Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

lunes, 31 de enero de 2022

EL SOL DE LA VERDAD

EL SOL DE LA VERDAD
(F. Quednow)

Resplandecen penumbra y estrella
en lo profundo del corazón y en trémula belleza,
la gracia del alma y la blanca piel en unión.
Jamás te muestras abiertamente,
sol de la verdad, tu bien podrías decirte a ti mismo:
—el sol derrama sombras, después de todo.

de Karl Marx,
en Cantos para Jenny y otros poemas, El Viejo Topo, 2000.

domingo, 30 de enero de 2022

sábado, 29 de enero de 2022

Los enemigos

Los enemigos

Ellos aquí trajeron los fusiles repletos
de pólvora, ellos mandaron el acerbo
exterminio,
ellos aquí encontraron un pueblo que cantaba,
un pueblo por deber y por amor reunido,
y la delgada niña cayó con su bandera,
y el joven sonriente rodó a su lado herido,
y el estupor del pueblo vio caer a los muertos
con furia y con dolor.
Entonces, en el sitio
donde cayeron los asesinados,
bajaron las banderas a empaparse de sangre
para alzarse de nuevo frente a los asesinos.

Por esos muertos, nuestros muertos,
pido castigo.

Para los que de sangre salpicaron la patria,
pido castigo.

Para el verdugo que mandó esta muerte,
pido castigo.

Para el traidor que ascendió sobre el crimen,
pido castigo.

Para el que dio la orden de agonía,
pido castigo.

Para los que defendieron este crimen,
pido castigo.

No quiero que me den la mano
empapada con nuestra sangre.

                Pido castigo.
                No los quiero de embajadores,
                tampoco en su casa tranquilos,
                los quiero ver aquí juzgados
                en esta plaza, en este sitio.

                Pido castigo.

de Pablo Neruda,
en Canto general, Biblioteca Ayacucho, 1981.

viernes, 28 de enero de 2022

EL CAMPO SANTO

EL CAMPO SANTO

¡Oh! cuando el surco de mis pies errantes
sobre la tierra de Ios muertos pasa
y al través de una nube de tristeza
fijo sobre las tumbas la mirada,
            como una piedra,
            como una lápida
me oprime el corazón desfallecido
la verdad ¡ay! de la miseria humana.

Allí se abruma la existencia mía,
allí su golpe el corazón desmaya,
allí me cierra la opresión el pecho
y allí un sollozo la ansiedad me arranca:
        allí se abate
            sobre mi palma
la frente llena del pesar que anubla
eí último fulgor de la esperanza.

¡Silencio y soledad! Campo de muertos,
aquí los labios para siempre callan
y con eterna y enlutada cifra
sólo la piedra de las tumbas habla.
            ¿Qué es lo que dice
            su negra página?
"Aquí yace... aquí duerme... aquí reposa"
¡Adiós, última luz de la esperanza!

Duerme bajo la sombra de mi angustia
y entre el silencio de mi vida calla;
duerme, sola verdad de la existencia,
bajo el disfraz de una sonrisa falsa.
            Que no te lean
            tras de una lágrima
los ojos de la madre enternecida,
los ojos ¡ay! de la mujer amada.

de Ricardo Gutiérrez,
en Poesías líricas, La cultura argentina, 1916.

jueves, 27 de enero de 2022

Los hombres no supieron

Los hombres no supieron

Los hombres no supieron
que hubo hombres que escribieron para ellos.
-y esto es feo-.
Ni siquiera el Alcalde de Berceo
ha leído de Berceo.
No engañaros.
Ningún pobre de América del Norte,
ningún minero
ha leído a Walt Whitman.
Ningún compañero,
ningún campesino,
ningún obrero,
ha leído a Blas de Otero.
¡Neruda! Los esclavos de Chile
no se saben tus versos.
Y los inditos peruanos hambrientos,
no saben quién fue César Vallejo.

de Gloria Fuertes,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.5, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2012.

miércoles, 26 de enero de 2022

REPARTO DE COSA AJENA EN EL MERCADO DE LOS LADRONES

REPARTO DE COSA AJENA
EN EL MERCADO DE LOS LADRONES

Nos han dicho que el Poder Ejecutivo
es el Primer Poder
y que ese Poder Legislativo que se reparten

un grupo de sinvergüensas* fraccionado en "Gobiemo"y Oposición"
es el Segundo Poder
y que la prostituta (pero siempre Honorable)
Corte Suprema de Justicia
es el Tercer Poder

La prensa y la radio y la TV de los ricos
se autonombran el Cuarto Poder y desde luego
marchan tomados de la mano con los primeros tres poderes.

Ahora nos sales con que la juventud nuevaolera
es el Quinto Poder.

Y nos aseguran que por sobre todas las cosas y todos los poderes
está el Gran Poder de Dios.

"Ya están todos los poderes repartidos
-nos dicen a manera de conclusión-
no hay ya poder para nadie más
y si alguien opina lo contrario
para eso está el Ejército y la Guardia Nacional".

Moralejas:
1) El capitalismo es un gran mercado de poderes
donde sólo comercian los ladrones
y es mortal hablar del verdadero dueño
del único poder: el pueblo.

de Roque Dalton,
en A la revolución por la poesía, Ediciones de la Esc. Preparatoria N°8, 1983.
*Del original

martes, 25 de enero de 2022

Los genes australes

Los genes australes

I
Se nace con un ácido interior,
un ADN carcelario,
una larva o factor determinante
de colores y razas:
rubio o castaño el pelo,
roja o azul la sangre,
la piel casi mestiza, verde el iris,
marron glacé la vida,
gris acero la vida,
blanco roto la vida.
Lo innato es eso. El color y el pan,
la dirección, la brújula.
Lo natal son los túneles,
fuego y luz ulterior.
La oscuridad sucesiva. Lo negro.
Corre en las venas un paisaje.
El norte. El sur vital y geográfico
del mundo y sus monedas.

II
Yo tuve un gen de cal y siesta,
un patio con helechos,
un barrio en las afueras, dos familias,
un testamento de guerra civil.
Porque se heredan la sangre y los muertos,
se hereda lo amarillo.
Mi paisaje primero es un eclipse.
Córdoba como un puzzle,
la tumba de su río bajo el Puente Romano
–el peligro del puente–,
las calles sin horizonte de Córdoba
–la adolescencia mala sin plano ni horizonte–,
siempre el agua estancada de los árabes,
siempre el miedo al calor en las noches de agosto.
Y siempre la distancia y el exilio.

III
Navegar no es sinónimo de hundirse,
pero a veces los barcos se sumergen.
Me hice a la mar. Málaga es sólo mar,
un mar de azul profundo,
una marina en óleo sobre lienzo,
la costa de un turismo pobre
que llega al rompeolas de una ciudad fenicia.
Después, los territorios extranjeros.
Recuerdo el metro musical
de aquel Madrid en hora punta,
Lisboa ardiendo cuesta arriba,
los portugueses negros hablando con su acento
expulsado de la colonia.
Barcelona parece un Miró en blanco y negro.
Y Galicia es un barco en la tormenta,
bruma verde en la ría,
el catecismo de la lluvia,
el agua religiosa, el opio líquido
confundiéndose con el llanto.
Todo se ha perdido en el tiempo
como lágrimas en la lluvia,
y no vale ni dura más
que la vida de un replicante.

IV
Si me muevo, y vaya donde vaya,
siempre me bajo un poco más al sur,
me salgo de los límites correctos.
Porque tengo la brújula anímica
dañada de fiebre meridional.
Y la dirección rota y los genes australes.
Tengo africana
la rosa de los vientos.
Me tira el ser humano,
me quema el sur proletario y silvestre,
el grito de los desaparecidos,
la mano esclava de un niño explotado,
los ojos siervos de algún inocente,
la piel negra del Harlem
y la escoba del apartheid.
Me tiro y me sumerjo
en el sur rojo y amniótico de la sangre,
en los temblores de las fallas sísmicas,
en la pulposa humedad caribeña
y en la fábrica asiática de todo a cien.

V
El sur también existe, que dice Benedetti.
No sé si existo, pero si existo soy el sur.
Pienso, luego sur.
Estoy al sur de todo,
a la izquierda del norte judicial y becario,
de la caridad solidaria,
de la nieve que viaja en limusina,
del imperio nipón-germánico,
a la izquierda del verde cantábrico y bursátil.
Y sin botines.
No es verdad que están llenos los hoteles.
Al auténtico sur no llega nadie
ni se viene de vacaciones.
El sur no se visita.
El sur se lleva dentro como un órgano
y no tiene fronteras ni aeropuertos,
pues se expande como un big bang
y es un incendio inextinguible.

VI
Toda revolución pasa en el sur,
aunque tome un palacio de invierno en pleno octubre.
Todas las bombas caen en el sur,
aunque exploten en Serbia.
Porque el sur no es un punto cardinal,
sino un planeta viejo, quemado por el sol.
Y están en él los insurrectos todos,
con su astillero regulado y su aceite de oliva
de un grado de acidez –cada día más caro–,
cada niño con su patera,
con su coche italiano cada adulto,
y cada amor con su mentira
de perfume francés.

VII
El sureño es un hombre que por ejemplo va
al Banco Santander Central Hispano,
y cambia su salario anual, su ahorro,
y se da cuenta de que mil sudores
son tres euros y un dólar
con siete céntimos de yen.
Un hombre antártico no hace un crucero
por los fiordos noruegos porque
se le congela el sistema arterial.

VIII
El Inserso programa viajes y balnearios,
baños para la artrosis,
playas para la edad del pensionista,
mapas y rutas al centro-derecha
y tarjetas doradas con bastante descuento.
Porque la arruga es bella en fin de siglo.
Pero los pasajeros del Inserso no llegan
a fin de mes con la receta.
Sus hijos los asilan
por turnos en sus casas adosadas,
y los emplean de niñeros.
Una cierta economía doméstica,
un sistema de XXV años de paz.

IX
Es agrio el sur. Y tiene sabores a salitre
y a fresas inmaduras, pero es mío.
Indigna consultar los mapas
y hallarse siempre abajo.
Desconcierta nacer,
ir dejando los días al torrente imprevisto,
acostumbrarse al caos.
Y es que nunca se sabe.
Hay quien sale de un vientre
y acaba en una mina antipersonal.

De Isabel Pérez Montalbán,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.15, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

jueves, 20 de enero de 2022

Black and White

Black and White*

Si a La Habana
                    se la mira desde lejos,
es un paraíso,
                    un país como se debe.
Bajo las palmas,
                    en los lagos,
                                están los flamencos
                                                        en un solo pie.
Florecen colores
                        por todo El Vedado.
En La Habana
                    todo está dividido:
a los blancos,
                    dólares;
a los negros,
                nada.
Por eso,
            Willie
                    está con el cepillo en la puerta,
en la puerta
                de Henry Kley and Broock Limited.
Willie,
        en su vida
                    limpió mucho polvo,
                                                todo un bosque.
Por eso,
            Willie
                    tiene ya poco pelo,
por eso,
            Willie
                    tiene el vientre hundido.

Muy pocas son sus alegrías.
Seis horas para el sueño,
                                    y listo.

Si no,
        el inspector de impuestos del puerto
le quita una moneda al pobre negro.
¿Acaso se pueden salvar de esta mugre?
Únicamente si caminaran con la cabeza
juntarían más barro.
Los pelos son mil
                        y los pies,
                                     sólo dos.
Aquella vez,
                pasaba
                          por la vistosa calle Prado.
Suena y se enciende
                            el jazz.
Parece,
        de veras,
                    que es un paraíso
                                            La Habana.
Pero el cerebro de Willie
                                    tiene poca siembra,
                                                        pocas circunvoluciones.
Lo único que aprendió Willie,
más firme que las piedras del monumento a Maceo, es:
«El blanco
            como piña madura,
el negro,
            piña podrida.
El blanco
            hace trabajo blanco.
El negro,
            trabajo negro.»
Pocos problemas a Willie
                                    le metieron en la cabeza,
pero uno de ellos
                        era el más grave de todos.
Y cuando este problema
                                empezó a horadar la mente de Willie,
el cepillo
        caía de sus manos.
Y como a propósito,
                        en un momento así,
                                                    se acercó hacia él
el rey de los cigarros,
                            Henry Kley.
Llegó más blanco
                        que una nube.
el más solemne de los reyes
                                    el rey del azúcar blanco.
El negro
            se acercó a la mole blanca y le dijo:
«I beg your pardon, mister Bregg:
                                                ¿Por qué el azúcar
                                                                        blanco-blanco
lo debe hacer
                    el negro-negro?
El cigarro negro
                    no le queda bien a usted
Le quedaría mejor
                        a un negro
                                    de piel negra.
Y si usted
            gusta del café con azúcar,
haga el favor
                de prepararlo solo.»

La pregunta tiene sus consecuencias.
El rey,
        de blanco se vuelve amarillo.
Se da vuelta el rey
                        y de un golpe
                                        le arrojó los guantes.

Florecían alrededor
                            los prodigios de la botánica.
Los plátanos
                tejían su verde red.
Se limpió el negro,
                        en sus pantalones blancos,
las manos,
            y la sangre de la nariz.
Rezongó el negro,
                        con ojos de fuego,
levantó el cepillo,
                    con una mano,
                                        y se fue.
¿De dónde podía saber el negro
                                            que con esa pregunta
debía dirigirse a la lejana ciudad de Moscú?

de Vladimir Mayakovski,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.59, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.
*Escrito en La Habana el 5 de agosto de 1925.

miércoles, 19 de enero de 2022

LAS DOS PLEGARIAS

LAS DOS PLEGARIAS

Te vi con ropas de dolor vestida
a los pies del altar arrodillada,
y la mirada, celestial mirada,
con llanto de piedad humedecida.

Tu voz, como la brisa solitaria
que en la oración por el desierto gime,
sollozante, dulcísima y sublime
levantó bajo el cielo tu plegaria.

¡Ah! tú rogabas con fervor profundo
por la paz de los muertos que te amaron,
por un reposo que en el mundo hallaron
dos palmos ya bajo la faz del mundo.

Entonces ¡ay! mi espíritu abatido
con el insomne afán del desconsuelo,
miró una noche oscurecer su cielo,
negra como el crespón de tu vestido;

y mi voz sollozante y funeraria,
rota contra las ondas del ambiente,
volcó sobre mi labio balbuciente
el inmenso dolor de esta plegaria:

—¡Ah! tú no ruegas por aquel que cruza
la tierra propia como tierra extraña,
rodando en la tormenta de la vida
sin hogar de reposo en su jornada,
            como las hojas
                que el viento arrastra:
¡Oh! ruega por aquel que busca sólo
su día de descanso en la batalla.

¡Ay! tú no ruegas por aquel que habita
el tenebroso abismo de su alma
agitado en las horas de su sueño
por el pesar que se alzará mañana,
            como la muerte
                que el reo aguarda:
¡Ah! ruega por aquel que nada espera
en el mundo feliz de tu esperanza.

Su amor es prenda del amor ajeno,
su vida es sombra de la vida extraña,
y el porvenir de la existencia suya
como huracán que en el desierto avanza
            bajo la noche
                desamparada:
¡Oh! ruega entonces por aquel que sólo
como un espectro sobre el mundo pasa.

En tí la tierra mi esperanza lleva,
en tí los cielos mi esperanza guardan,
y ya en el mundo y en el cielo mismo
te perdió sollozando mi esperanza,
            como un lamento,
            como una lágrima:
¡Ah! ruega entonces por aquel que sólo
no duerme bajo el polvo de tu planta.

de Ricardo Gutiérrez,
en Poesías líricas, La cultura argentina, 1916.

martes, 18 de enero de 2022

Los burdeles

Los burdeles

De la prosperidad nació el burdel,
acompañando el estandarte
de los billetes hacinados:
sentina respetada
del capital, bodega de la nave
de mi tiempo.
                                                Fueron mecanizados
burdeles en la cabellera
de Buenos Aires, carne fresca
exportada por el infortunio
de las ciudades y los campos
remotos, en donde el dinero
acechó los pasos del cántaro
y aprisionó la enredadera.
Rurales lenocinios, de noche,
en invierno, con los caballos
a la puerta de las aldeas
y las muchachas atolondradas
que cayeron de venta en venta
en la mano de los magnates.
Lentos prostíbulos provinciales
en que los hacendados del pueblo
-dictadores de la vendimia-
aturden la noche venérea
con espantosos estertores
Por los rincones, escondidas,
grey de rameras, inconstantes
fantasmas, pasajeras
del tren mortal, ya os tomaron,
ya estáis en la red mancillada,
ya no podéis volver al mar,
ya os acecharon y cazaron,
ya estáis muertas en el vacío
de lo más vivo de la vida,
ya podéis deslizar la sombra
por las paredes: a ninguna
otra parte sino a la muerte
van estos muros por la tierra.

de Pablo Neruda,
en Canto general, Biblioteca Ayacucho, 1981.

lunes, 17 de enero de 2022

DURO ES EL CAMINO DE LA VIDA

DURO ES EL CAMINO DE LA VIDA
(fragmento)

Después de haber escalado a pie montañas
y altos picos,
¿cómo iba a suponer que en la llanura encontraría
peligros mayores?
En las montañas encontré al tigre, y nada me pasó.
En las llanuras me topé con los hombres,
y fui arrojado en prisión.

de Ho Chi Minh,
en Un pulso que golpea las tinieblas, Partido de la Revolución Democrática (PRD-DF)/Para Leer en Libertad A.C., 2012.

domingo, 16 de enero de 2022

Izquierda / Derecha

Izquierda / Derecha

Compañera, hora en llamas:

A la derecha de Dios, las mujeres
con bella manicura, los banqueros
jugando al golf con palos enemigos.
A la izquierda, los niños, las termitas,
el oro falso, la vida en cupones
de riqueza aplazada. Nunca es tarde.
No hay más que fe en el centro.
El centro es Dios cansado y aburrido
de esconderse y estar siempre tan solo.
Dicen que ya no existe la hojarasca
cubriendo los caminos de otro mundo.
Pero la gente espera y compra suerte,
hora en el veneno de las horas.
Y mientras, el infierno sigue abajo,
la derecha construye un cementerio,
y la izquierda, un eclipse de emergencia.
Qué frágil y pequeño el pesebre del hombre.

De Isabel Pérez Montalbán,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.15, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

sábado, 15 de enero de 2022

viernes, 14 de enero de 2022

LAS RIMAS EN LA HISTORIA NACIONAL

LAS RIMAS EN LA HISTORIA NACIONAL

Rimas salvadoreñas antes de 1972:
El que     fue a Sevilla perdió su silla
hartáte un huevo con mantequilla
porque ahí viene don Pancho Villa
con sus dos putas a la orilla
me cojo a tu tía
                simplemente María
chiquilla
mía.
Rimas salvadoreñas después de 1972
El que     fue a Sevilla perdió su silla
guerrilla, guerrilla, guerrilla
guerrilla, guerrilla, guerrilla, guerrilla
guerrilla, guerrilla, guerrilla, guerrilla, guerrilla

de Roque Dalton,
en A la revolución por la poesía, Ediciones de la Esc. Preparatoria N°8, 1983.

jueves, 13 de enero de 2022

SENTIMIENTOS

SENTIMIENTOS

No puedo encontrar la paz,
por eso la obsesión de mi alma.
Nunca ha tenido objeto mitigarme;
debo presionar sin descanso.

Otros conocen tan sólo el regocijo
cuando las cosas van de manera pacífica,
libres con la auto-felicitación
dando gracias cada vez que ellos claman.

Estoy sujeto a una interminable contienda
infinito fermento, interminable sueño;
no me puedo conformar con la vida
no viajaré con la corriente.

Al cielo, comprenderé,
trazaré el mundo para mí.
Amando, odiando, yo intento
que mi estrella resplandezca brillante.

Forzaré todas las cosas para ganar
todas las bendiciones que Dios concede,
asir toda la sabiduría en lo recóndito
y lanzarlas a las profundidades del canto y el arte.

Mundos destruiré por siempre
desde que no puedo crear mundo alguno,
desde que mi llamado jamás advirtió,
cruzar silencioso en mágico torbellino.

Distantes ellos observan muertos y mudos
nuestras acciones, con aquel desprecio;
a nosotros y todo nuestro decadente trabajo,
despreocupados en su manera de divagar.

Jamás compartiré la porción,
arrastrada por la vertiente marea,
a través de la nada siempre apurando
preocupado en su pompa y orgullo.

Rápidamente caen y son destruidos
entran y con su baluarte en ocasión,
ellos vuelan en el vacío
nacido de otro imperio.

Entonces rueda de año en año
de la nada hacia el todo
de la cuna al ataúd
interminable se levanta, interminable se cae.

Entonces los espíritus siguen su camino
hasta que se consumen en su verdad
hasta que los señores y amos
los aniquilan totalmente.

Entonces nos conceden cruzar con atrevimiento
ese predestinado retumbar por Dios señalado,
gozo y pena compartiendo completamente
como las escalas de la rueda de la fortuna.

Por lo tanto, arriesguemos todo
jamás descansemos, jamás cansados,
ni en el lúgubre silencio, yacer
sin acción o anhelo.

Ni en cavilante introspección,
inclinado bajo una cadena de dolor,
pues, la esperanza, el sueño y la acción
insatisfechos en nosotros permanecerían.

Escrito en octubre-diciembre 1836

de Karl Marx,
en Cantos para Jenny y otros poemas, El Viejo Topo, 2000.