Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

martes, 22 de agosto de 2023

Los argonautas

Los argonautas

1

Que el río ya no trae agua,
que no hay nada que beber.

¿Qué vamos a hacer?

En el río sólo hay piedras
y arenas muertas de sed.

¿Qué vamos a hacer?

En las campos gruesas grietas,
donde nada va a crecer.

¿Qué vamos a hacer?

Por el cielo nubes muertas,
que nunca van a llover.

¿Qué vamos a hacer?

Que el río ya no trae agua,
que no hay nada que comer.

¿Qué vamos a hacer?

2

Si estoy muerto,
si la vida aquí me estorba,
¿qué me importa los vientos cuánto soplan?

Sea el puerto
al que llegue el mismo infierno.

Si estoy muerto,
si la vida aquí me mata,
¿qué me importa las olas cuánto batan?

Sea el puerto
al que llegue el mismo infierno.

3

¡Ay, golondrina viajera,
llévame tras la frontera!

Allí, la esperanza crece
como el trigo en primavera;
aquí, la mies languidece
y crece sólo la espera.

Allí, la ilusión se mece
a la brisa más ligera;
aquí, la luz se oscurece,
tras la valla prisionera.

¡Ay, golondrina viajera,
llévame tras la frontera!

4

No dejéis que se parta,
mi dulce amigo,
a riberas extrañas,
quede conmigo.

No dejéis que se zarpe,
mi enamorado,
a los extraños mares,
quede a mi lado.

No dejéis que se vaya,
mi amante mío,
sola queda la casa,
con sombra y frío.

5

Olitas del mar
con mi suspirar.

Partióse mi amigo
allende del mar
sin quilla ni vela,
si va a naufragar.

Olitas del mar
con mi suspirar.

6

¡Hermanos,
cien escaleras hagamos
para la valla asaltar!

Cualquier rama,
cualquier palo,
cualquier cuerda,
cualquier trapo
servirá.

Altas, bajas,
rectas, curvas,
escaleras
con locura
de soñar.

Cien escalas
contra el hambre,
contra el vicio
de la sangre,
tan voraz.

Cien peldaños
contra el miedo
de la lucha
por un cielo
de verdad.

Cien aludes,
cien volcanes,
cien torrentes
que proclamen
para siempre
la igualdad.

¡Hermanos,
hagamos cien escaleras
para la valla asaltar!

7

Duérmete, mi niño,
orillas del mar,
que amanecerás.

Tu niño ya duerme,
mi pobre viejilla,
al sol de poniente.

El viento acaricia
su oscura figura
tendida en la orilla.

Las olas arrullan
su sueño desnudo
con nanas de espuma.

Orillas del mar,
que amanecerás.

8

Cien veces me repatriaran,
os lo puedo hasta jurar,
otras tantas lo intentara
para bien o para mal.

Barça o barsaj.

Éramos diez compañeros,
cada uno de un lugar,
a cinco nos detuvieron,
a cinco los tragó el mar.

Barça o barsaj.

Luego seis meses vacíos
confinado en un solar
tras un alambre de espino,
gusano en un gusanar.

Barça o barsaj.

De vuelta me llevan ahora
lo mismo que a un criminal,
con un chándal y una bolsa,
el pan se ha quedado allá.

Barça o barsaj.

Y cuando llegue a mi pueblo,
otra vez a mendigar
y conseguir el dinero
para volverme a embarcar.

Barça o barsaj.

9

¡Yo no sé qué es lo que tienen
los ojos de esas morenas!
¡Ay, morena!, si tú quieres,
de entre las rejas te saco
y te arreglo los papeles.

¡Ay, morena!, soy muy hombre,
si me dices qué te duele
cuelgo por ti el uniforme.

¡Yo no sé qué es lo que tienen
los ojos de esas morenas!

10

Salí de mi tierra
para huir del frío.
Dejé a mi mujer
y dejé a mis hijos.

Los días trabajo,
las noches suspiro.
No tengo una manta
que me tape el frío.

11

La vida no la vivía
enterrado allá en mi pueblo
sin trabajo y sin comida,
tal como viven los muertos.

La vida no la vivía
y ahora vivo como un perro.

La vida no la vivía,
esperando en aquel puerto
con hambre, palos y tiña
tal como viven los perros.

La vida no la vivía
y ahora la vivo muerto.

La vida no la vivía
hacinado entre los cuerpos
sin vida de la almadía,
tal como viven los muertos.

La vida no la vivía
y ahora vivo como un perro.

Y ahora me roban la vida,
echándome el amo un hueso
tras la jornada del día,
tal como viven los perros.

La vida no la vivía
y ahora la vivo muerto.

de Conrado Santamaría Bastida,
en Cancionero de escombros con hoguera, Biblioteca Omegalfa, S/F.

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