Palabras para El Hadi
Es quince de septiembre
y seguimos muriendo.
Quiero decir
(tal vez
alguien atiende mis palabras)
que nos siguen matando.
Ya treinta y cuatro hemos caído
en este duro año del noventa
y siete,
fructuoso
campo de batalla,
según los últimos ajustes
que nos han asestado en el libre
mercado del trabajo.
Hemos sido hechos trizas
por reglas que suponen
ganancia para quien nos ejecuta,
más muertes para nuestra
memoria desangrada.
Treinta
y cuatro obreros hemos
muerto a la fuerza aquí en Madrid.
Cuando con nuestras manos
edificábamos viviendas
que no
iban a ser para nosotros.
El Hadi
El Háder
se llamaba este cuerpo
que aquí enterramos.
Había conseguido abandonar
el hambre de Marruecos
sin perecer en esa empresa.
Murió de golpe.
Contra el sueño.
Su cabeza vencida
entre las piernas.
Me parece que nunca
llegó a sospechar quiénes
habrían de matarlo.
No sé de sus latidos
sino un recuerdo que me invento
para que no se nos olvide.
Acaso
alguien lo llora desde alguna
habitación sin esperanza.
De Salustiano Martín González,
en Pasa la voz, hermano, Bartleby Editores, 2000.
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