Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

lunes, 30 de septiembre de 2024

Pasa la voz, hermano

Pasa la voz, hermano

1
Teníamos dos losas
que cubrían nuestro sepulcro,
dos piedras que humillaban
nuestra cabeza.

Cayeron los muros.

Despierta,
                                compañero:
ya falta poco.

En este día doloroso queda
una sola opresión para expropiarnos
de nuestro fruto,

del gozo libre que nos hace
seres
                        humanos.

Ahora será más fácil la lucha.

Allí donde miremos,
allí estarán las pruebas de sus ácidos.

Es difícil no darse cuenta
de quiénes
nos adulteran el cerebro,
de quiénes son los que florecen
con el duro fervor de nuestro empuje,

de quiénes
                        nos impiden
crecer hasta la altura
de la vida y sus gracias.

Nuestro enemigo es fácil
de distinguir,
                                podemos
llamarlo tasa de ganancia.

Cayeron los muros
que tú sabes,
                                hermano:
aleluya.

En este instante el mundo
es una sola
prisión sin excepciones.

Ya sólo nos vigila un carcelero
al otro lado de la lápida.

Sólo nos puede
causar temor aquel agobio
                                            inútil
que es preciso dejar a nuestra espalda.

En el camino estamos,
                                                    compañero.
Más allá de nosotros,
                                                los afanes
que hemos de urgir anuncian
tiempos mejores.

2
Hermano,
                                    ya en España

van nueve mil doscientos veinte muertos
caídos
                        a destajo

en esta década sin muro.

Quinientos cuatro que ya no respiran
en los primeros seis meses del año,

tres mil seiscientos siete malheridos.

¿A cuánto está la carne
de obrero mutilada?

¿A cuánto el cuerpo frío?
No hay que dejar que continúen
fraguando su vigor con nuestro empeño,

que se crezcan aupándose
encima de la estéril
congoja que nos vence.

Podemos,
                        todos
                                            juntos,

hacer que se desarmen los mercados
que los burgueses utilizan
para urdir sus negocios,

donde todo se compra,
donde los hombres
y las mujeres tienen precio.

Hacer que las venas abiertas
del sudor se les cierren,

que no puedan seguir dañando al aire.

Trabaja, compañero,
                                            con paciencia.

Descubre con cuidado
quiénes te afligen la esperanza.

No dejes que te engañen.

Sólo nos queda un enemigo.

De Salustiano Martín González,
en Pasa la voz, hermano, Bartleby Editores, 2000.

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