Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

lunes, 3 de junio de 2019

Explicación

Explicación

Mi verso es mi consuelo.
Mi verso es mi aguardiente. Todo el mundo
tiene su aguardiente.
Para beber, copa de cristal, jarrito de latón,
hoja de taioba, poco importa: todo sirve.
Para loar a nuestro Dios como para aliviar el pecho,
quejarme del desprecio de la morocha,
cantar mi vida y trabajos,
escribo mi verso. Y mi verso agrada.

Mi verso me agrada siempre...
A veces tiene el aire sinvergüenza
de quien va a dar una voltereta,
pero no es para el público,
sino para mí mismo esa voltereta.

Yo bien me entiendo.
No soy alegre. Inclusive soy muy triste.
La culpa es de la sombra de los bananeros
de mi país, esta sombre muelle, perezosa.

Hay días en que ando por la calle de ojos bajos
para que nadie desconfíe, nadie perciba
que pasé toda la noche llorando.
Estoy en el cien viendo una película de Hoot Gobson.
De repente oigo la voz de una guitarra...
Salgo desanimado...
¡Ah, ser hijo de estanciero!
A la vera de San Francisco, del Paraíba o de
cualquier arroyo vagabundo,
hay siempre la misma sen-si-bi-li-dad.
Y uno viajando en la patria siente
siente añoranzas de la patria.

Aquella casa de nueve pisos de oficinas
es muy interesante.
La casa colonial de la estancia también lo era...
En el ascensor pienso en el campo
en el campo pienso en el ascensor.

Quien me hizo así fue mi gente y mi tierra
y me gusta haber nacido con esa tara.
Para mí, de todas las estupideces,
la mayor es suspirar por Europa.
Europa es una ciudad muy antigua
donde sólo hacen caso del dinero,
y tiene unas actrices de piernas adjetivas
que nos dan gato por liebre.
El francés, el italiano, el judío,
hablan una lengua de estropajos.
Aquí al menos uno sabe que todo es una misma canalla,
lee su diario, se mete con el gobierno,
se queja de la vida (la vida está tan cara)
y al final acierta.

Si mi verso no acertó, fue su oído el que ha fallado.

¿No le dije a usted que no soy sino poeta?

de Carlos Drummond de Andrade,
en Poesía armada, Agermanament, 1976.

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