La historia continúa
1
Se acaba este milenio.
Procesiones
de antorchas nos anuncian nuevas
muertes a manos del verdugo,
cristales rotos en la noche.
2
Felices los derrumbes de los muros,
mentira las palabras que auguraban
la puesta en libertad de algún esclavo.
Abiertos los cerrojos,
barrotes más sutiles aprisionan
a esos seres humanos que se habían
soñado libres,
se han erguido
tan sólo los poderes del dinero.
3
Los miserables siguen
viviendo en su miseria.
Fue dura la caída
contra la tasa de ganancia.
Los sojuzgados buscan enemigos:
miran su cara en el espejo.
Otra vez los que pierden
se vengan en las víctimas.
El crimen deja réditos seguros.
4
En el siglo que acecha,
tras el recodo en sombra del milenio,
nos seguirá pariendo monstruos
la semilla feroz de nuestro siglo.
5
Te digo que es preciso,
hermano,
que empiece ya la resistencia:
nombrar lo que nos pasa,
saber por qué sucede,
buscar en el pasado,
en las sangres oscuras
que ciegan nuestros sueños,
respuestas a este orden
que será ya futuro
cuando nos haya hundido
en los mismos agobios
que nunca abandonamos.
6
No dejes que te empujen,
no des un paso atrás,
resiste.
No sólo por tu vida,
no sólo por nosotros,
los que estamos aquí,
a cuerpo
debajo de este pasmo
letal de la derrota.
7
Detrás la historia sigue.
Procesiones de antorchas.
Cristales rotos en la noche.
Afanosos verdugos.
Nuevos hombres y nuevas
mujeres
resistiendo.
De Salustiano Martín González,
en Pasa la voz, hermano, Bartleby Editores, 2000.
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