Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

viernes, 13 de enero de 2017

Siesta en el jardín de los alebrijes sépticos

Siesta en el jardín de los alebrijes sépticos

I

Esta tarde te pretendo en rencor,
olfateo el tedio revuelto con el agua
que desciende de tus ojos,
emerjo de tu pantano
apoyando las manos.

Salgo palpando a ciegas
un nuevo cuerpo
un nuevo barro.

II

Al lavarse los blanquecidos senos
recuerda su espejismo
se descifra real,
la ropa vieja se torna enredadera
ha masticado planicies lunares,
la lengua melosa de un gato de madera.
Bocados llenos de pulcritud
y dudoso deslumbre.
No responde,
ni burla su propia condena.
Acaso tal vez camaleón viste
de nuevo sus pechos
más insectos
insectos
insectos.

III

Arrojo los orines de mi deuda con dios
para envenenar a los que puedan ser sus cómplices,
Paso por la ausencia de seres susurrantes,
por no aplastarme por completo.
Los llevo de desdicha,
de gestos, inesperados
orines que humedecen el pecho
y se beben de mi mano,
que salen de mi boca suspendida
en la fijeza de su fuerza
los arrojo vencedora,
en un mutuo lenguaje con mi conciencia.

IV

Pudriendo bajo el sol su codicia
ellos abastecen su mesa de insectos,
sitio de poder contra poder,
silencio contra-silencio-contra-palabra
Se extiende en busca de prudencias perdidas
cuando se les resecan los labios.
Ellos aparecen por fruición
vuelan brotando del fondo
entonces todo lo inundan
los zopilotes del silencio
pasan sobre nuestras cabezas
buscando frases de carroña.

V

Las cucarachas son los reptiles de la lluvia
y la memoria-volatiza danzante
soy burguesa candil y olla
y reconozco la xilografía de mi vida sardinera,
sesgo inabordable la briaguez de las penas consonantes,
soledades de monolito perdido en sí mismo.

Qué le puedo entonces decir a los demás
de mi embalsamada palabra si poco sé de ella.
Tal vez que estaba durmiendo
y ahora la tengo ante mí
lepidosirena
saltando
atrayente
coqueteándole a mi silencio aquiesciente.

VI

La sedición comienza
en el encuentro de las hormigas rojas
con arañazul...

Jubilosas alcanzan victoria
arañazul postra su cabeza cerrando los ojos
mas aún escuchó por último el croar de las ranas
entre los lirios silvestres

La sedición comienza
arañasombrío
se han comunicado con grillos malhumorados
y en abrazo se dirigen a la tierra de hormigas rojas
unas heridas de entrañas,
otros con lenguaje de malquerencia hereditaria.
A su paso en el camino quedan larvas y ninfas
pero nadie retrocede por una especie inferior
pronto el polvo deja ver la tierra
y también la terquedad de la muerte
El cantar de los grillos malhumorados
eriza a la razón de cada hormiga roja
en tanto arañasombrío
marchan con el cuerpo inerte de arañazul
todo aunque no se crea en un orden universal,
concierto del canto grillero,
tembladera de ideas rojas,
despertar a destiempo para todos
en los inmensos territorios del sentir
y ahí en lo más hondo se acumula el rencor de unos,
con la retirada triunfal de otros.
En eso estaba la tortuga
cuando vio pasar al mito hombrelumbre
llevándose las entrañas de un árbol
la tortuga comprendió
que la sedición comenzaba de nuevo.

De Susana Chávez, 
en http://www.poesiasolidariadelmundo.com/2011/04/susana-chavez-poeta-silenciada.html (1/1/17).

miércoles, 11 de enero de 2017

Todos quieren

Todos quieren

Estamos en una curiosa fiesta.
Todos parecen conocerse
todos repiten ceremonias y liturgias
con seca disciplina.

Sin embargo nadie parece estar a gusto
y todos quieren volverse a sus casas.
En el fondo se parece al teatro de la vida
si es que esta burda analogía todavía sirve
para explicar algo.
Al fin y al cabo del primero al último
conocen su papel y lo cumplen.

Aunque todos quieren volverse a sus casas.
Todos quieren volverse a sus casas.
Todos quieren volverse a sus casas.

Pero nadie empieza a despedirse.

De Raimundo Rosales,
en Hilos de agua, Milena Caserola, 2016.

lunes, 9 de enero de 2017

Alguien habló de ti

Alguien habló de ti

De la jaula escapó un pájaro
en un poema derramado por
una poeta estremecida de tu nombre.

La farsante tarde
en medio del viento
se hace pasar por tus ojos
vacilando muerta en el aire
que alguno uso para hablar de ti.

Alguien habló de ti
y María Dolores Pradera alargó la noche,
el mar devolvió a Alfonsina a través de la brisa,
sobre la palabra llovizna fantasma fuiste,
haciendo que la ausencia
no atravesará más la garganta.

Alguien habló de ti
incendiándose la carne
al definir escuetamente
su mano deslizada por tu hombro,
quedándose sin palabras
en medio de una conversación prohibida.

De Susana Chávez, 
en http://www.poesiasolidariadelmundo.com/2011/04/susana-chavez-poeta-silenciada.html (1/1/17).

sábado, 7 de enero de 2017

Herida

Herida

No quiero cicatrices en mi herida
ni palabras de consuelo
ni limosnas
la quiero entera grave
con su silencio de escarcha
y su rigor de fuego.

La quiero sudorosa y noble
como la espalda de los estibadores
o de los amantes
con los colores de la ira desolada
y el denuedo a flor del verso.

No quiero cicatrices en mi herida
ni su cura ni su olvido
la quiero atenta deletreando el camino
de dónde vengo, adónde voy.

De Raimundo Rosales,
en Hilos de agua, Milena Caserola, 2016.

jueves, 5 de enero de 2017

Todo pasa

Todo pasa

Todo pasa: Glorias, muertes,
revoluciones, miserias,
líderes, credos, proclamas,
martirios, héroes, poetas,
odios, fracasos, victorias,
fes, entusiasmos, ideas,
desolaciones, tiranos,
hazañas, cruces, banderas,
maquinarias, tradiciones,
gritos, puños, sables, fechas,
ruegos, himnos... ¡Todo pasa!
Todo pasa, el pueblo queda.

de Álvaro Yunque,
en Poesía social y revolucionaria del siglo XX (selección de Jorge Brega), Editorial Agora, 2012.

martes, 3 de enero de 2017

1936

1936

Recuérdalo tú y recuérdalo a otros,
Cuando asqueados de la bajeza humana,
Cuando iracundos de la dureza humana:
Este hombre solo, este acto solo, esta fe sola.
Recuérdalo tú y recuérdalo a otros.

En 1961 y en ciudad extraña,
Más de un cuarto de siglo
Después. Trivial la circunstancia,
Forzado tú a pública lectura,
Por ella con aquel hombre conversaste:
Un antiguo soldado
En la Brigada Lincoln.

Veinticinco años hace, este hombre,
Sin conocer tu tierra, para él lejana
Y extraña toda, escogió ir a ella
Y en ella, si la ocasión llegaba, decidió apostar su vida,
Juzgando que la causa allá puesta al tablero
Entonces, digna era
De luchar por la fe que su vida llenaba.

Que aquella causa aparezca perdida,
Nada importa;
Que tantos otros, pretendiendo fe en ella
Sólo atendieran a ellos mismos,
Importa menos.
Lo que importa y nos basta es la fe de uno.

Por eso otra vez hoy la causa te aparece
Como en aquellos días:
Noble y tan digna de luchar por ella.

Y su fe, la fe aquella, él la ha mantenido
A través de los años, la derrota,
Cuando todo parece traicionarla.
Mas esa fe, te dices, es lo que sólo importa.

Gracias, Compañero, gracias
Por el ejemplo. Gracias porque me dices
Que el nombre es noble.
Nada importa que tan pocos lo sean:
Uno, uno tan sólo basta
Como testigo irrefutable
De toda la nobleza humana.

De Luis Cernuda,
en Una mano tomó la otra - Poemas para construir sueños (selección de Pedro Hilario Silva y otros), Comunidad de Madrid, 2004.

domingo, 1 de enero de 2017

Última tierra en el destierro

Última tierra en el destierro

El destierro terminó ya.
No es de nadie ese fondo ciego,
Que ignorando el nombre de arriba
Ni emplaza en sitio humano al muerto.
No hay país por esas honduras,
Tan remotas, del cementerio
Donde sólo nosotros somos
Melancólicos extranjeros.
Quien fue el ausente yace ahí:
Última tierra en el destierro.

De Jorge Guillén,
en Una mano tomó la otra - Poemas para construir sueños (selección de Pedro Hilario Silva y otros), Comunidad de Madrid, 2004.

viernes, 30 de diciembre de 2016

Mayo, 1945 (fragmento)

Mayo, 1945
(Fragmentos)

Cuando llegó a nuestra ciudad,
perdidos nos sentimos. De tanto esperarla,
y de atisbar con el alma cada rumor suyo,
no la reconocimos en las últimas descargas.
Hemos sufrido tanto
con el trajín de los días y las noches;
hasta aquellas diminutas flores
no pudieron florecer esta mañana.
Sólo vi a un chiquillo,
batiendo palmas y gritando,
como si él, inocente, comprendiese
al huésped que había llegado.
(...)
Ella vestía una casaca desteñida,
y sangraban sus piernas arañadas.
Ella llegó, golpeó en la casa,
abrió la madre, la mesa estaba servida.
«Tu hijo —dijo— servía en el mismo regimiento.
Y yo he vuelto y me llaman Victoria.»
Había pan negro, pero más blanco que en los días negros.
Y las lágrimas eran más salobres que la sal.
Con gritos festejaban todas las capitales del mundo,
aplaudían, cantaban y bailaban.
Y sólo en aquella apartada aldea rusa,
dos mujeres solemnemente estaban en silencio.

De Ilya Ehrenburg,
en Poesía social y revolucionaria del siglo XX (selección de Jorge Brega), Editorial Agora, 2012.

miércoles, 28 de diciembre de 2016

Del diccionario incinerado: espontaneidad

Del diccionario incinerado: espontaneidad

Espontaneidad:
(Nominativo femenino)
Calidad o cualidad
De espontáneo./
Manifestación sencilla,
Fácil y natural
Del pensamiento -dominado-,
Que la clase hegemónica
Quiere inculcar
A las clases subalternas
Como valor positivo
Para someterlas,
Denostando toda actividad
Que demande
Reflexión y organización.

Por Félix Sánchez Durán.

martes, 27 de diciembre de 2016

Lo que dejé por ti

Lo que dejé por ti

Ah! Cchi nun vede sta parte del monno
Nuri za nnemmanco pe eche ccosa é nnato.

- G. G. Belli -

Dejé por ti mis bosques, mi perdida
arboleda, mis perros desvelados,
mis capitales años desterrados
hasta casi el invierno de la vida.

Dejé un temblor, dejé una sacudida,
un resplandor de fuegos no apagados,
dejé mi sombra en los desesperados
ojos sangrantes de la despedida.

Dejé palomas tristes junto a un río,
caballos sobre el sol de las arenas,
dejé de oler la mar, dejé de verte.

Dejé por ti todo lo que era mío.
Dame tú, Roma, a cambio de mis penas,
tanto como dejé para tenerte.

De Rafael Alberti,
en Una mano tomó la otra - Poemas para construir sueños (selección de Pedro Hilario Silva y otros), Comunidad de Madrid, 2004.

domingo, 25 de diciembre de 2016

El derrotado

El derrotado

Atrás quedaron los escombros:
humeantes pedazos de tu casa,
veranos incendiados, sangre seca
sobre la que se ceba - último buitre -
el viento.

Tú emprendes viaje hacia adelante, hacia
el tiempo bien llamado porvenir.
Porque ninguna tierra
posees,
porque ninguna patria
es ni será jamás la tuya,
porque en ningún país
puede arraigar tu corazón deshabitado.

Nunca - y es tan sencillo -
podrás abrir una cancela
y decir, nada más: "buen día,
madre".
Aunque efectivamente el día sea bueno,
haya trigo en las eras
y los árboles
extiendan hacia ti sus fatigadas
ramas, ofreciéndote
frutos o sombra para que descanses.

De Ángel González,
en Una mano tomó la otra - Poemas para construir sueños (selección de Pedro Hilario Silva y otros), Comunidad de Madrid, 2004.

viernes, 23 de diciembre de 2016

Milagro Sala

Milagro Sala

He tenido una visión de futuro
Aunque también es memoria
En ella fue clara la mano del verdugo
Y su intento de perfumar la Historia

He tenido una visión de futuro
Y vi tu cara en las banderas
De aquellas agrupaciones que luchan
Contra la opresión y dan pelea

He tenido una visión de futuro…

He visto tu cara en sus banderas
Como llevas con orgullo
A Túpac Amaru como emblema

Por Félix Sánchez Durán

jueves, 22 de diciembre de 2016

Alegato final

Alegato final

Señor Juez,
El muchacho
No quiso robarlo.
No fue su intención
Tomar el celular
Para venderlo.
Salió corriendo
Por el miedo mismo
A lo que había hecho
-y podrían hacerle-.
A nadie hizo daño.

Señor Juez,
El muchacho
Sólo quería
Dejar de ser
Ignorado.

Señor Juez,
No considere esto un arrebato
Sino la complicada evidencia
De lo que realmente es:
Un llamado de atención
A la sociedad.

Muchas gracias,
Señor Juez.

Por Félix Sánchez Durán.

martes, 20 de diciembre de 2016

A nuestro padre creador Túpac Amaru (fragmentos)

A nuestro padre creador Túpac Amaru
(Fragmentos)

A doña Cayetana, mi madre india, que me protegió con sus lágrimas y su ternura, cuando
yo era un niño huérfano alojado en una casa hostil y ajena. A los comuneros de los cuatro
ayllus de Puquio en quienes sentí por vez primera, la fuerza y la esperanza.

Está cantando el río,
está llorando la calandria,
está dando vueltas el viento;
día y noche la paja de la estepa vibra;
nuestro río sagrado está bramando;
en las crestas de nuestros Wamanis montañas, en sus dientes, la nieve
gotea y brilla.
¿En dónde estás desde que te mataron por nosotros?

En los pueblos, con su corazón pequeñito, están llorando los niños.
En las punas, sin ropa, sin sombrero, sin abrigo, casi ciegos,
los hombres están llorando, más tristes, más tristemente que los niños.
Bajo la sombra de algún árbol, todavía llora el hombre, Serpiente Dios,
más herido que en tu tiempo; perseguido, como filas de piojos.
¡Escucha la vibración de mi cuerpo! Escucha el frío de mi sangre, su
temblor helado.
Escucha sobre el árbol de lambras el canto de la paloma abandonada,
nunca amada;
el llanto dulce de los no caudalosos ríos, de los manantiales que
suavemente brotan al mundo.
¡Somos aún, vivimos! (Kachqanirakmi)

Escucha, padre mío, mi Dios Serpiente, escucha:
las balas están matando,
las ametralladoras están reventando las venas,
los sables de hierro están cortando carne humana;
los caballos, con sus herrajes, con sus locos y pesados cascos, mi cabeza,
mi estómago están reventando,
aquí y en todas partes;
sobre el lomo helado de las colinas de Cerro de Pasco,
en las llanuras frías, en los caldeados valles de la costa,
sobre la gran yerba viva, entre los desiertos.

Tranquilo espera,
tranquilo oye,
tranquilo contempla este mundo.
Estoy bien ¡alzándome!
Canto;
bailo la misma danza que danzabas
el mismo canto entono.
Aprendo ya la lengua de Castilla,
entiendo la rueda y la máquina;
con nosotros crece tu nombre;
hijos de huiracochas te hablan y te escuchan
como al guerrero maestro, fuego puro que enardece, iluminando.
Viene la aurora.
Me cuentan que en otros pueblos
los hombres azotados, los que sufrían, son ahora águilas, cóndores
de inmenso y libre vuelo.
Tranquilo espera.
Llegaremos más lejos que cuanto tú quisiste y soñaste.
Odiaremos más que cuanto tú odiaste;
amaremos más de lo que tú amaste, con amor de paloma encantada,
de calandria.
Tranquilo espera, con ese odio y con ese amor sin sosiego y sin límite,
lo que tú no pudiste lo haremos nosotros.
Al helado lago que duerme, al negro precipicio,
a la mosca azulada que ve y anuncia la muerte
a la luna, las estrellas y la tierra,
el suave y poderoso corazón del hombre;
a todo ser viviente y no viviente,
que está en el mundo,
en el que alienta o no alienta la sangre, hombre o paloma, piedra o arena,
haremos que se regocijen, que tengan luz infinita, Amaru, padre mío.

de José María Arguedas,
en Poesía social y revolucionaria del siglo XX (selección de Jorge Brega), Editorial Agora, 2012.

lunes, 19 de diciembre de 2016

Cantar de Túpac Amaru (fragmentos)

Cantar de Túpac Amaru
(Fragmentos)

¡Hombres del Perú, hombres perseguidos como piojos, hombres pisoteados,
hombres tallados a sablazos, hombres que tienen una sola camisa!
¡Escuchad el cantar de la Guerra de los Pobres, oíd el cantar de Túpac
Amaru!
(…)
Y los Pobres se sublevaron. (…)
Arreando los gordos rebaños de las ofensas,
pastoreando las enormes manadas de los dolores,
-mucho tardaron en vadear el Urubambavino
la gente de Acos.

Tomasa Tito Condemayta los mandaba.

La gente de Taraco vino luego.
Eran tan pobres que no tenían ni sombra.
(…)
Un año duró la pelea.
Un año de mil meses combatieron.

Cien mil sacaron la lengua.
Cien mil se balancearon de las vigas.
Honor al valiente y al cobarde (…)
Igual pesaron en los platillos de la muerte.
No tenían lanzas, ni espadas ni estandartes.
Todos los reyes,
todos los Papas,
todos los Grandes,
avanzaron contra ellos.
No temblaron.
(…)
Fueron derrotados, no vencidos.
Ni con espada, ni con cadena, obtiene el hombre victoria.
Sobre las ruinas siempre avanza el alba con banderas.

de Manuel Scorza,
en Poesía social y revolucionaria del siglo XX (selección de Jorge Brega), Editorial Agora, 2012.