Una sirvienta
Tiene los ojos claros y el alma ensombrecida,
va y viene por la casa sin saber dónde va;
mira y no ve las cosas, la regañan; y ella
se repliega en el gesto más heroico: callar.
Llegó ha poco de España, vino en viaje de bodas,
el mar lo dió el arrullo de la marcha nupcial;
vino con el esposo por el oro de América,
¡y aquí encontró una escoba y un trapo de fregar!
de Gustavo Riccio,
en La literatura social en la Argentina (Álvaro Yunque), Editorial Claridad, 1941.
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