Buenos Aires
Malhumorada;
inquieta; incoherente.
Exagerada;
exigente; exhaustiva.
Luminosa;
oscura y pálida.
Gritona;
alegre y quejosa.
Sensible;
puteadora; y un poco sucia.
Alarmista;
desprolija; tal vez inmadura.
Caprichosa,
por el sólo hecho de romper la métrica.
Ensimismada;
pedante; voluptuosa.
Injusta;
justa; instintiva.
Insegura;
soberbia; amargada.
Agrietada;
agresiva y graciosa.
Prejuiciosa;
criticona; sobre todo chusma.
Poderosa;
vívida y a veces cariñosa.
Intolerante;
irritable; intensa.
Cafeinómana;
futbolera; políticamente incorrecta.
Tanguera
por llorar; roquera por defecto.
Lectora;
machista y un poco una mierda.
Ruidosa;
ensordecedora; charleta.
Acogedora;
cogedora; insomne.
Confrontativa;
miedosa; entrañable.
Subyugante;
rebelde; calentona.
Soñadora,
si duerme la siesta.
Pragmática,
si empiezan los tiros.
Susceptible;
Frágil,
de
lejos.
Solitaria;
distante,
del
tamaño de un
dedo.
Buenos
Aires de noche, desde el avión que vuelve.
Perdida,
en
silencio,
entre
callecitas sin asfalto.
Casi,
casi, como yo.
Por María Daniela Hartmann.
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