Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

sábado, 12 de febrero de 2022

¿NO HALLA MAS, HERMANO MIO?

¿NO HALLA MAS, HERMANO MIO?

—¡Ah, con qué fervor profundo
oras en tu fe sincera!...
parece que Dios oyera
las plegarias de este mundo.

No aflijas con sentimiento
tu corazón, pobre hermana;
que toda palabra humana
es himo que lleva el viento.

—Fué que de un consuelo en pos
el pesar que me va ahogando
trajo mis ojos, llorando,
sobre este libro de Dios.

En él mi dolor se acalla
y sonríe mi amargura,
porque dice la Escritura
que todo el que busca halla.

—Halla... que la vida es,
desde el sepulcro a la cuna,
áspera senda importuna
que despedaza los pies.

Halla una fuente de llanto
tras de toda sensación
y en pos de cada ilusión
un horrible desencanto.

Porque el hombre sólo es
miserable presidiario
que camina entre un sudario
con un grillete a los pies.

—¡Ay! lo que diciendo vas,
mi corazón deja frío...
¿no halla más, hermano mío?...
            —No halla más.

—Mira que es Dios quien escribe
en este libro sagrado...
tú no le habrás suplicado,...
porque quien pide recibe.

—Recibe... la maldición
que para el hombre se anida
en cada fuente de vida
donde toca el corazón.

En vano con hondo afán
pide un instante de calma...
¿Sabes, alma de mi alma,
lo que en el mundo le dan?

Dolor en la juventud,
angustias en la niñez,
pesares en la vejez
y olvido en el ataúd.

—¡Ay! lo que diciendo vas
mi corazón deja frío...
¿no halla más, hermano mío?
            —No halla más.

—¡Cielos! me llena de espanto
tu inmenso dolor profundo.
Es que tus ojos el mundo
miran a través del llanto.

¿Ignora, hermano, quizá
tu alma triste y desierta,
que hay en el cielo una puerta,
y al que llama se abrirá?

—Como fiera perseguida
por el montero inhumano,
va corriendo el ser humano
la derrota de la vida.

Y en todo el surco de tierra
que va con sangre regando,
puerta a puerta va llamando
y puerta a puerta se cierra.

Y al fin, cuando se derrumba
con la carne rota y yerta,
¿sabes la que encuentra abierta?...
¡ay! ¡la puerta de la tumba!

—Partiéndome el alma vas
con tanto dolor impío...
¿no halla más, hermano mío?
            —No halla más.

de Ricardo Gutiérrez,
en Poesías líricas, La cultura argentina, 1916.

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