Braian
Entre el mezquino
que siempre busca sacar ventaja,
y el que ya de bebé aprendió
a compartir la cuna,
yo me quedo con Braian.
Entre los nenes de mamá
que hablan de sacrificio
y en su vida sintieron
lo que es sentirte menos
que una mula,
yo me quedo con Braian.
Entre el que se cree
buena gente
gente como uno
gente bien
porque da en bolsas de consorcio
lo que le sobra,
y el que se saca
la única campera que tiene
para que no te enfermes con la lluvia,
yo me quedo con Braian.
Entre el que entrega su domingo
con responsabilidad y afecto
a la causa colectiva,
y el que pone excusas
para no perderse la siesta,
yo me quedo con Braian.
Entre los que viven de rentas
y los que salen
de sol a sol
a ganarse el pan
(sólo el pan,
no sea que se confundan
y pretendan más)
a cambio de sangre, sudor y lágrimas
Yo me quedo Braian.
Entre los que piden bala
pero nunca dieron
ni un año
ni un día
ni siquiera una hora
por el otro
y los que nadan día a día
sin saber
si alguna vez
van a conocer
alguna orilla,
yo me quedo con Braian
siempre.
Me quedo con el de abajo,
el humilde,
el laborioso,
el que sabe,
el que se rebusca,
el que se brinda,
el que pone en marcha el mundo
todos los días,
el malherido,
el que viste harapos
el descalzo
el perseguido
el bastardo
el que se parece más a Cristo
que a los escribas, los césares y los fariseos.
Entre los mezquinos
los oportunistas
los egoístas
los miserables
Y Braian,
Yo no tengo dudas.
La patria tampoco:
nos quedamos
hoy y cada día
hasta la Victoria
siempre
con Braian.
de Nina Ferrari,
en Sustancia, Editorial Sudestada, 2020.
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