Lentamente la libreta
se fue llenando de poemas,
fue llenando la soledad
del poeta improvisado.
Compañero de las noches solas,
receptáculo de buenas intenciones,
vehículo donde se fundieron
la necesidad de ser
y la debilidad de no tener.
Así es como se enciende, así es,
en el desgarro de los dolores,
en el frío de una madrugada,
en la llamarada de la justicia,
en la diáfana sensación de felicidad,
en el vuelo alegre.
Nadie escribió poemas de la nada,
si su palabra era sincera.
Sólo los falsos escriben,
cuando su corazón no late.
se fue llenando de poemas,
fue llenando la soledad
del poeta improvisado.
Compañero de las noches solas,
receptáculo de buenas intenciones,
vehículo donde se fundieron
la necesidad de ser
y la debilidad de no tener.
Así es como se enciende, así es,
en el desgarro de los dolores,
en el frío de una madrugada,
en la llamarada de la justicia,
en la diáfana sensación de felicidad,
en el vuelo alegre.
Nadie escribió poemas de la nada,
si su palabra era sincera.
Sólo los falsos escriben,
cuando su corazón no late.
De Joaquín Enrique Areta (desaparecido a los 23 años en La Plata, el 29 de junio de 1978),
en Siempre tu palabra cerca, Secretaría de Comunicación Pública, 2011.
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