PEQUEÑA TRAGEDIA URBANA
La pantalonera se murió en la calle.
Pasó el automóvil de un rico magnate,
con tacos de goma, silencioso... Nadie
lo oyó que llegaba. Gritos. Pitos. Sangre.
La pantalonera se murió en la calle.
Como al otro día del taller faltase,
tuvo un cartelito la puerta de calle
con estas palabras: “Hay una vacante”.
de Gustavo Riccio,
en http://literaturarioplatense.blogspot.com/2009/06/gustavo-angel-ricci-de-un-poeta-en-la.html (10/1/21).
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