¡AGUA!, ROGÓ EL SEDIENTO.
Y al instante
lo colmaron de agasajos,
de medallas,
de aplausos,
de vítores.
¡Agua! ¡Agua!,
fue lo último que logró decir
el agonizante.
Y al instante
lo colmaron de agasajos,
de medallas,
de aplausos,
de vítores.
¡Agua! ¡Agua!,
fue lo último que logró decir
el agonizante.
de José María Gómez Valero,
en Once poetas críticos en la poesía española reciente (Enrique Falcón, coord.), Baile del sol, 2007.
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