Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

miércoles, 19 de enero de 2022

LAS DOS PLEGARIAS

LAS DOS PLEGARIAS

Te vi con ropas de dolor vestida
a los pies del altar arrodillada,
y la mirada, celestial mirada,
con llanto de piedad humedecida.

Tu voz, como la brisa solitaria
que en la oración por el desierto gime,
sollozante, dulcísima y sublime
levantó bajo el cielo tu plegaria.

¡Ah! tú rogabas con fervor profundo
por la paz de los muertos que te amaron,
por un reposo que en el mundo hallaron
dos palmos ya bajo la faz del mundo.

Entonces ¡ay! mi espíritu abatido
con el insomne afán del desconsuelo,
miró una noche oscurecer su cielo,
negra como el crespón de tu vestido;

y mi voz sollozante y funeraria,
rota contra las ondas del ambiente,
volcó sobre mi labio balbuciente
el inmenso dolor de esta plegaria:

—¡Ah! tú no ruegas por aquel que cruza
la tierra propia como tierra extraña,
rodando en la tormenta de la vida
sin hogar de reposo en su jornada,
            como las hojas
                que el viento arrastra:
¡Oh! ruega por aquel que busca sólo
su día de descanso en la batalla.

¡Ay! tú no ruegas por aquel que habita
el tenebroso abismo de su alma
agitado en las horas de su sueño
por el pesar que se alzará mañana,
            como la muerte
                que el reo aguarda:
¡Ah! ruega por aquel que nada espera
en el mundo feliz de tu esperanza.

Su amor es prenda del amor ajeno,
su vida es sombra de la vida extraña,
y el porvenir de la existencia suya
como huracán que en el desierto avanza
            bajo la noche
                desamparada:
¡Oh! ruega entonces por aquel que sólo
como un espectro sobre el mundo pasa.

En tí la tierra mi esperanza lleva,
en tí los cielos mi esperanza guardan,
y ya en el mundo y en el cielo mismo
te perdió sollozando mi esperanza,
            como un lamento,
            como una lágrima:
¡Ah! ruega entonces por aquel que sólo
no duerme bajo el polvo de tu planta.

de Ricardo Gutiérrez,
en Poesías líricas, La cultura argentina, 1916.

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