Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

sábado, 25 de septiembre de 2021

Flor nocturna

Flor nocturna

Se durmió sin pensarlo el angelito,
Su pecho late apenas,
El mármol del palacio es duro y frío;
¿Son siempre así las gradas de las puertas?...

Su rostro amoratado con el tinte
De cárdenas violetas
Que estuviesen muriendo en su semblante
Como en límpida copa de azucena.

Abierto el pecho al vendaval helado,
Desnuda la cabeza:
Allá en el infinito muchos astros,
Muchos ángeles tristes en la tierra.

Tiene mal de cariño y se acurruca
En su propia miseria,
Como las flores que al llegar la noche
Sobre su mismo cáliz se repliegan.

Y mientras cruza sollozante el viento
Lloran quizá, o sueñan;
Llorar... soñar... ¿quién sabe la rapsodia
De ese llanto precoz cuajado en perlas?

Sin padre ha tiempo lo dejó el destino,
Flor en capullo seca;
Tiene madre, mas, ¡ay! tanto ha llorado
Que anegada en el llanto quedó ciega.

Dicen que era más linda que una rosa
Cuando en abril revienta,
Y eclipsaron las nubes sus miradas
Como eclipsan también a las estrellas.

Y aquel niño es la vida de su vida,
A él sus lágrimas llegan,
Y las enjuga con sus mismos labios
Con tantos besos como el pobre deja.

Y el rapaz inocente se ha dormido
De un palacio en la puerta;
¡Cuánto calor de alfombras hay adentro,
Cuántas frígidas ráfagas afuera!...

El gorrión acurrucase en su nido
Y entre chirridos sueña;
Y hay ángeles tendidos en los diarios
Que vender no pudieron en la brega.

Habla... llora... delira ¿qué le pasa?...
Parece que ahora sueña:
"Mamá... mamá... no llores madre mía,
¿Ha mucho que me lloras y me esperas?

"Ya he vendido bastantes, madre mía,
Ya muy pocos me quedan,
No faltará para comer mañana;
En ti pienso, mamá, por Dios, no temas."

Y sus palabras al brotar trementes
En su boca se hielan
Como caireles de virgínea escarcha
Que de sus labios oscilantes cuelgan.

¡Qué triste el mundo, oh Dios!, cuando del teatro
Los millonarios vuelvan
Acaso digan empujando al chico:
"¿Qué haces aquí, pillete?, no te duermas."

¡Oh, qué páramo el mundo... qué perverso!
Qué triste la pobreza
Cuando hay hombres que duermen entre plumas
Y niños que se duermen en su puerta.

De Alfonso Durán,
en Flores de un Otoño, Antonio Molinari Casa Editora, 1922.

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