Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

martes, 24 de agosto de 2021

La mano sucia

La mano sucia

Mi mano está sucia.
Tengo que cortarla.
No sirve lavarla.
Podrida está el agua.
Ni enjabonarse.
El jabón es ruin.
La mano está sucia,
sucia hace mucho.

Oculta al principio
dentro del bolsillo
¿quién iba a saberlo?
La gente llamaba
apuntando un gesto.
Yo seguía, duro.
La mano escondida
esparcía en el cuerpo
su oscuro rastro.
Y vi que era igual
usarla o guardarla.
El asco era el mismo.

Ay, por cuántas noches
al fondo de casa
lavé esa mano,
pulí y cepillé.
Cristal o diamante,
por mayor contraste,
quisiera volverla,
o si no, por fin,
simple mano blanca,
mano limpia de hombre,
que puede tocarse,
llevarse a la boca
o unir con la nuestra
en esos momentos
que dos se confiesan
sin decir palabra...
La mano incurable
abre dedos sucios.

Y era un sucio vil,
no sucio de tierra,
sucio de carbón,
costra de herida,
sudor en camisa
de quien trabajó.
Era un triste sucio
hecho de dolencia
y mortal disgusto
en la piel hastiada.
No era sucio negro
—lo negro tan puro
sobre cosa blanca.
Era sucio pardo,
pardo, tardo, cardo.

Retener no sirve
a esa mano innoble
posada en la mesa.
¡Córtenla, de prisa,
háganla pedazos
y arrójenla al mar!

Con tiempo, esperanza
y sus maquinismos,
vendrá otra mano
pura —transparente—
a unirse a mi brazo.

de Carlos Drummond de Andrade,
en 50 poemas escogidos, Fundación editorial el perro y la rana, 2008.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario