EN UN ESCOMBRO
DE LA VIEJA MANAGUA
Navajas con filo se deslizan sobre pezones vírgenes
el golpe sobrevive ante el pavor,
la mano empuña, amenaza
es la vara que mide un cuerpo
lo recorre a prisa,
voraz otra vez se detiene y avanza
la puñalada llega y se va
hasta cegar los ojos negros
de la limpia vidrios de desdentado rostro,
matemática fue la hora de su nacimiento
para que el padre negara su existir
y le fue concedido su reino
de habitar entre latas y cartón
erigido el lugar habitado por la nada
que frente a los autobuses
se estaciona
y un semáforo es su único acompañante
de Martha Leonor González,
en Antología Poética - Cuadernos del Ateneo, S/F.
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