NO ME BESES LAS MANOS
No me beses las manos, hermanita, estas manos
pecadoras y sucias,
han estado en contacto con miserias sin nombre
y ya saben de todas las caricias impuras.
Estas manos recogen el dinero del barro
—¿y el dinero es la dicha?—
hermanita ha de serlo porque en ti se convierte
en tu pan, tu reposo, tu salud, tu alegría.
Pero tú no comprendes el dolor que me agobia
ni el horror que me inspiran estas manos impuras;
hermanita, no quiero que las beses, no quiero
ver que rozan tus labios, manos de prostituta.
de César Tiempo,
en Clara Beter - Versos de una..., Editorial Rescate, 1977.
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