Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

viernes, 19 de abril de 2019

El pequeño burócrata

El pequeño burócrata

Vivió con un ratón entre las piernas.
Una araña en cada ojo.
Inmóvil sobre su escritorio de roble americano.
Cuando le vi, ladró, me mostró los colmillos.
Pidió un café. Lo miró con mirada de muerto.
Dijo llamarse no sé qué, sufrir de la vesícula.
Hijo de madre virgen y tía desamparada.
Estudiaba violín utilizando sólo el dedo meñique.

Iba a llorar los viernes en la tumba del soldado desconocido.
Tenía un sobrino que era piloto.
Descorchaba alguna botella, la arrojaba con un mensaje al mar.
Pero el oleaje devolvía sólo bazofia sobre su corazón.
Una cebolla milenaria en medio del naufragio.

Le salió una cola, un pequeño cacho en la frente.
Le salió una patada en la nuca.
Encendía una vela (a Simón Mago).
Le cortaron una oreja a los noventa años de servicio.
Se cree emparentado con una jirafa.

Actualmente se moviliza en bicicleta.
Usa el mismo pantalón del año veinte.
La misma camiseta.
Su dentadura de acrílico tiene cuarenta y dos dientes.
Seiscientas tapaduras de metal rancio.
Esconde un ataúd debajo de la lengua.
Se introduce en él durante la noche.
Bala como un chivo.
Camina como un dromedario, come pasto.

Defiende la propiedad, se pone un gorro en el ciclo nocturno.
Defiende una sábana color ceniza.
Un alicate encontrado en el barrio Recoleta.
Su derecho a morder una sopalpilla debajo del catre.
Visitar a una novia muerta.
A un tío encerrado en la jaula de un pájaro.

Preside una sociedad protectora de perros calientes.
Aprendió a sonreír con una pila eléctrica.
A hablar en el restorán contra los tapires rojos.
Piensa casarse con una cebra en cuanto sea posible.
Cada tarde se come una mandarina.
No cree en las derechas ni en las izquierdas,
sólo en la tía que lo parió.

Ignora que lo cagaron en una esquina a la luz de un farol verde.

de Mahfud Massis,
en Poesía armada, Agermanament, 1976.

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