Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

sábado, 11 de octubre de 2025

El sonido del silencio (The sound of silence) (canción)

El sonido del silencio (The sound of silence)

Vieja amiga, oscuridad
Devuelta aquí te vengo a hablar
Porque una sutil visión me llegó
Mientras dormía en mí se plantó
Y la visión germinó en mi cabeza
Y aún queda
En el sonido del silencio
 
Atravesé en inquieto ensueño
Pasajes de adoquín estrechos
Debajo del halo de un farol
Giré hacia el frío y hacia el vapor
Cuando a mis ojos y a la noche los cortó
Luz de neón
Y conmovió al silencio
 
Y en la desnuda luz yo vi
Tal vez eran más de diez mil
Personas que hablaban sin hablar
Personas que oían sin escuchar
Haciendo canciones que nunca iban a cantar
Nadie iba a osar
Perturbar el silencio
 
“Tontos, no saben –dije yo-
Que el silencio es como un tumor
Que mi voz les podría enseñar
Que mis brazos los podrían abrazar”
Pero como mudas gotas mis palabras
Resonaban
En charcas de silencio
 
Y el pueblo se inclinó y oró
Al dios de neón que creó
 Y una advertencia tenía el cartel
En sus palabras se podía leer
 "La profecía está escrita en los muros del subterráneo
Y en los del barrio"
Y susurró en el silencio

de Paul Simon (Simon & Garfunkel),
en Sounds of Silence, Columbia Records, 1966.
Versión: Félix Sánchez Durán.

viernes, 10 de octubre de 2025

Los sonidos del silencio (The Sound of silence) (canción)

Los sonidos del silencio (The Sound of silence)

Vieja amiga oscuridad
Otra vez quisiera hablar
Porque he tenido nuevamente
Una visión que suavemente
Iba cambiando mi manera de pensar
La oigo hablar
La escucho en el silencio

En sueños caminaba yo
Entre la niebla y la ciudad
Por calles frías desoladas
Cuando una luz blanca y helada
Hirió mis ojos
Y también hirió la oscuridad
La vi brillar
La veo en el silencio

En la desnuda luz miré
Vi mil personas tal vez más
Gente que hablaba sin poder hablar
Gente que oía sin poder oír
Y un sonido que
Los envolvía sin piedad
Lo puedo oír
Sonidos del silencio

Entonces yo les quise hablar
Entonces los quise ayudar
Quise sentirlos como hermanos
Quise tomarlos de las manos
Pero no podían
No podían despertar
Y entender
Me hundía en el silencio

Se arrodillaban a rezar
Aquella luz era su dios
Yo les grite que despertaran
Que la verdad allí no estaba
Que los profetas no, no son luces de neón
Y que dios
Siempre habla en el silencio

de Paul Simon (Simon & Garfunkel),
en 20 grandes éxitos (Sergio Denis), Universal Music Argentina, 2009.
Versión: Alfredo Bojalil.

jueves, 9 de octubre de 2025

La lucha oscura

La lucha oscura

La lucha oscura provocó defectos
muy graves entre nuestros combatientes.
La inocencia primera dejó paso
a actitudes heroicas, demasiado brillantes
para ser verdaderas.

La jactancia en el sacrificio, el aire
mártir de quien no inmola
sino su propia falta de valor
para seguir luchando día a día.

Más que grandes combates, hoy se libran
grandes conversaciones misteriosas.
E importa, más que el triunfo,
la apariencia de ser un combatiente
destacado, el asombro de quien oye
el gran relato de batallas falsas
o que el azar ganó para nosotros.

Hay que fiarse de las apariencias:
parece ser la norma de la lucha
y ello hace, en ocasiones,
que hasta la misma lucha sea aparente.

Pero a arreglarlo acude el optimismo
arma de doble filo, aunque mellados
Hay vicios más sutiles, sin embargo.

Algunos luchan de verdad, a veces,
pero sin perseguir otra victoria
que algún ascenso personal en este
secreto escalafón de las tertulias.

Se logran triunfos, a pesar de todo.
Pero no es que nosotros le venzamos,
sino que el enemigo está perdido
o, cuando no lo está, le pierden otros
combatientes más ciertos.

Mas da miedo pensar que la victoria
será pretexto un día
de condecoraciones no ganadas.

De Jesús López Pacheco,
en Entre los poetas míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.23, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

martes, 7 de octubre de 2025

PETRÓLEO & CONCIENCIA

PETRÓLEO & CONCIENCIA

Brindamos por nuestra propia extinción. ¡Salud!
En el cóctel de carbón: el primer helecho del mundo
y también nuestros huesos cuando desaparecemos.
En un año frígido, arde un millón de años.

El petróleo es la conciencia de la tierra, que apuramos
para apaciguar a nuestros dioses de las refinerías,
para nutrir a vehículos que no tienen cerebro,
y para llenar de combustible a los servidores salvajes,

supremos seres sin vida que flotan, vuelan y matan
en los lugares más remotos del planeta y de la mente,
dondequiera que elijamos imponer nuestra voluntad,
dondequiera que se refinen los fósiles de la avaricia.

Por los pulmones como hojas del Amazonas,
por los senderos cantados de la tierra del caribú,
perforamos el sueño de la tierra de un mastodonte.
Por la piel de las costas y los ojos de arena del desierto

taladramos las capas de la tierra: la psique,
los estratos de todos nuestros soles pretéritos,
y lo que nos mantiene cautivos de la memoria,
pozos oscuros de disoluciones y miedos cotidianos.

Llevamos petróleo crudo y no sangre en el corazón,
y aunque quizá no logre conmovernos
una corriente subterránea nos ayudará a emprender
el verdadero cambio de régimen que empieza en casa.

de Steven White,
en Antología Poética - Cuadernos del Ateneo, S/F.

domingo, 5 de octubre de 2025

EL BOSQUE EN MARCHA

EL BOSQUE EN MARCHA

Era una Isla de esclavos bajo el cielo
más azul de la América.
                                                    Besaban
los pies de la sirena de los mares
las ondas oceánicas cargadas
de corales, madréporas y conchas.
En la soberbia entonación del agua
conque lamenta el mar la desventura
que ha encadenado a la infeliz esclava
había un rudo acento, un largo grito
tembloroso y sonante de venganza.

Rugió la guerra y en los agrios bosques
como loba con hambre se arrastraba,
medio escondida entre los viejos troncos.
Las lágrimas y sangre a las entrañas
fecundas de la selva descendían
a un tiempo con los odios y las rabias
de muchos combatientes. Recios árboles
caídos en la tierra sollozaban
con el sordo extertor de las heridas,
vertiendo a un tiempo su potente savia.

Cuando la guerra huyó, tras largos años,
de esclavitud más triste y más amarga,
ejércitos de jóvenes arbustos,
nutridos con la sangre y con las lágrimas
de la infeliz generación que había
muerto en el bosque primitivo, hallaban
vientos de libertad bajo los cielos,
odio en la tierra y en sus fibras rabia.

Y una vez más resucitó la guerra:
más lágrimas y sangre derramadas
filtrándose en la tierra.
                                                    Mas de pronto,
conmovida la selva en sus entrañas,
llenas de sangre, resolvió la guerra.
¡También la guerra! Y a jurar venganza
llama al pueblo de árboles nutridos,
de hiél y de odio, de valor y rabia.

Se agitan las florestas de la isla
con ciega sed de libertad.
                                            La raza
trocada en savia alimentó aquel bosque
que va a blandir como soberbias lanzas
sus gigantescos y robustos brazos.
Un sordo estruendo, un viento de borrasca
sacude las melenas del ejército
y al trote, al trote comenzó su marcha.
Un ancho soplo de tormenta empuja
aquella tempestad salvaje. Nada
detiene el paso del andante bosque:
es un ciclón devastador que aplasta
selvas y campos y ciudades y hombres
con un estruendo atronador que espanta.
Un ejército de hombres y de bestias
huyó a la costa a defenderse.
                                                        El agua
con sus clarines de metal, su grito,
eterno invocador de las venganzas,
levanta hasta los cielos; los clamores
de la turba de fieras asustadas
con el lamento de las olas, se iban
haciendo cada vez más roncos: ráfagas
rápidas como potros desfrenados
surcos profundos en el mar trazaban.

Y vino al fin la tempestad: el bosque,
sudando espuma cual las gordas ancas
del Océano, se acercó a la costa
y en las ondas del mar encabritadas
fué vaciando el ejército de fieras.
Luego avanzó, llevando a las espaldas
todo un montón de sus cadenas rotas,
todo el pasado de su vida esclava,
y lo arrojó sobre las muertas fieras
cual sudario de plomo.
                                                    Y rudo marcha
dentro del mar, despedazando el velo
sangriento de la noche que se acaba.

«No más exclavos en el mundo» — dijo-,
y sacudió su limpio manto de aguas.

de Roberto Brenes Mesen,
en Los mejores poetas de Costa Rica, Compañía Ibero-Americana de publicaciones/
Librería FERNANDO FE, 1915.

viernes, 3 de octubre de 2025

Los hijos del soldado

Los hijos del soldado

Mi padre era maestro. Yo tenía siete años.
Y un día recibió, como todos, la carta.
Había sido aceptado en el partido
(aunque él jamás habría solicitado el ingreso).
Le enviaron un escudo con la esvástica.
Unos meses después marchaba rumbo a Rusia.
Mi madre estaba enferma aquel invierno,
los tres niños debíamos hacerlo todo en casa.
Y a veces venían cartas desde el frente oriental.
La guerra era una ausencia, un silencio, un temor que crecía.
Después las cartas se acabaron, y se acabó la guerra.
Y los hombres volvieron, pero él seguía en el frente.
Qué larga fue la infancia; qué triste está Alemania en la memoria.
Los tres íbamos juntos cada sábado
a esperar aquel tren.
Sin hablar lo esperábamos.
Y mi madre creía que estábamos jugando en los campos vecinos.
Año tras año, sin faltar, cada sábado,
sin decírselo a nadie,
esa estación nos vio crecer callando.
Cuando caía la noche, regresábamos.

de William Ospina,
en Una sonrisa en la oscuridad, Universidad Externado de Colombia, 2007.

miércoles, 1 de octubre de 2025

Yo así no juego más

Yo así no juego más

Si el juego es una carrera
y solo gana el que llega
yo así no juego más.

Si por ganar no me importa
que vos te quedes sin la torta,
yo así no juego más.

Si el juego es una pelea
y solo gana el que pega,
yo así no juego más.

Si estás jugando conmigo,
y por ganar te lastimo,
yo así no juego más.

Yo solo quiero jugar
porque me gusta encontrar
la risa que se perdió.

Yo solo quiero jugar
porque es la forma mejor
de dejar pasar el sol.

¡No me quieran enseñar
cómo se debe jugar,
que al juego lo inventé yo!

de Manuel González Gil,
en Poemas andantes - Del antiguo linaje de los juglares a la voz digitalizada, DGES, 2022.

lunes, 29 de septiembre de 2025

AMARRADO A LA CADENA (canción)

AMARRADO A LA CADENA

Canción anarquista publicada en el Cancionero Revolucionario de Ediciones Tierra y Libertad
(Burdeos, 1947). La música es de la canción "Torna Sorrento".

Amarrado a la cadena
de la inicua explotación
con amor camina el paria
hacia la revolución

Marcha en pos de la anarquía,
y el yugo debe finir
con amor, paz y alegría
de una existencia feliz.

Donde los hombre sean libres,
libres cual la luz del sol,
donde todo sea belleza,
libertad, flores y amor.

¡Libertad amada,
tu eres mi único anhelo,
tu eres mi ensueño,
tu eres mi amor!

En la celda del castillo
de Montjuich, número cuatro
nos llevaron conducidos
presos e incomunicados.

Sin delito cometido
nos llevan a prisión,
debilitan nuestras fuerzas
y aumentan nuestro valor.

Ya cansado estoy del yugo,
obreros, no más sufrir,
que el burgués es un verdugo,
tirano y policía vil.

¡Libertad amada,
tu eres mi único anhelo,
tu eres mi ensueño,
tu eres mi amor!

Las cárceles y castillos
tendremos que derribar,
nos engañan los caudillos,
nos roban la libertad.

Anónimo,
en Ruta por el león libertario, Producciones el SetA/Star m1919, S/F.

sábado, 27 de septiembre de 2025

Subjetividades

Subjetividades

La lluvia
siempre es la misma
sólo que en cada techo
suena diferente.

de Nina Ferrari,
en Sustancia, Editorial Sudestada, 2020.

viernes, 26 de septiembre de 2025

Manifiesto

Manifiesto

El mejor payaso que conocí
ahora está manejando un taxi.

La ilustradora más destacada de la facu
está vendiendo su ropa en la feria
porque la plata no le alcanza.

El percusionista más talentoso del barrio
está internado en una granja
porque la merca le robo todo:
hasta las ganas de seguir.

La poeta más salvaje y exquisita
esa que me hizo estremecer todo el cuerpo
aquella noche cuando la escuché recitar
a los gritos pelados
en un antro perdido de Camino Negro,
murió de cirrosis la semana pasada.

Nunca resulta gratuito
llevar tatuada la huella
de la rueda de camión de las desigualdades
en la cara.

¿Cómo se puede "suavizar el tono"
si te la pasaste toda la vida tragando saliva
muleando para el lujo ajeno
a cambio de sangre, sudor y lágrimas?

Así que vas a disculparme
sommelier del paladar ajeno
pero la próxima vez que me vengas
con tu sensibilidad selectiva
a querer venderme el discurso
de la meritocracia del arte
voy a salpicarte la marquesina de barro
y escupirte
un poema
en la cara.

de Nina Ferrari,
en Sustancia, Editorial Sudestada, 2020.

jueves, 25 de septiembre de 2025

miércoles, 24 de septiembre de 2025

IDEAL

IDEAL

Bebo mi propia sed, y no me sacio.

de Álvaro Yunque,
en Ondulante y Diverso, Tallón, 1967.

martes, 23 de septiembre de 2025

ARTE SOCIAL

ARTE SOCIAL

Tener espinos, pero siendo rosa.

de Álvaro Yunque,
en Ondulante y Diverso, Tallón, 1967.

lunes, 22 de septiembre de 2025

ARTISTA

ARTISTA

En los carbones ve brillar diamantes.

de Álvaro Yunque,
en Ondulante y Diverso, Tallón, 1967.

sábado, 20 de septiembre de 2025

Voy a hablar de mis mujeres

Voy a hablar de mis mujeres

Toda esta tierra sabe sus nombres de memoria:
El Chipote, La Chispa, la gruta de Tunagualán
recuerdan sus nombres y a veces los confían al viento.

Cómo no recordar a Emilia
la enfermera, con una puntería como su mano
para las jeringas, que dio cuenta de tres gringos.
Se tronó al primero a un kilómetro de distancia
y por la manera de caer -según Pancho Estrada-
le dio en la cabeza.
El segundo cayó seis semanas después.
Yo no lo vi, pero lo atestiguó el General Irías
y dos semanas más tarde se tronó al tercero.
Después se ha dedicado a curar, a inyectar, a vacunar…
Hasta Honduras se cruza en mula
a traer sus medicamentos
y no tiene miedo de atravesar íngrima esas montañas.
¡Ah, la Emilia! Tan distinta pero igual a otras mujeres…

Cómo no mencionar
a la Juana Cruz, cantinera jinotegana,
cambiando tiros por tragos
y aconsejando a sus muchachas para sacarle información
            a los marines y guardias.
Directora de correos y espionaje en la región
y hasta ayudaba económicamente.
                Quién puede decir algo de ella
y de sus putas, las más dignas y limpias que se han conocido

Cómo no recordar a la Tiburcia García Otero,
pozo aterrado, hacienda desolada, destazada, encarcelada
y vapuleada en la penitenciaría de Managua
por órdenes expresas del propio Moncada
para que dijera lo que sabía de mí;
Pero yo para ella era como otro de sus hijos,
y apenas salió libre voló a estas montañas
                        como lora feliz, como chocoya parlera
a hacer de cocinera, de enfermera, de lavandera en el ejército.

Y qué decir de la Bertita Munguía,
            dirigente obrera,
que organizó protestas ante el traidor de Díaz
y ante el Gobierno de los Estados Unidos …

…………….

Ni un libro entero bastaría para contar sus acciones
ni todas las estrellas de este cielo scoviano bastarían
                        para compararlas,
pero el viento de esta tierra sabe sus nombres, repite
               sus nombres
dice sus nombres mientras pulsa los pinares como si
                            rasgara una honda y oscura guitarra.

de Daisy Zamora,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.90, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2014.