Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

lunes, 6 de julio de 2020

El entierro de Pedro León Ugalde

El entierro de Pedro León Ugalde

Pedro León va recostado en la inmensa caja negra
—cuatro tablones de roble, cruzados por cuatro ausencias—;
un rumor de mar levanta toda la nación llorando
debajo del agua roja de los revolucionarios,
y a la orilla de las altas murallas del Cementerio,
como un capitán de sombras, presenta armas el invierno;
y aquel ademán romántico de gran raigambre española,
¿en dónde está el gran chambergo y la gran capa sonora?;
paso a paso, tranco a tranco, tranco a tranco, paso a paso
el cortejo avanza solo, como un toro degollado;
es el pueblo, todo el pueblo inocente y formidable,
el criollo, el triste, el pobre, el chegre rotito de antes,
más panudo que una res de rezago, en primavera,
ahora de duelo, echado, cargando un saco de penas,
detrás del recuerdo de ese que está tendido allá adentro,
con las dos manos cruzadas en los cien mundos del pecho;
entra Pedro León andando, muerto mandando y bramando,
con aquel bramido grande y mudo de los finados;
y cae en el ataúd la flor popular lo mismo
que una gran lluvia madura de corazones perdidos,
arrastrando en sus entrañas «la chusma» del Año Veinte;
pero un viento de comedia sopla la sombra y adviene
el sainete del pelele entre las tumbas soberbias,
y el garrote de la ley engrasado de vergüenza;
restalla la espada, empleándose en mitos de cobardía;
y los caballos se niegan a atacar la muerte misma;
Pedro León, ¿qué dice ahora tu amigo, el «León» del Gobierno?
(cerrados están los puños, porque están los puños muertos);
bajo una suerte de adioses, la eternidad enlutada,
se entreabre y avanza un hombre a las soledades máximas,
dejando a la autoridad clavada en su chisme, humano,
tal como a una arpía vieja y ciega, vociferando
frente a las masas obreras, grandiosas de comunismo
(palabrotas de matón nacional); enfurecido,
el «Senador de los Pobres» duerme para siempre y nunca;
pero, revólver en mano, se levanta su figura,
apuntando al corazón negro de la oligarquía,
y su proyectil eterno marca la casta asesina;
¡Pedro León, te escarnecieron, Pedro León, te pisotearon,
dispara, desde la muerte, contra los reaccionarios,
los fariseos vestidos de palomas, los verdugos,
comerciantes —asesinos de Satanás y los últimos
ejemplares— miserables del embaucador «patriota»,
los sicarios, los esbirros de la morralla católica,
dispara contra el fascismo y el imperialismo: el HAMBRE,
dispara contra la guerra burguesa, pavoneándose
sobre la masa y los gremios heroicos de proletarios,
dispara contra los ricos, dispara contra los amos,
por el «Frente Popular», Pedro León, desde la nada,
desde la sombra infinita del infinito, dispara ...!

de Pablo de Rokha,
en Poesía social y revolucionaria del siglo XX (selección de Jorge Brega), Editorial Agora, 2012.

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