Esos domingos de invierno
También los domingos mi padre se levantaba temprano
y se vestía en el frío azulnegro,
luego, con las manos agrietadas que dolían
por el trabajo en el clima de los días laborables, hizo
arder fuegos acumulados. Nadie nunca le dio las gracias.
Me despertaba y escuchaba el frío astillarse, romperse.
Cuando las habitaciones estaban calientes, él llamaba,
y lentamente me levantaba y me vestía,
temiendo las cóleras crónicas de esa casa,
hablándole con indiferencia,
que había ahuyentado el frío
y lustrado también mis zapatos buenos.
¿Qué sabía yo, qué sabía yo
de los oficios austeros y solitarios del amor?
de Robert Hayden,
en https://www.zendalibros.com/1-poema-de-robert-hayden/ (15/9/24).
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