me levanté sintiéndome raro
mis orejas crecieron
pelos por todos lados
mi nariz y mi boca se fundieron
colmillos largos, blancos
y mi voz, un aullido violento
y un hambre voraz
que hizo que me fuera comiendo
lo que quedaba en mí de humano
Por Félix Sánchez Durán.
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