Para dirigentes y demás hombres
Los buenos días que das al llegar al trabajo
¿tu mujer los disfruta también?
La atención que prodigás a quienes te consultan
¿contrasta con el silencio que imponés a tus hijos e hijas?
El tiempo que invertís bebiendo con partidarios y amigos
¿es igual al que concedés a los tuyos en cumpleaños
y otras celebraciones familiares?
Cuando te preocupa dar explicaciones
¿te acordás de tus gritos si alguien en tu familia
se equivoca?
Cuando te señalan injustamente
¿pensás en tu costumbre de echarle a la mujer
la culpa en todo?
Si tenés que ser flexible en una discusión de trabajo
¿por qué en tu hogar nadie puede contradecirte
y deben aceptar que tu palabra es ley?
Cuando hablés en defensa de los pobres,
de los niños, de las mujeres,
de justicia, de voluntad de cambio y de consenso,
acordate de tu casa
donde toda tu furia, tu frustración,
tu impotencia por no tener un mundo a tu medida
la descargás sobre estos débiles
que aparecen en las estadísticas.
Acordate de tu casa
en donde no hay políticos
ni competidores
ni enemigos.
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.90, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2014.
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