión arterial alta,
Vigila la sal y el azúcar
Esta época instruida come menos carne, -algunos-
Hace una década que dejaron de fumar
Unos dejan el café, otros lo toman fuerte
Esta época instruida presenció
Los funerales de sus mejores amigos, llamó a
Hijas y nietas por teléfono
Unos conducen, otros no, unos cocinan,
Otros no
Esta época instruida
A menudo
No dice nada.

Munich, 5 de noviembre, 1993.

de Allen Ginsberg,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.13, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.


Los lobos

Los lobos

Oigo a los lobos
Están muy cómodos al abrigo de sus casas de campo
Miran ávidamente la televisión
Durante horas, cuentan en voz alta los cadáveres
y cantan a todos los vientos su reclamo

Veo a los lobos
Comen de a trece la caza del día
eligen a mano alzada el Judas de turno
Durante horas, beben sangre pueblerina
todavía joven, ligeramente afrutada
para derrotar el vestido
la sangre de una tierra donde descansan pilas de huesos

Oigo a los lobos
Apagan la luz a medianoche
y violan legalmente a sus mujeres

De Abdellatif Laâbi,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.29, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

Flor de perdón

Flor de perdón

Muge el viento en la calle solitaria;
Cae frígida llovizna,
Y una infeliz mujer de raza paria
Tiembla, al marchar, como azotada brizna.

Envuelta con harapos, contra el seno
Oprime tiernecita criatura,
Descalza va... sobre ella ruge el trueno;
Fuera, desolación; dentro, amargura.

A un pórtico llegó, se acerca, llama;
¡Ay, cuánto tiempo espera!
¡Qué despiadado el huracán rebrama!
¡Qué voz del interior tan lisonjera!

El pórtico se abrió; - Noble señora
¿Recuerda? fui criada...
- Y por qué me fastidias a esta hora,
¿Siempre has de ser la misma atolondrada?

- ¿Piensas que tu delito yo ignoraba,
Que esa carga es el fruto de un pecado?
- Pero Cristo, señora, perdonaba;
Se muere de hambre, está desencajado.

Que muera yo no importa, soy culpable;
De mí no haya clemencia;
Pero si yo soy toda miserable
El es todo capullo de inocencia.

Yo bien sé que tan sólo Dios perdona,
Que una sentencia escrita hay en mi frente,
Mas sobre vos oscila una corona
Si la vida salváis de este inocente.

Muere de hambre, señora, muere de hambre;
Enferma yo también, exhausto el seno,
Tiembla mi ser con frígido calambre;
Dios te lo pagará, Dios que es tan bueno...

Un portazo resuena, todo oscuro...
El cielo, el aire, las conciencias... todo;
Oh, los ricos no pecan, de seguro,
Jamás su veste la salpica el lodo.

Pobre Jesús que tanto perdonaba
Y a Magdalena redimió aquel día,
Y su vida a la adúltera salvaba
Y las puertas del Cielo les abría.

Y siempre manantial de dulcedumbre
Al buen ladrón en cruz tanto quiso,
Que exclamó al contemplar su pesadumbre:
Hoy conmigo entrarás al Paraíso.

De Alfonso Durán,
en Flores de un Otoño, Incipit LIber, 1922.

jueves, 5 de septiembre de 2019

Patria es humanidad

Patria es humanidad

Patria es humanidad.
José Martí

La manzana es un manzano
y el manzano es un vitral
el vitral es un ensueño
y el ensueño un ojalá
ojalá siembra futuro
y el futuro es un imán
el imán es una patria
patria es humanidad

el dolor es un ensayo
de la muerte que vendrá
y la muerte es el motivo
de nacer y continuar
y nacer es un atajo
que conduce hasta el azar
los azares son mi patria
patria es humanidad

mi memoria son tus ojos
y tus ojos son mi paz
mi paz es la de los otros
y no se si la querrán
esos otros y nosotros
y los otros muchos más
todos somos una patria
patria es humanidad

una mesa es una casa
y la casa un ventanal
las ventanas tienen nubes
pero sólo en el cristal
el cristal empaña el cielo
cuando el cielo es de verdad
la verdad es una patria
patria es humanidad

yo con mis manos de hueso
vos con tu vientre de pan
yo con mi germen de gloria
vos con tu tierra feraz
vos con tus pechos boreales
yo con mi caricia austral
inventamos una patria
patria es humanidad

De Mario Benedetti,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.7, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

miércoles, 4 de septiembre de 2019

Y ahora

Y ahora

Y ahora mientras lees estos poemas
-tú cuyos ojos y manos amo-
-tú cuyos ojos y boca amo-
-tú cuyas palabras e ideas amo-
no creas que intentaba exponer una causa
o armar un decorado:
intenté escuchar
la voz pública de nuestra época
intenté examinar nuestro espacio público
lo mejor que pude
-intenté recordar y permanecer
fiel a los detalles, observar
con precisión cómo se movía el aire
y dónde se detenían las manecillas del reloj
y quien se ocupaba de las definiciones
y quién se alzaba al recibirlas
cuando el nombre de la compasión
fue cambiando por el de la culpa
cuando sentir con un humano extraño
fue declarado obsoleto.

De Adrienne Rich,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.10, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

Esto quiero decirles

Esto quiero decirles

Me pregunto: ¿Para qué hablar con ellos?
Compran sabiduría, para luego venderla.
Quieren saber dónde hay sabiduría barata
para venderla cara. Entonces,
¿por qué iban a querer conocer el argumento
que habla contra la compra y la venta?

Quieren el éxito.
En contra del éxito no quieren oír nada.
No quieren ser sometidos.
Quieren someter.
No quieren el progreso.
Quieren la ventaja.

Son obedientes a todo aquel
que les promete que darán órdenes.
Son capaces de sacrificarse
para que quede en pie la piedra del sacrificio.

Qué voy a decirles a esos, pensé. Esto
quiero decirles, decidí.

De Bertolt Brecht
en 80 poemas y canciones, Adriana Hidalgo Editora, 2008.

XXVIII

XXVIII

Por la tumba del cortijo
Donde está el padre enterrado,
Pasa el hijo, de soldado
Del invasor: pasa el hijo.

El padre, un bravo en la guerra.
Envuelto en su pabellón
Alzase: y de un bofetón
Lo tiende, muerto, por tierra.

El rayo reluce: zumba
El viento por el cortijo:
El padre recoge al hijo,
Y se lo lleva a la tumba.

De José Martí
en Versos Sencillos, Nuestra América, 2006.

Me matan si no trabajo

Me matan si no trabajo

-Me matan, si no trabajo,
y si trabajo, me matan;
siempre me matan, me matan,
siempre me matan.

Ayer vi a un hombre mirando,
mirando el sol que salía;
ayer vi a un hombre mirando,
mirando el sol que salía:
el hombre estaba muy serio,
porque el hombre no veía.
Ay,
los ciegos viven sin ver
cuando sale el sol,
cuando sale el sol,
¡cuando sale el sol!

Ayer vi a un niño jugando
a que mataba a otro niño;
ayer vi a un niño jugando
a que mataba a otro niño:
hay niños que se parecen
a los hombres trabajando.
¡Quién les dirá cuando crezcan
que los hombres no son niños,
que no lo son,
que no lo son,
que no lo son!

Me matan, si no trabajo,
y si trabajo, me matan:
siempre me matan, me matan,
¡siempre me matan!

De Nicolás Guillén,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.22, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

martes, 3 de septiembre de 2019

No hay palabras que irrumpan en la oscuridad...

No hay palabras que irrumpan en la oscuridad 
ni dioses que alcen la mano. 
Adonde quiera que mire… 
tierra amontonándose. 
No hay formas que se desprendan 
ni sombras que se ciernan. 
Y sigo oyendo todavía: 
«Demasiado tarde, demasiado tarde». 

de Hannah Arendt,
en Poemas, Herder, 2017.

lunes, 2 de septiembre de 2019

Mis guardianes llevan un cerdo

Mis guardianes llevan un cerdo

Con una soga atado mis guardianes me llevan
mientras cargan a un cerdo. Al hombre se le arrastra,
pero se carga al puerco. Cuando pierde su libertad
vale menos el hombre que el cochino.

En la vida hay mil males y diez mil amarguras.
Perder su libertad es la prueba más dura.
Cuando se les confiscan movimiento y palabras
a hombre, caballo y búfalo, la cuerda los iguala.

de Ho Chi Minh,
en Entre los poetas míos... - Colección de poesía social Vol. 119, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2018.

domingo, 1 de septiembre de 2019

Rezongo al Pueblo

Rezongo al Pueblo

Che Pueblo, chacho grande, chucho crudo, 
siempre oyendo el blablá de los dotores; 
ellos te piropean con las flores
de unas parolas que te deja mudo.

Ellos te llaman crioyo pistonudo; 
vos, olvidando tu hambre y tus dolores, 
das a sus fiorituras tus amores. 
Pueblo inocente, Pueblo pelotudo.

¡Ah, Pueblo! Tan otario y tan grandote; 
Jugás a cara, pero sale ceca, 
Pedís azúcar y te dan garrote.

Pueblo engrupido con lo que te dan: 
si te dan cebo lo crees manteca, 
te dan vinagre y lo crees champán.

De Álvaro Yunque,
en Lunfasonetos, 1978 (inédito).
http://www.alvaroyunque.com.ar/poesia/libros/alvaro-yunque-lunfasoneto.html

Dudas

Dudas

Tú, pensamiento de hombre que titilas
Por pasajeras dudas apagado
Jamás te desalientes.
Duda el hombre que piensa,
El que es foco de luz, ese hombre duda.
Tienen luz las estrellas y titilan,
No dudan los planetas que reciben
Su luz de las estrellas.

De Álvaro Yunque,
en Hombre Esencial, 1947 (inédito).
http://www.alvaroyunque.com.ar/pdf/hombre_esencial.pdf

Romance de la Guardia Civil Española

Romance de la Guardia Civil Española

Los caballos negros son.
Las herraduras son negras.
Sobre las capas relucen
manchas de tinta y de cera.
Tienen, por eso no lloran,
de plomo las calaveras.
Con el alma de charol
vienen por la carretera.
Jorobados y nocturnos,
por donde animan ordenan
silencios de goma oscura
y miedos de fina arena.
Pasan, si quieren pasar,
y ocultan en la cabeza
una vaga astronomía
de pistolas inconcretas.

*
¡Oh ciudad de los gitanos!
En las esquinas banderas.
La luna y la calabaza
con las guindas en conserva.
¡Oh ciudad de los gitanos!
¿Quién te vio y no te recuerda?
Ciudad de dolor y almizcle,
con las torres de canela.

*
Cuando llegaba la noche,
noche que noche nochera,
los gitanos en sus fraguas
forjaban soles y flechas.
Un caballo malherido,
llamaba a todas las puertas.
Gallos de vidrio cantaban
por Jerez de la Frontera.
El viento vuelve desnudo
la esquina de la sorpresa,
en la noche platinoche
noche, que noche nochera.

*
La Virgen y San José,
perdieron sus castañuelas,
y buscan a los gitanos
para ver si las encuentran.
La Virgen viene vestida
con un traje de alcaldesa
de papel de chocolate
con los collares de almendras.
San José mueve los brazos
bajo una capa de seda.
Detrás va Pedro Domecq
con tres sultanes de Persia.
La media luna soñaba
un éxtasis de cigüeña.
Estandartes y faroles
invaden las azoteas.
Por los espejos sollozan
bailarinas sin caderas.
Agua y sombra, sombra y agua
por Jerez de la Frontera.

*
¡Oh ciudad de los gitanos!
En las esquinas banderas.
Apaga tus verdes luces
que viene la benemérita.
¡Oh ciudad de los gitanos!
¿Quién te vio y no te recuerda?
Dejadla lejos del mar, sin
peines para sus crenchas.

*
Avanzan de dos en fondo
a la ciudad de la fiesta.
Un rumor de siemprevivas
invade las cartucheras.
Avanzan de dos en fondo.
Doble nocturno de tela.
El cielo, se les antoja,
una vitrina de espuelas.

*
La ciudad libre de miedo,
multiplicaba sus puertas.
Cuarenta guardias civiles
entran a saco por ellas.
Los relojes se pararon,
y el coñac de las botellas
se disfrazó de noviembre
para no infundir sospechas.
Un vuelo de gritos largos
se levantó en las veletas.
Los sables cortan las brisas
que los cascos atropellan.
Por las calles de penumbra
huyen las gitanas viejas
con los caballos dormidos
y las orzas de monedas.
Por las calles empinadas
suben las capas siniestras,
dejando atrás fugaces
remolinos de tijeras.
En el portal de Belén
los gitanos se congregan.
San José, lleno de heridas,
amortaja a una doncella.
Tercos fusiles agudos
por toda la noche suenan.
La Virgen cura a los niños
con salivilla de estrella.
Pero la Guardia Civil
avanza sembrando hogueras,
donde joven y desnuda
la imaginación se quema.
Rosa la de los Camborios,
gime sentada en su puerta
con sus dos pechos cortados
puestos en una bandeja.
Y otras muchachas corrían
perseguidas por sus trenzas,
en un aire donde estallan
rosas de pólvora negra.
Cuando todos los tejados
eran surcos en la sierra,
el alba meció sus hombros
en largo perfil de piedra.

*
¡Oh ciudad de los gitanos!
La Guardia Civil se aleja
por un túnel de silencio
mientras las llamas te cercan.

¡Oh ciudad de los gitanos!
¿Quién te vio y no te recuerda?
Que te busquen en mi frente.
Juego de luna y arena.

De Federico García Lorca
en Antología Poética, Losada, 1998.

Lluvia

Lluvia

Lluvia que en tus más reprensibles desbordamientos no
te preocupas
de olvidar que las muchachas de Chiriqui de pronto sacan
de su corpiño nocturno una lámpara hecha de luciérnagas
emocionantes.

Lluvia capaz de todo menos de lavar la sangre que corre por los dedos de los asesinos de los pueblos sorprendidos bajo
los inmensos bosques de la inocencia.

De Aimé Césaire,
en Entre los poetas míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.69, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2014.

Plumas a sueldo

Plumas a sueldo

La pluma puede abrirle un sendero a los arados
La pluma puede forjar espadas con arados
Con palabras del arado y la espada.
Y la pluma consagra, y la pluma desenmascara las mentiras
De las vanas teologías, la pluma entroniza
Los reclamos mohosos del Poder, recomienda
Como de origen divino espacios disputados.
La pluma resulta ser poderoso oído de las espadas
Lengua que glorifica hechos sangrientos, que viste de fama
La violación, que saquea con túnicas venerables
De épicas hazañas. La pluma puede hundirse
En el tintero y salir
Goteando sangre.
Piedras preciosas adornan sus lenguas de rutina,
De hipocresía, de conjura estéril.
Muéstrenme las camas de agua en que se acuestan
Saquen el tapón y pregúntense por qué el flujo es rojo oscuro
Y espeso, y con grumos. Eternamente
En enjambres como langostas, como mentiras y moscas, consortes
Sacados de negras orgías de plumas conmemorativas
Larga es la línea de las grandes seducciones
Atracción del ocio en nuestra tribu ajedrezada – de poetas
orales ambulantes, hasta la pluma y el computador portátil.
Hemos llegado a conocer algunas. Sirvieron
Y fueron servidas a su turno. Algunas creyeron,
Y otras vendieron sus almas en un mundo de ensueños.
Pero ambas estaban inmunizadas contra el testamento
De los ojos, y los oídos, el hedor y la culpa del poder
Y la anomia de la lluvia que se vuelve roja, de plagas de langostas,
La muerte de los primogénitos, los siete años de escasez y
Otra vez de nuevo el octavo y luego la secuencia circular –
De la muerte y la carencia. Una promesa no ganada o dada
No es para que la rediman los mortales –
Pero Dios decretó que el fin multiplicará los medios –
Curtida en la espera, la pluma escribe:
Nosotras también servimos.

De Wole Soyinka,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.43, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.