A toda voz
(fragmento)
¡Estimados compañeros de la posteridad!
Revolviendo
la mierda
petrificada
de ayer
la lobreguez de nuestros días estudiando,
camaradas,
quizá preguntarían por mí, también.
Y os dirá
quizás
el sabio henchido,
apartando con su erudición
el enjambre de demandas,
que vivió un tal
cantor de agua hervida
y el enemigo acérrimo del agua estancada.
¡Profesor,
deje estos lentes,
que son como bicicletas!
Les hablaré yo solo
de mí mismo
y de mi tiempo.
Soy el vaciador de las letrinas
y también el aguatero,
movilizado y reclutado
por la revolución,
me fui al frente
abandonando los jardines
señeros
de la poesía,
de la caprichosa comadrona.
(...)
Es un dudoso honor
que con semejantes rosas
quisieran erigirme un monumento así,
para apostarlo
en las plazas
donde escupe el tuberculoso,
donde pasea la puta
con el bribón
y camina el sifilítico.
Yo también
estoy harto
de la propaganda,
a mí, también
me gustaría
escribir las cavatinas,
es más agradable,
y da mayores ganancias,
pero yo
me sometía
a mí mismo
apretando
la garganta
de mi propio canto.
Escuchen,
compañeros de la posteridad,
al propagandista,
al cabecilla y vocinglero,
apagando el ruido
de la poética torrente,
saltaré por encima
de la lírica cancionera,
y hablaré yo, vigente,
con vosotros, los
vivientes.
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.59, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.
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