Pablo Germán Athanasiu Laschan - Eduardo Galeano / Abril 2015
Hay algunas muertes viejas que matan todavía.
Hay algunas muertes viejas que matan todavía.
Guadañas oxidadas que salen de ronda
tajeando los rincones de la frágil memoria.
Hay fantasmas sanguinarios
que se hacen carne por un momento
en las manos de los renacidos,
los recuperados, los reaparecidos.
Hasta allí no llegan los abrazos
ni todas las canciones
ni las lágrimas lloradas
sobre las sombras de otros días.
Hay que saber que algo se pierde
cuando se gana tanto,
algo nos muerde desde el espanto,
alguien puede caer desde lo alto
donde el sol quema más que la furia
y se traga las alas de un solo bocado.
En estos días se nos rompe el cielo,
se retuercen las horas,
se nos pierde el tiempo,
se nos ha ido Galeano
y, de su mano, un Nieto.
tan querido y tan buscado,
tan quieto.
Inmóvil frente a la mentira,
temblando frente a un espejo que nunca fue cierto.
La venas abiertas y el Nunca Más en un rezo,
como una cuchilla que se esconde en el pecho,
se han ido despacio Galeano y un Nieto,
sin permiso de nadie, sin perdones ni peros,
y sin más equipaje que el que cargan los huesos.
de Alejandro Ippolito,
en La Trinchera Nacional y Popular (https://www.facebook.com/groups/1508465146084650/?hc_location=ufi), 13/4/2015.
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