No supimos verlo
Fue en el noventa y cinco.
Las cosas
habían ido empeorando,
y teníamos
la sensación de que no dejarían
de empeorar,
que las mejores mujeres y hombres
caerían también,
y los veríamos
encogerse en su sombra.
Queríamos pensar que pronto
nos iban a nacer seres humanos
ajenos al hedor de la codicia:
jamás dispuestos a ofrecerse
en las vitrinas del estéril
poder del poderoso:
ya nunca sometidos:
capaces de pensar razones libres:
dotados de un coraje
moral que nos alzara
de la desdicha.
Soñábamos entonces,
y pasó que los sueños
no sirvieron de nada.
En el noventa y cinco
no veíamos el final de aquella
oscuridad que nos pudría
la resistencia de los pasos
que aún nos empeñaban.
Luego pasaron derrumbes peores:
sabemos ya que aquellas amarguras
que padecimos fueron sólo
un leve atisbo del desierto
que vendría después.
De Salustiano Martín González,
en Entre los poetas míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.26, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.
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