CONTRICIÓN
Voy buscando mi presa y mi verdugo
por esta vieja calle de la Boca,
todos los ojos brillan a mi paso
y yo me siento — ¿por qué no? — orgullosa...
Cuando de pronto me hallo con la alegre
y bullanguera tropa de chicuelos,
que de la calle hace una pajarera
con sus juegos de pájaros traviesos.
Se abre mi corazón como un capullo,
me siento humilde como una mendiga
y me hundo en esta calle silenciosa
para llorar a solas mi desdicha.
de César Tiempo,
en Clara Beter - Versos de una..., Editorial Rescate, 1977.
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