Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

domingo, 1 de septiembre de 2019

El hijo de un avaro

El hijo de un avaro

Ya la avaricia te imprimió su huella
Sobre las carnes: la materia escasa
Recubre apenas tu armazón exiguo
De hombros estrechas.

Cabellos tienes desteñidos; mira
Cómo tu piel no brilla. Se repite
En ti el milagro de tu padre, el hombre
De ojos agudos.

¿Recuerdas tú? Cuando eras niño apenas
Medio dormido entre la sombra, oías
Caer monedas, lenta, lentamente...
Una por una.

Como tu padre, a medianoche anduvo
También tu abuelo en subterráneos, y antes,
El padre de su padre ya ambulaba
Bajo la tierra.

Mira tus dedos deprimidos, mira.
Mira la curva del pulgar derecho,
Menguado está como tu alma, ¡mira!...
¿Miedo no sientes?

Ni los esclavos te aman... ¡Ah, no sabes
Cuán fácil aman los esclavos! Muestra
La bolsa tuya y llegarán cantando
Tus alabanzas.

Odias el sol pues te parece el oro
Que no pudiste conseguir. Te encierras
Por no mirarlo, cuando sale a darse
Sencillamente.

Cuando tus manos van a tus bolsillos
Temblor las mueve, que tu raza toda
Pesa en los dedos con que, apenas, tiendes
Su vil moneda.

Oh las mujeres que a tu lado pasan
Sienten el hielo de tus ojos y huyen
En sueños dulces a lejanos bosques
Primaverales.

Hijo de avaro, ven a mis rodillas,
Piedad me sobra..., recogí en tus ojos
El cielo azul, y el mar, que es movimiento,
Filtró por ellos.

¡Hijo de avaro, recubrirte ansío
Con mis dos brazos y en los ojos grises
Mirate fijo!... ¡Como un soplo ardiente
Te daré el alma!

Te sentirás crecer: los hombros tuyos
Han de agrandarse; tus cabellos secos
Tomarán brillo y el pulgar menguado
La curva mía.

Hijo de avaro, ven a mis rodillas;
¡Nadie te amó! Encogido, tembloroso,
Nunca entendiste el bien de los humanos;
Único: darse.

A ricos de alma le ofrecí mi alma
Toda, temblando de alegría; llega,
No tengas miedo, buitre, no acaba
El pozo mío.

Que nadie es pobre como tú, el enjuto
De pecho y alma, el de los ojos grises,
El de los dedos comprimidos, secos...
¡Hijo de avaro!

De Alfonsina Storni,
en Alfonsina Storni - Antología, Losada, 1998.


Las mujeres de mi época

Las mujeres de mi época -mitad del siglo veinte-,
con los ojos cerrados a un pasado oscuro,
sólo los abrimos al technicolor de la luz
que entonces parecía inminente.
Yo y mis vecinas, como bien sabíamos,
hacíamos aún algunos gestos
que nuestras madres nos habían transmitido
en un bolsillo de silencio en blanco y negro.
Pero nadie creía que fueran realidad.
Las más coquetas, gratuitas todavía
después de los cincuenta, hasta hoy desprecian
la necesidad de saber; las tímidas que no salían de su coraza
tienen ahora más de una casa.
Nadie cumple más con su deber.
El Profundo Misterio del Mundo
es un cuento que cayó en desuso,
pero las mujeres que nacimos a mitad del siglo veinte
lo queríamos creer.

De Mirta Rosenberg
en El Árbol de las Palabras, Bajo la Luna, 2006.

Por la memoria

Por la memoria

Con la carroña apiñada, los nudos de otra madera 
Apuran chispas hirientes y encienden lumbres de ojeras 
Cargando en ancas los hombros se van quedando los años 
no se han cerrado las puertas ni las heridas de antaño. 

Fantasma viejo y roído, capullo de los rosarios 
cuando se postran las sombras detrás del abecedario 
si lapidando al poeta se cree matar la memoria 
que más le queda a esta tierra que va perdiendo su historia 

Camino al sol, que hace la sombra de todo igual 
si al estrujar el viento contra un pecho labriego 
ya no hay heridas que marquen los brazos de un hombre entero 
ni hay canciones que apañen lo que no guarda en el pecho 

Es la sutil diferencia de un cromatismo de negros 
lo que separa el anverso en la palma del mismo dueño 
cual si eso fuera importante en una caligrafía 
dejando sentado en blanco cosas que el negro diría... 

Surten menguar las ideas pues que se frena la clara 
con dos monedas de cobre cubriéndome la mirada, 
Cargando en ancas los hombros se van quedando los años 
no se han cerrado las puertas ni las heridas de antaño. 

Camino al sol, que hace la sombra de todo igual 
si al estrujar el viento contra un pecho labriego 
ya no hay heridas que marquen los brazos de un hombre entero 
ni hay canciones que apañen lo que no guarda en el pecho

de Guido Montoya Carlotto (Ignacio Hurban) - Nieto Recuperado 114,
en http://ignacio-hurban.bandcamp.com/

Ni un paso atrás

Ni un paso atrás

Árbol de luna que obedece al clima
un sistema de nocturnidad,
no permitas que el murciélago te oprima.
Ni un paso atrás.

No permitas que el largo regimiento
de los años de crimen pertinaz,
te toque el hombro con el pensamiento.
Ni un paso atrás.

Que la alta flor que de tus ramas brota
en este chapuzón de libertad,
no pierda en miel ni la más breve gota.
Ni un paso atrás.

Ni un paso atrás, soldados y civiles
hermanados de pronto en la verdad.
La vida es una sobre los fusiles,
que no hay trincheras para los reptiles,
de malos nuestros a extranjeros viles.
Ni un paso atrás.

La libertad como un antiguo espejo
roto en la luz, se multiplica más,
y cada vez que un trozo da un reflejo
el tiempo nuevo le repite al viejo:
Ni un paso atrás.

Ni un paso atrás, ni un paso atrás,
ni un paso de retorno al ayer, ni la mitad
de un paso en el sentido del ocaso,
ni un paso atrás.

Que en la lucha del pueblo se confirme,
- sangre y sudor - la nacionalidad.
Y pecho al plomo y la conciencia en firme.
Y en cada corazón... ni un paso atrás.

de Pedro Mir
en Antología Histórica de la Poesía Dominicana del Siglo XX (1912-1995) (Franklin Gutiérrez Comp.),
Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1998.

Tiempo norteamericano

Tiempo norteamericano

I
Cuando mis tiempos dieron signos
de volverse
políticamente correctos
no imágenes indómitas
que escapan de los límites
cuando al caminar por la calle vi
que se elegían temas por mí
supe de qué cosas no hablaría
por miedo del uso que les dieran los enemigos
entonces empecé a hacerme preguntas

II
Todo lo que escribamos
será usado contra nosotros
o contra quienes amamos.
Estas son las condiciones,
las tomas o las dejas.
La poesía nunca tuvo ocasión
de estar lejos de la historia.
Un verso mecanografiado hace veinte años
puede ser una pintada que brilla en una pared
para exaltar el arte distanciado
o tortura de quienes
no amábamos pero tampoco
queríamos matar.
Cambiamos pero nuestras palabras permanecen
se hacen responsables
de más de lo que pretendíamos
y esto es privilegio verbal.

III
Intentar sentarse a la máquina de escribir
una cálida tarde de verano
en una mesa junto a una ventana
en el campo, intentar fingir
que tu tiempo no existe
que tú eres simplemente tú
que la imaginación se extravía simplemente
como una gran polilla, sin intención
intentar decirte a ti misma
que no tienes compromiso
con la vida de tu tribu
el aliento de tu planeta.

IV
No importa lo que piensas.
Las palabras serán consideradas responsables
cuanto puedes hacer es elegirlas
o elegir
seguir en silencio. O nunca tuviste elección,
que es por lo que las palabras que perduran
son responsables
y esto es privilegio verbal.

V
Imagina que quieres escribir
sobre una mujer que entreteje
el pelo de otra mujer-
dejando que cuelgue, o con cuentas y conchas
en trenzas de tres cabos o como filas de granos-
mejor sería que supieras el grosor
la largura el modelo
por qué decide trenzarse el pelo
cómo se lo hacen
en qué país sucede
qué más sucede en ese país
Tienes que saber estas cosas

VI
Poeta: hermana: palabras-
nos guste o no-
perduran en un tiempo propio.
No sirve lamentarse Lo escribí
antes de que Kollontai fuese exiliada
Rosa Luxemburg, Malcolm,
Anna Mae Aquash, asesinados,
antes de Treblinka, Birkenau,
Hiroshima, antes de Sharpeville,
Biafra, Bangladesh, Boston,
Atlanta, Soweto, Beirut, Assam
-esos rostros, nombres de lugares
cercenados del calendario
del tiempo norteamericano

VII
Pienso esto en un país
donde las palabras se quitan de las bocas
como el pan se quita de las bocas
donde los poetas no van a la cárcel
por ser poetas, sino por ser
de piel oscura, mujeres, pobres.
Escribo esto en un tiempo
en el cual lo que escribimos
puede usarse contra quienes amamos
en el que no se da nunca el contexto
aunque intentemos explicarlo, una y otra vez.
Por el bien de la poesía al menos
tengo que saber estas cosas.

VIII
A veces, planeando de noche
en un avión sobre la ciudad de Nueva York
me he sentido como una mensajera
llamada a entrar, destinada a unirse
a este campo de luz y oscuridad.
Una ambiciosa idea, surgida de volar.
Pero bajo esta ambiciosa idea
se halla la reflexión de que a lo que debo unirme
después de que el avión haya rugido en la pista
después de subir mis viejas escaleras, sentarme
ante mi vieja ventana
va a romperme el corazón y reducirme al silencio.

IX
En Norteamérica el tiempo tropieza
sin avanzar, liberando sólo
un cierto dolor norteamericano.
Julia de Burgos escribió:
Que mi padre fuera esclavo
es mi dolor; que hubiera sido amo
habría sido mi vergüenza.
Palabras de una poeta, colgadas de una puerta
en Norteamérica, en el año
mil novecientos ochenta y tres.
La luna casi llena se levanta
hablando eternamente de cambio
por encima del Bronx, el río Harlem
las ciudades sumergidas de Quabbin
los túmulos funerarios saqueados
las ciénagas tóxicas, los campos de pruebas
y empiezo a hablar otra vez.

De Adrienne Rich,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.10, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

Flor de la calle

Flor de la calle

Me miraba aquel niño, y en sus ojos
Yo no sé lo que había;
Pero era hermosa su mirada, y dulce,
Y lastimera, y sollozante y fría.

Y lo llamé y le dije: no te asustes,
Quiero hablarte, querido;
Y se acercó temblando como tiembla
El pichonzuelo que perdió su nido.

- ¿Por qué estás triste, dí, por qué no juegas
Como los otros niños?
- Porque desde que usted me hizo caricias
Siento en mi ser el hambre de cariños.

- ¿No tienes madre acaso que te quiera?
¿Perdiste ese tesoro?
Y con voz de amarguras infinitas:
- No sé si habré tenido, yo lo ignoro.

Y yo que tengo madre, entonces siento
Que huye de mí la calma;
Una congoja inmensa que me envuelve,
Un mundo negro que me oprime el alma.

- Flor que bañó tan sólo la amargura,
Sueña que soy tu padre,
Aunque mil besos de mis labios fríos
No valgan lo que un beso de una madre.

- Flor crecida entre cardos y entre escarchas,
Sin una primavera,
Flor sin padre, sin madre, sin hermanos,
Sin un ser en la vida que te quiera.

- Ven, más bella es la lágrima de angustia
Que en tu párpado oscila,
Que la risa falaz de tantas almas
Que sólo escarnio y perversión destila.

- Y te llaman vicioso, callejero,
Alma degenerada,
Porque haces travesuras que en sus hijos
Son tan sólo una gracia... una monada.

- Ignorante, harapiento, sucio, vago;
Son esos los conjuros;
¡Cuánto mejor si en educarte dieran
Lo que ellos gastan en cigarros puros!

¡Ah, si en lugar del Rhin y del Champagne
Con que se brinda tanto,
Dentro tu corazón viviente copa
Se bebieran las gotas de tu llanto!...

¡Oh, qué dulce la vida entonces fuera
Sin chicos de la calle,
Dando esencia las flores de la cumbre
A las que el viento arrastra por el valle!

Ven a mis brazos, ven, que aún en el páramo
Tenga pan en mi tienda,
Y te dará calor más que mi techo
De mi cariño la cristiana ofrenda.

Tú me darás candor, yo mis consejos,
Que en mis rápidos años
Aprendí a fabricar miel de esperanzas
Aún con hierba fatal de desengaños.

Toma otro beso... quiero que en tu frente
Se deshaga en amores,
Para alumbrar las almas egoístas
Y tocarlas en lámparas de amores.

De Alfonso Durán,
en Flores de un Otoño, Incipit Liber, 1922.

Elecciones democráticas

Elecciones democráticas

La sombra del sol en mi mano
no habló por televisión, ni
la de mi mano en el sol, ni
el niño que pide en la calle
habló por televisión. Toca
un acordeón roto con
su hueso constante.

De Juan Gelman,
en Valer la Pena, Editorial Planeta-Seix Barral, 2001.

XXXV

XXXV

¿Qué importa que tu puñal
Se me clave en el riñón?
¡Tengo mis versos, que son
Más fuertes que tu puñal!

¿Qué importa que este dolor
Seque el mar, y nuble el cielo?
El verso, dulce consuelo,
Nace alado del dolor.

De José Martí
en Versos Sencillos, Nuestra América, 2006.

Flor doliente

Flor doliente

Bajo el álamo excelso, como un ay dolorido,
Está un nido caído;
Y la gente al pasar,
Dice: pobres las aves que quedaron sin nido;
¿Habrán muerto o se han ido
Donde puedan amar?...

Bajo el dulce sagrario de un rosal todo en flores,
Una flor hecha amores
Desprendióse y cayó;
Y la gente que pasa dice en tristes rumores:
Ya perdió sus primores;
Pobre rosa... murió.

Bajo el pórtico augusto de un palacio riente
Una madre doliente
Pide un trozo de pan;
Nido fue de esperanzas; flor de cielo inclemente,
Y aunque pasa la gente,
Nada dicen... se van.

De Alfonso Durán
en De lo Humano y de lo Divino, Cattaneo Hnos, S/F.

Explico algunas cosas

Explico algunas cosas

Preguntaréis: ¿Y dónde están las lilas?
¿Y la metafísica cubierta de amapolas?
Y la lluvia que a menudo golpeaba
sus palabras llenándolas
de agujeros y pájaros?
Os voy a contar todo lo que me pasa.

Yo vivía en un barrio
de Madrid, con campanas,
con relojes, con árboles.

Desde allí se veía
el rostro seco de Castilla
como un océano de cuero.

Mi casa era llamada
la casa de las flores, porque por todas partes
estallaban geranios: era
una bella casa
con perros y chiquillos.

Raúl, ¿te acuerdas?
¿Te acuerdas, Rafael?
¿Federico, te acuerdas
debajo de la tierra,
te acuerdas de mi casa con balcones en donde
la luz de Junio ahogaba flores en tu boca?

¡Hermano, hermano!

Todo
era grandes voces, sal de mercaderías,
aglomeraciones de pan palpitante,
mercados de mi barrio de Argüelles con su estatua
como un tintero pálido entre las merluzas:
el aceite llegaba a las cucharas,
un profundo latido
de pies y manos llenaba las calles,
metros, litros, esencia
aguda de la vida,
pescados hacinados,
contextura de techos con sol frío en el cual
la flecha se fatiga,
delirante marfil fino de las patatas,
tomates repetidos hasta el mar.

Y una mañana todo estaba ardiendo
y una mañana las hogueras
salían de la tierra
devorando seres,
y desde entonces fuego,
pólvora desde entonces,
y desde entonces sangre.

Bandidos con aviones y con moros,
bandidos con sortijas y duquesas,
bandidos con frailes negros bendiciendo
venían por el cielo a matar niños,
y por las calles la sangre de los niños
corría simplemente, como sangre de niños.

¡Chacales que el chacal rechazaría,
piedras que el cardo seco mordería escupiendo,
víboras que las víboras odiarían!

¡Frente a vosotros he visto la sangre
de España levantarse
para ahogaros en una sola ola
de orgullo y de cuchillos!

De Pablo Neruda
en España en el Corazón, Ediciones Ercilla, 1938.

sábado, 31 de agosto de 2019

De BAJO LA LLUVIA AJENA - V

De BAJO LA LLUVIA AJENA
Notas al pie de una derrota
(Roma, mayo, 1980)

V

de los deberes del exilio:
no olvidar el exilio/
combatir a la lengua que combate al exilio!
no olvidar el exilio/o sea la tierra/
o sea la patria o lechita o pañuelo
donde vibrábamos/donde niñábamos/
no olvidar las razones del exilio/
la dictadura militar/los errores
que cometimos por vos/contra vos/
tierra de la que somos y nos eras
a nuestros pies/como alba tendida/
y vos/corazoncito que mirás
cualquier mañana como olvido/
no te olvides de olvidar el olvido

Juan Gelman,
en Hacia el sur y otros poemas, Espasa Calpe, 1995.

viernes, 30 de agosto de 2019

Soliloquio del desaparecido

Soliloquio del desaparecido

Sin esperanza y sin alarmas
no sé si voy o permanezco
en esta niebla que me aísla
sin odio ni misericordia

todo lo ignoro del crepúsculo
esa guirnalda de imposibles
vengo de ahogos y estropajos
antes estaba / ya no estoy

sé que he dejado de escaparme
ya no respondo a nadie / a nada
he dicho no como un tañido
como un fragor como un repique

ahora estoy solo y sin hambre
me siento ingrávido y sin sed
no tengo huesos ni bisagras
no tengo ganas ni desgana

podría ser un esperpento
un trozo de alma / un alma entera
los muebles viejos y las calles
el bosque y todos los espejos

en un instante se esfumaron
o se inhumaron / ya no cuentan

sólo la luna se mantiene
casi al alcance de la mano
pero también perdí las manos
y las mandíbulas y el sexo

los rostros son apariciones
pasan y no hablan / hay algunos
que lloran con los labios secos
otros añoran a ojos vistas

tengo una duda medianera
entre lo real y lo soñado
he sido sueño tantas veces
que no me ubico en este insomnio

tuve una madre / de sus pechos
extraje vida o lo que fuese
¿cuál era el nombre? sólo sé
que anda con un pañuelo blanco

amé un amor / pero ella estuvo
porfiada / loca / tan hermosa
diciendo no como un rebato
como un temblor / como una queja

¿será esta niebla el infinito?
el infinito ¿será dios?
¿será que dios no se perdona
habernos hecho tan inermes?

no floto a ciegas / el espacio
tiene amarguras serviciales
pero no voy a padecerme /
el dolor viejo ya no es mío

cierto poeta / no sé quién
sopló en mi oído para siempre
dijo / ya va a venir el día

y dijo / ponte el cuerpo / creo
que existe un solo inconveniente
no tengo cuerpo que ponerme
no tengo madre ni mujer
no tengo pájaros ni perro

es la vacía soledad
solo sin llave y sin barrotes
solo expulsado de la vida
solo sin víspera de abrazos

podría ser un esperpento
un trozo de alma / un alma entera
pero se va neutra la niebla
y se suspende la alborada

hay manos tiernas en que estuve
hay llantos en la lejanía
voces que alzan siete signos
que fueron letras de mi nombre

no sé qué hice / si es que hice

en la memoria falta un río
faltan afluentes / hay apenas
un arroyito que es de sangre

todo se borra / por lo pronto
me desvanezco / vuelvo al limbo

así / sin mas / desaparecen
algunos desaparecidos

de Mario Benedetti,
en Antología poética, Editorial Sudamericana, 2000.

jueves, 29 de agosto de 2019

Del diccionario incinerado: neoliberalismo

Del diccionario incinerado: neoliberalismo

Neoliberalismo:
O nuevo liberalismo.
Sistema económico, social y cultural
surgido durante la década del ochenta
que pregona las virtudes de la libertad
para permitir a las familias y empresas poderosas
mantener su dominio territorial
y del mercado,
impidiendo y socavando
toda acción tendiente
a promover la igualdad,
la equidad
y la justicia social.

Por Félix Sánchez Durán.

miércoles, 28 de agosto de 2019

Ternura de los pueblos

Ternura de los pueblos

Yo te decía que la solidaridad
es la ternura de los pueblos.
Te lo decía después del triunfo,
después que pasamos los tiempos duros de
batallas
y llantos;
ahora mientras recuerdo cosas que pasaron allá
afuera,
cuando todo era soñar y soñar, despiertos y
dormidos,
sin cansarnos nunca de ponerle argamasa al sueño
hasta que dejó de serlo, hasta que vimos las
banderas rojinegras
—de verdad— ondeando sobre las casas, las
casitas, las chozas,
los árboles del camino y pensamos en todo lo que
nos tocó vivir
y era como un gran rompecabezas de rabias y
fuego
y sangre y esperanza…

de Gioconda Belli,
en Escándalo de Miel, Seix Barral, 2011.